DestacadaEntrevistas

Entrevistamos a Enric Montefusco, que presenta Diagonal

Enric Montefusco es un artista de lo más peculiar. Desde la separación de Standstill ha demostrado una admirable inquietud y una evolución en su propuesta, a la que no le adivinamos un techo definido. La pasada primavera lanzaba Diagonal, sucesor de Meridiana (2016), un nuevo reto artístico en el que ratifica su compromiso desde una insobornable conciencia poética y política.

Estos días continúa la gira de presentación de Diagonal. El próximo viernes 11 de octubre estará en Madrid (Independance Club), el día 25 en Cornellà (Auditori Sant Idelfons). El 9 de noviembre en Miranda de Ebro y el día 27 en el Teatro Principal de Alicante. Para aprovechar este regreso a los escenarios, hemos mantenido con él una interesante charla, como suele ser habitual siempre que nos encontramos. Hablamos de su nuevo trabajo, su evolución como artista y esa inquietud por agitar conciencias e invitarnos a reflexionar.

«Casi todo lo que hago acaba siendo siempre lo mismo. Es una especie de pelea por preservar un poco las cosas importantes sin que se manchen o queden desvirtuadas o torcidas».

¿Piensas que cualquier expresión artística tiene que tener compromiso social y político?

En mi caso sí. Hay muchas formas de enfocar la vida, el arte y la cultura y las respeto, pero a mi o no me sirven o no me interesan. Es es el valor más importante y uno se puede implicar de muchas maneras, más o menos explícitamente. Para mi el compromiso es importante.

Recuerdo el libro que sacó hace unos años Nando Cruz: ‘Pequeño Circo: Historia Oral del indie en España’, en el que se quejaba justo de eso, que en nuestra escena no existía un claro compromiso por gran parte de las bandas.

Entiendo y comparto bastante la tesis de Nando, de todas maneras el compromiso que a mi me interesa no es tanto el de dar la cara en eventos o el de posicionarse públicamente con cosas muy concretas del día a día y de la política –que también–, sino que busco más un compromiso con el que intentar sacar a la luz las problemáticas íntimas que chocan con la sociedad. Esa la función del arte y de la cultura que a mi me interesa, que quizá sea un nivel algo más profundo que el ir a una manifestación o poner un post en redes. Creo que eso lo puede hacer cualquiera, lo otro es algo más útil. Lo considero una responsabilidad, además.

Tú desde luego te mojas. En canciones como “Diagonal” afirmas ‘quieren carnaza, todo mi tiempo, mi cordura y mi integridad’ crítica clara al liberalismo imperante.

Como individuos se nos está convirtiendo en producto, solo se valora de nosotros que somos algo intercambiable, medible, comprable… todo lo demás, esa cosa tan inmaterial que es alimento del alma no les vale, no existe ni se valora. Como artistas exactamente lo mismo, lo cuál es aún más descarnado y así lo manifiesto.

Esa Diagonal vertebra Barcelona y es protagonista de tu disco, explícanos en qué sentido.

Es una simbología personal, pero creo que puede ser bastante compartible. La Diagonal es la avenida donde se reúne más prosperidad y negocio de Barcelona, donde se mueve todo en realidad. Quería darle el sentido de ser el lugar en el que uno tiene que salir a chocar con el mundo para vender lo que tenga que vender para sobrevivir. El sitio por el que has de pasar si quieres encontrar tu lugar. Eso me parecía el reverso de Meridiana o la continuación, algo complementario en cualquier caso.

Los dos discos muestran eso. ‘Meridiana’ es el lugar en el que se fragua esa personalidad, esos individuos lastrados completamente y en ‘Diagonal’ hablo de lo que tienen que hacer para sobrevivir.

 

¿Estas canciones con mensaje son una crítica al momento actual o una barricada ante tanto sectarismo imperante?

Casi todo lo que hago acaba siendo siempre lo mismo. Es una especie de pelea por preservar un poco las cosas importantes sin que se manchen o queden desvirtuadas o torcidas.

En “La Reconquista” cantas “No hay tiempo para dar coba a tanto idiota”… ¿Nos queda esperanza?

Hostia, es que si no hubiera esperanza ya no haría discos ni nada. Aunque en todo lo que hago sale bastante mierda, por decirlo de una manera gráfica, si no pensara que hay un horizonte no los haría. De alguna manera, cada disco se enfrenta a una problemática concreta, pero busco que haya una salida y una esperanza ante todo eso. Yo lo necesito y es lo que intento encontrar.

Tu evolución es interesante. Has ido mutando del hardcore hasta convertirte en una especie de cantautor folk popular, un trovador que agita conciencias e invita a reflexionar…

No sé. Creo que he ido encontrando mi rol casi por descarte, muchas veces huyendo de etiquetas y estigmas en los que no me sentía muy cómodo. A final me he ubicado en este sitio en el que estoy más a gusto.

Lo que parece claro es que no te gusta encasillarte, siempre propones algo diferente, evolucionas… tanto a la hora de entregar música, como de presentarla.

No lo sé hacer de otra manera. Me acabo aburriendo de lo manido e intento buscar siempre una forma personal de expresarme para que cada cosa que diga no esté manchada por palabras o estilos que connotan toda una serie de lugares comunes. Intento empezar de cero siempre que encuentro un equilibrio, para no arrastrar tras de mi otras cosas. Es importante que alguien tenga una experiencia pura con eso.

«He ido encontrando mi rol casi por descarte, muchas veces huyendo de etiquetas y estigmas en los que no me sentía muy cómodo. A final me he ubicado en este sitio en el que estoy más a gusto.»

El disco tiene sonoridad folclórica que va del flamenco a la copla. ¿Cómo te terminan llegando esas influencias?

Más que encontrarme con ellas, es un camino de irme quitando prejuicios contra eso. Es algo que siempre he conocido, he vivido y ha estado más o menos cerca, pero me alejaba o no quería oírlo. No sentía que tuviera que ver mucho conmigo. Con el tiempo he entendido que es algo que forma parte de mi cultura y me puede representarme igual o mejor que toda esa influencia más anglosajona con la que crecí.

Una evolución.

Sí, mi carrera no ha sido nada premeditada. Me he encontrado todo de una manera espontánea y todo lo que he ido haciendo ha sido fruto de lo anterior. Muchas veces no lo entiendo ni yo, hasta pasado un tiempo prudencial.

“Himno de Europa” es dura y tiene símiles futbolísticos muy ingeniosos… Sin duda otro de los opios del pueblo que bien reflejas en el disco.

Claro. Por desgracia sirve para ocupar un espacio que deberían ocupar otras cosas. Y Europa es absolutamente autocomplaciente y no vemos lo que es ni en lo que se basa. Estamos muy orgullosos de ser europeos y quizá no deberíamos estarlo tanto. ¿No?

 

Ahora que han pasado 4 años desde el fin de Standstill, ¿Qué echas de menos de estar en un grupo? ¿Qué tiene de bueno y de malo una carrera en solitario?

En mi caso como compositor y un tanto director, estoy más cómodo en solitario. Eres libre absolutamente y no hay lugar a equívocos y las relaciones son más fáciles con todo lo que te rodea. Tener un grupo está muy bien, porque sumas fuerzas, pero es mucho más complicado. Prefiero estar como ahora y es donde tenía que acabar tarde o temprano.

¿No echas en falta el apoyarte en otros para pulir canciones y demás?

No, porque sigo trabajando con gente, aprendiendo mucho de otros y en realidad es bastante similar.

Un comentario en «Entrevistamos a Enric Montefusco, que presenta Diagonal»

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien