Entrevistamos a Guadalupe Plata
Guadalupe Plata regresan a la actividad discográfica y lo hacen con toda su esencia: título homónimo y fecha (impar) para seguir sumando excelentes referencias a una lista de discos que sigue consolidándose como una de las más interesantes del país. Guadalupe Plata 2023 (Everlasting) editado a primeros de mayo, y ya nos han ido adelantando los de Úbeda algunas exquisiteces tenebrosas y polvorientas que nos han dejado con ganas de mucho más. Hemos podido escuchar el disco y no sé quiénes estarán más contentos, si nosotros o ellos. Hablamos para saberlo con Carlos Jimena, baterista del dúo, y aprovechamos para cotillear la grabación del álbum, la evolución del imaginario guadalupeño y decidir la calificación en la reseña de los pljeskavica y los cevapcici que han devorado en su reciente gira por los Balcanes.
«Lo que realmente nos alimenta a nosotros como músicos, y no me refiero solo económicamente, son los garitos»
Acabáis de aterrizar, como quien dice, de vuestra gira balcánica. Cuéntanos cómo ha sido la experiencia, porque tengo curiosidad sobre cómo es una escena tan específica como la vuestra por esos lares.
Todo esto de la gira por los Balcanes viene a raíz de conocer en la gira por Alemania a uno de los promotores que llevaba aquello y que estuvo insistiendo bastante años en que fuésemos allí. De hecho, una vez teníamos los billetes comprados y todo organizado, pero tuve un problema de salud y tuvimos que cancelarlo. Se fue posponiendo, pero por fin lo hemos hecho. Hemos estado en Bulgaria, Macedonia del Norte y Serbia, y casi siempre tocando en centros culturales, donde la acogida ha sido muy buena. Tanto como para hablar ya de hacer algo un poco más largo por allí. Y hemos comido mucha carne picada en diferentes formas y sabores. Lo más curioso es lo de que se puede fumar en los restaurantes… Pedro (de Dios) fuma mucho y fue como que le dieron en todo el gusto.
Y tuvisteis “colaboración especial” en Serbia, ¿no? E inesperada…
En el concierto de Serbia apareció Jon Spencer. No sabíamos que estaba allí, y le conocíamos de cuando giramos con Boss Hogg. Saltó al escenario como un tigre, se volvió loco y ya se puso a cantar con nosotros a la guitarra y a la batería y se marcó ahí su momento. Tocamos “Feel Good” y alguna otra y ya no lo vimos más, porque le dimos un abrazo al final y cuando bajamos, ya se había ido. Fue una cosa muy loca.
Es curioso que uno de vuestros primeros reconocimientos y giras fuera fuesen en Reino Unido, y ahora salís por escenas mucho más pequeñas… Como que vais al revés.
Todo se ha complicado desde que el Reino Unido ha salido de la Unión Europea. Y recuerdo que lo que ganábamos allí en los conciertos, prácticamente lo gastábamos en dormir en algún lado. Todo carísimo. Pero mira, los Balcanes, por ejemplo, hay escena y es mucho más cómodo todo. Yo diría a las bandas que no miren tanto a Inglaterra y descubran lo que hay por ahí fuera.
Voy a preguntarte por esos juegos de superstición y cábalas, algo intrínseco a ese mundo de Guadalupe Plata. Sacáis el primer elepé en 2013, después siguieron 2015, 2017… y en 2018 rompéis la dinámica impar y ocurren cosas. ¿Dais con este Guadalupe Plata 2023 y la vuelta a lo impar por superada la vuelta a la normalidad?
Nuestro mánager Toni nos dice muchas veces que somos esclavos de nuestras propias tonterías. Es que no tiene otro nombre más que ese (risas). No sé por qué todos los discos salieron en años impares. Te diría que es lo típico: lanzas, giras, grabas, lanzas, pero tampoco salen las cuentas. El de 2018 (Guadalupe Plata 2018, Everlasting, 2018) salió porque no nos pusimos en que saliese en 2019, pero sí, ahora volvemos en el 23.
¡Pero fíjate la que se armó por modificar la periodicidad!
¿Puede ser coincidencia? Yo diría que casualidad (risas). Esto es como yo lo diría, aunque es un poco como lo dirían los conspironoicos. Pues sí. Fíjate que en 2018 sacamos el disco y fue cuando salió Paco Luis (Martos, bajista y cigarbox). Tanto la relación actual como la salida fueron amistosas… Mira, de hecho, el otro día tuve con él y cuando viene a Úbeda a veces me lo cruzo y estamos fenomenal. Pero sí, podría ser casualidad.
Hablas de la salida de Paco Luis, y una de las últimas preguntas quería plantearte te la tengo que hacer ahora. ¿Volveréis al trío?
Entendemos que no vamos a hacer algo que no nos apetezca. Puede que al siguiente disco hagamos otra cosa o sigamos como estamos. O no. No nos planteamos las cosas a muy largo plazo o de qué reglas vamos a llevar a partir de ahora. Hemos probado muchas cosas cuando hemos grabado y nunca hemos sido esclavos de esas cosas; no te diría que volviéramos a ser un trío, ni tampoco te digo que vayamos a grabar más discos como dúo. No lo sabemos.
Vamos al presente, pero con una visita muy rápida al pasado cercano. Este Guadalupe Plata 2023 os devuelve a la línea discográfica más vuestra tras aquel The Devil Can’t Do You No Harm junto con Mike Edison (Everlasting, 2021). ¿Qué supuso aquella colaboración con el músico estadounidense?
Lo de Mike Edison pasó a ser colaboración después, porque él nos contrató como músicos para grabar el disco que quería. Tenía su disco pensado y como es muy muy amigo de Mark, el de la discográfica (Everlasting), le planteó que fuéramos su banda de estudio. Pero tras compartir tiempo con él en el estudio, nos dio también pie a poner un granito de lo nuestro y al final se vio plasmado en el disco que sacamos y la gira que hicimos con él.
Adentrémonos en las entrañas de este Guadalupe Plata 2023. De primeras, me parece que hay más variedad de estilos o, por lo menos, de registros, de esa cierta regularidad que soléis mantener.
Para este disco hemos trabajado de una manera diferente. Quizás las canciones están más reflexionadas, algo más trabajadas, y eso puede ser lo que en un momento dado te haga meterte en un registro que sea diferente. Lo hemos grabado nosotros en un cassette de cuatro pistas, con una sesión bastante larga que al final creo que fueron 18 cassettes los que grabamos. Era la libertad de estar en el local y no tener presión a la hora de grabar, tomarte el tiempo que necesites. Hemos estado a gusto en ese aspecto y puede ser que los registros hayan podido cambiar, aunque creo que tampoco ha cambiado tanto. Hay mucho blues, quizás el registro del saxofón que no estaba en otras grabaciones, hemos metido “La cigüeña”, la canción de Agapito Marazuela… Una medio ranchera medio sonata así mal encarada, pero en casi todos los discos también lo hemos hecho. Si ha sido así, no ha sido una cosa pensada: Pedro viene con una idea fundamental que es sobre lo que trabajamos en cuanto al estilo, pero luego todo varía y se mueve tanto…
Percibo, además, en aquellos temas que tienen sonido muy adscrito a Guadalupe Plata un sonido más pantanoso, como que se subraya todavía más esa identidad.
Puede ser, sí. Por ejemplo, “Al infierno que vayas” es un tema bastante guadalupeño. Hemos trabajado mucho y tanto el ritmo como la guitarra está muy encajado. Es muy chulo. Hay cosas que son nuestras desde el principio hasta el final, y también mucho homenaje al blues. Se podría decir que son versiones de esos blues, y eso también te define un poco la idea. Al final es lo que decían muchas veces: sonamos iguales, pero disfruto todos los discos. Pueden ser iguales, pero son diferentes. Lo importante también el reconocimiento del sonido y que a la primera sabes quiénes somos.
Al igual que en el pasado reinterpretasteis el “¿Qué he sacado con quererte?” de Violeta Parra, en esta os animáis con “El cóndor pasa”, mucho más arraigado a lo que es una tradición y sonido popular latinoamericano. ¿Cómo os sentisteis al reinterpretarlo y qué os aporta este tipo de retos?
Es curioso. Ese fue uno de los primeros temas que Pedro tocó con su padre. Es típico, porque se oye en casi todas las familias y está muy presente. Yo tengo más el recuerdo de ese tema de las ferias, con los peruanos con el altavoz y la quena. Pero todo surgió un poco porque, cuando estamos en la prueba de sonido, Pedro puede venir con alguna melodía que ha estado practicando y vamos probando. Salió así, y, de hecho, ni siquiera sabíamos si le íbamos a registrar. Al final, entró en el segundo bloque de canciones que grabamos. En el vídeo se expresa también, un poco como como el Apocalipsis. Es una canción tan bonita como apocalíptica, ¿no? Como que te que te dispara ahí algo chungo. No sé cuál será su significado étnico, pero espero que no sea bueno.
Otra que me ha llamado la atención es ese “Stabat Master” que cierra Guadalupe Plata 2023. Es un tema instrumental de un poema, pero que además se vincula con las misas de las mater dolorosas y tiene un poco de homenaje a lo oscuro, a lo supersticioso y a lo religioso que tanto trabajáis.
Te voy a explicar de dónde viene el tema, porque además de lo que comentas, es el himno de una cofradía de aquí de Úbeda, la de La Soledad. Todos los años hacen el ritual de subir corriendo una cuesta súper empinada con la virgen a hombros y te pone los pelos de punta. Luego, la canción como himno y como canción ya puede ser más o menos religioso, pero cuando escuchas la que hemos interpretado nosotros es tan bonita como funesta. Y eso me encanta.
He mencionado muy brevemente antes el imaginario de Guadalupe Plata, pero es algo que sigue muy fuerte, muy presente, porque, obviamente, es muy importante para desarrollar todo vuestro concepto. ¿Os imagináis ese mundo como un universo del cual no salís o es la realidad la que va forjando ese imaginario?
Es algo paralelo a nuestra vida. Estamos ya con todas las cosas estas desde el 2009, aunque llevamos tocando de 2006, y acarreamos todos estos engendrillos que nos acompañan, ya sabes, la serpiente, la ratilla, y todo guiado por la misma mano artística, que es la de Pedro. Al final te compones un universo en el que te sumerges cuando quieres y cuando no, pues estás aquí dándole de comer a tu hijo. Son los contrastes así más grandes, los que hay con la vida doméstica. Están completamente separados, pero conviven.
Dices que son dos mundos, pero cuando trabajáis tú en la fotografía y Pedro en el arte y el concepto, os veo como almas del purgatorio, que no podéis ni subir ni bajar porque estáis de una realidad transformando un mundo y al revés.
¡Exactamente! Y ahora tenemos desde hace tiempo plena confianza el uno en el otro, pero sí que es cierto que muchas veces, cuando planteamos el tema de la fotografía, tiene que ser una cosa pues que sea algo lejos de lo normal. Somos nosotros solos los que nos encargamos de cuidarlo porque, si no, se pierde la gracia.
El otro día estuve en Fun House y se me hizo raro no veros (nota para el lector: Guadalupe Plata tiene el récord de ser el grupo que más veces ha tocado ahí, y quizá es el espacio donde más veces han tocado ellos, y se cree que viven ocultos en algún lugar del garito madrileño). Para esta gira tendréis algunos espacios más grandes, de tamaño mediano, algunas ya conocidas por vosotros, pero siempre habéis sido más de locales más íntimos.
El pan nuestro de cada día son los garitos. Siempre lo he dicho: está bien que, para una presentación, a lo mejor tienes algo más grande para hacerte más eco, pero son cosas puntuales que te pasan cuando sacas disco. Lo que realmente nos alimenta a nosotros como músicos, y no me refiero solo económicamente, son los garitos. Nunca hemos dejado de hacerlo, porque, para mí, los garitos tienen una cosa particular y es que cuando termina el concierto, menos en los que son así de echar a todo el mundo para cambiar el rollo, puedes estar allí y tomarte una cerveza y hablar con la gente. Para nosotros, son fundamentales.
¿Nos das alguna pista sobre colaboraciones que puedan saltar en esta gira que vais a empezar ya? Porque pueden estar desde Tito Ramírez a Mike Edison y no estar ninguno y todos a la vez.
Con Pedro (Poyatos, el alias en el DNI detrás de Tito Ramírez) nos llevamos muy bien y alguna vez hemos pensado hacer alguna quedada para que se viniera a Úbeda y grabar algo. También hemos colaborado con Sebas (Sebastián Orellana) cuando vamos a Sevilla y son colaboraciones muy queridas y muy deseadas por nosotros porque, aparte de músicos, son amigos y estar en un escenario es una cosa bastante íntima, así que compartirlo con una persona al que aprecias es genial. No podemos definir exactamente si va a haber una colaboración o no, porque puede ser que un día se presente uno y, ah, colabore. Fíjate, ha habido colaboraciones que yo me he enterado que tocaban cuando iban a salir ya, porque me lo había dicho Pedro en la prueba de sonido. Yo digo, “Pedro, por favor, por lo menos cuando vayamos a la ciudad dime quién se va a subir” (risas).
¿No tendremos a Jon Spencer (risas)?
No te lo he dicho antes, pero se cargó el micrófono de la energía (risas). Espero que, si colaboramos con él aquí en España, no haga una de las suyas, porque ¡madre mía!