James – La Riviera (Madrid)
El 22 de noviembre de 2001 James dijeron “adiós” a la ciudad de Madrid en La Riviera. Aquel concierto fue memorable y emotivo para los que pudimos disfrutarlo. Después de su comentada separación y reciente vuelta (que les trajo de nuevo a España el verano pasado), lanzan ahora Hey Ma (Mercury, 2008)”, la razón de su regreso a los escenarios, donde claramente pertenecen. Entrar o no en los motivos o necesidades de una despedida que ha terminado siendo un “hasta luego” no da a lugar, que cada uno haga lo que le venga en gana, sus razones habrán tenido.
La aparición en muletas de un Tim Booth (siempre) sonriente hacía vaticinar o una broma momentánea o un concierto diferente cuanto menos, ante la posibilidad de no poder disfrutar de la hiperactividad bailarina y gestual (o mal llamado histrionismo en este caso) del front man. Definamos seña de identidad y luego temblemos frente su pérdida. Pero, como bien reza la dirección de su “myspace”: James no es una persona, algo que quedó más claro que nunca. Si bien el comienzo fue calmado en cuanto a la actividad escénica de los músicos se refiere y a la extrañeza de ver a Booth sentado –aunque de lo más inquieto- con su llamativo traje a cuadros, poco a poco el personal (a ambos lados del escenario) se fue calentando y los temas míticos de la banda se fueron fundiendo perfectamente con las nuevas composiciones (que claramente ganan en su paso al directo).
Pequeños problemas de sonido con los imprescindibles coros fueron el único pero a una actuación impecable, que, por sorprender, pareció sorprender incluso a los propios intérpretes, que veían como el público se iba entregando más y más en cada canción, en cada gesto, llegando a intercambiar miradas cómplices entre unos y otros mientras contemplaban estupefactos, durante varios minutos, a toda una sala coreando el estribillo de “Sometimes (Lester Pigggot)”, por resaltar uno de los muchos momentos mágicos de la noche. “Ring The Bells”, “She´s A Star”, “Tomorrow”, “Out To Get You”, “Getting Away With It (All Messed Up)”, también sonaron y, por faltar, y por poner otro pero, se dejaron fuera “Say Something”. Pero para qué pararse en recordar y resaltar tema a tema, cuando lo que brilló con luz propia fue el ambiente, sin complejos ni poses, con ganas de pasarlo bien y disfrutar de y con la música. De ahí el lógico final, arriesgado y fuera de lugar en según qué casos, con una invasión controlada del escenario por parte del público más entregado, y con “Laid” como perfecta banda sonora. De esta manera se consiguió romper la única barrera, la física, que separaba al grupo de la audiencia.
Acudir años después a un evento del que uno ya tuvo buen sabor de boca bien podía echar para atrás, levantar prejuicios o desconfianza, pero han vuelto a dejar el listón bien alto. Volveremos a vernos, dijo Booth al despedirse. Allí estaremos.
¿Sería posible restaurar las fotos que acompañaban a este artículo?