Klaus & Kinski – Neu! Club (Madrid)
Al igual que pudiera haber ocurrido el viernes en el Ochoymedio con Triángulo de Amor Bizarro, si el sábado se llega a incendiar el Neu! Club durante la actuación de Klaus & Kinski, hubiese desaparecido el indie en Madrid, por lo menos durante unos años. Esta reflexión la hago seguramente contagiado del macabro sentido del humor de los murcianos que, ante buena parte de la escena musical madrileña y varios cientos de fans, presentaron la segunda parte de sus tratados de eclecticismo popero y surrealismo oscuro titulada Tierra, Trágalos.
Sosegados y centrados en su segundo disco, comenzaron con el noise de «Ya estaba aquí cuando llegué» y «Eres un sinvergüenza», el pasodoble de «El rey del mambo y la reina de Saba» y el ukelele cabaretero de «Carne de Bakunin». Con las electrónicas «Forma, sentido y realidad» y «Luego vendrán los Madremías» (previa improvisación de un casero «Give it up» por parte de Marina mientras Antonio preparaba los pregrabados), el concierto se volvió bailable y el público respondió encantado.
Entre canción y canción, como siempre las anécdotas de una Marina encandilada ante la respuesta del público de Madrid. Habló de su madre («La Roja», por pelirroja) que era maestra, de su padre, inspector escolar, que lee en Internet las crónicas de los conciertos, de una caseta del PP y de las pijas, que, con pelo liso y castaño, son todas iguales.
La profundidad de «Mamá no quiero ir al colegio» cerró el repaso de Tierra, Trágalos y abrió la parte final del concierto dedicada a las mejores canciones de su primer trabajo Tu Hoguera está ardiendo. Sonaron animadísimas «Nunca estás a la altura», «Rockanrolear» y «Flash-back al revés». Tras una breve pausa, «Mengele y el amor» y «Crucifixion, la solución» y, ante la entrega absoluta y la pasión desatada de los fans, nueva pausa y segundo bis con la ya clásica versión de «El Ritmo de la noche».
De largo, el mejor concierto en el que he estado de Klaus & Kinski.