Kristin Hersh – Clear Pond Road (Fire Records/Popstock!)
Recojo las palabras de Augusto Monterroso a mi manera para decir algo que me sale del alma: “Cuando despertó, la música de Kristin Hersh estaba allí” Y es que este ejemplo sirve para dar fe de que la artista de Georgia siempre ha formado parte de la orografía emocional de los que amamos el rock más inquieto y nada acomodaticio. Valedora de unos sonidos siempre familiares a la par que distantes, esta mujer es toda una institución que sigue aportando ideas con las que reimaginar una forma diferente de entender un género -el rock, claro- que no pasa por sus mejores momentos.
Los aficionados a la autora de “Your Ghost” ya saben de su carrera: de Throwing Muses pasando por 50 Foot Wave, y desde hace hace ya treinta años publicando discos en solitario. Lo hizo además con una obra maestra incontestable, Hips And Makers, un cancionero desnudo y atemperado que muchos recordarán por la canción anteriormente citada acompañada por Michael Stipe. Lo de Hersh es ir a contracorriente como buen culo de mal asiento. Después de salir escaldada por las políticas avariciosas de las multinacionales decidió dar un volantazo a su carrera e ir fichando (en sus diferentes aventuras) por independientes que le permitían controlar su obra. Eso de tener el control de todos tus movimientos en detrimento del dinero y la fama ya la convierte en una rara avis.
Hoy en día cuando tiene dinero para echar adelante algún proyecto se pone a ello, y de esta manera podemos disfrutar de sus diferentes heterónimos sin que nunca baje el nivel de calidad. Porque el rock que hace parece que tenga siempre unos mismos patrones, pero si te descuidadas estos se van bifurcando por parajes anómalos que la hacen única en su especie.
Clear Pond Road (Fire Records/Popstock!, 2023) tiene bastantes afinidades sonoras con su debut a su nombre: guitarra acústica en primer plano tejiendo las melodías, y una sección de cuerda acolchándolas con esa peculiar tonalidad fantasmática y algo tenebrosa.
Las canciones son mayúsculas, con la voz rasposa de Kristin Hersh narrando historias que forman parte de su inasible lirismo repleto de postales otoñales, de llantos y suciedad, de alteraciones emocionales, de espacios imaginarios donde los pensamientos se dan a la fuga.
Preciosas tonadas como “Bewitched Reruns” -en las que su voz va reforzando el significado de las palabras como nadie sabe hacerlo-, el trazo sinuoso e imperial de la magistral “Dandelions”, el suave ímpetu nuevaolero de “Constance Street”, hasta llegar al final con “Tunnels” en donde el viento y el mar y la rabia atemperada por los años son las protagonistas. Siempre única.