Las ticketeras rebajarán las entradas de conciertos a quienes se sepan más canciones
Últimamente, comprar las entradas para un concierto se parece más a opositar a notaría, que a ejercer el derecho básico a la cultura. Con los precios disparados, multiplicándose cada año, parece que la industria del directo no deja de crecer, aunque cada día genera más sufrimiento a los fans.
Ya sabes cómo funciona, primero llega el anuncio para giras a las que le quedan meses o años, después: “Entradas a la venta este viernes a las 10:00”. Luego, la cola virtual: 52.487 personas por delante, tiempo estimado de espera “más de una hora” y un contador que parece no avanzar. Cuando por fin entras, el sistema se cuelga, las entradas “han volado” y, misteriosamente, aparecen cinco minutos después en reventa al triple de precio.
El índice de Mérito Fan para las entradas de conciertos
En este contexto de inflación emocional y financiera, las grandes ticketeras han decidido dar un paso adelante. Según fuentes de la Asociación de venta entradas en los grandes recintos (AVEGR), a partir de 2026 se implantará un nuevo sistema de acceso “más justo y equitativo”, el llamado Índice de Mérito Fan (IMF). El nuevo modelo funcionará así: antes de comprar la entrada, el usuario deberá superar una breve prueba de conocimientos. Diez preguntas aleatorias del tipo “cita dos caras B del segundo álbum”, “ordena cronológicamente estos cambios de formación” o “tararea el puente instrumental de ese single que nunca tocaron en directo”. Cada respuesta correcta desbloqueará premios como la posibilidad de pagar 90 euros en pista en lugar de los 140 habituales, podremos ascender 25 ó 50 puestos en la cola virtual según nuestra pericia u obtener un descuento de 1€ en las cervezas a 7€.
El sistema también tendrá en cuenta el «patrimonio material del fan». Los discos físicos —especialmente si están comprados cuando nadie conocía al grupo— puntuarán más que el streaming. Las camisetas también sumarán, pero solo si presentan signos de desgaste real. Las camisetas compradas la semana anterior al concierto restarán puntos automáticamente, sobre todo si aún huelen a tienda.
Las penalizaciones
En el apartado de penalizaciones, las ticketeras han sido especialmente ambiciosas. Cada error en ese test te relegará progresivamente a grada alta, visibilidad reducida y sonido “ambient” y hará que los precios se incrementen. Grabar la canción famosa con el móvil para compartirla en redes implicará un recargo inmediato en la tarjeta asociada. Hablar durante todo el concierto activará una alerta silenciosa y, al tercer comentario del tipo “esta es la buena, ¿no?”, el sistema podrá reubicarte en una zona especial llamada «Experiencia Social Extendida», situada estratégicamente junto al bar.
Este sistema será igualmente exportable a los festivales. ¿Resolverá esto el problema de los precios desorbitados, las entradas imposibles, la reventa salvaje y las colas virtuales eternas? De momento lo desconocemos, al menos ahora mientras esperes en la cola número 54.203, sabrás que alguien, en algún lugar, está penalizando a quienes hayan obtenido menos puntuación que tú. Y eso, en los tiempos que corren, ya es una pequeña victoria moral que podrás compartir en tus estados de WhatsApp.

