Los Pilotos nos hablan de El Regreso de Logan
Los Pilotos tienen nuevo disco.
Banin y Florent (Los Planetas) regresaban el pasado 13 de mayo con El regreso de Logan, un trabajo en el que se sumergen en la electrónica más orgánica.
Aprovechando su lanzamiento, hemos pedido al dúo granadino que cuenten a los lectores de Muzikalia cómo fue el proceso de gestación del álbum y la construcción de cada una de sus canciones.
Esto es lo que nos contaron.
PAISAJE SUMERGIDO:
Mario Zamora ha sido el colaborador más activo en el disco, para este tema montó su Korg Monopoly y empezó a sacarle sonidos muy rápido, pads, leads, texturas extrañas, ruidos, bajos… Ibamos decidiendo, esto si, esto no… y a veces le dejábamos grabar a lo largo de todo el tema para que se explayara. Una de las veces al llegar la parte flotante del medio de la canción dejó de tocar y empezó a trastear con los knobs, preparando su gran ataque. Cuando se reanudó el ritmo otra vez, empezó a tocar una línea de bajo muy sencilla pero muy potente, centrándose en el ritmo más que en la armonía. Floren, Carlos (nuestro técnico y co-productor) y yo, nos miramos con cara de asombro. Cuando acabó la pregunta era obvia, ¿Carlos, lo has grabado todo?
LONGITUD DE ONDA 585NM:
En esta participa Julián Méndez, actual bajista de Los Planetas y alma mater de Checopolaco, sus honorarios fueron un bocadillo de salchichón cocido de La Cueva. Mario Zamora de nuevo con su Korg Monopoly, grabó unas texturas obsesivas que dan el contrapunto a la melodía en la parte central del tema.
Carlos Diaz, nuestro técnico, se había comprado un Korg Polysix, era su primer sintetizador y para probarlo, en su casa, se puso a tocar encima de la canción y grabó una pista. Ya teníamos mucha melodía para este tema pero su línea acabó prevaleciendo sobre las otras, la suerte del principiante…
Por último, la voz de chica que suena en la segunda parte de la canción, la grabó María Angeles Bermúdez, una persona muy cercana con un oído finísimo y cuya opinión tiene un gran peso en las decisiones del grupo, algo así como una consejera delegada.
ESPERANDO A LOGAN 5:
Para esta Mario nos trajo a dos amigos y compañeros suyos en otros proyectos. Oscar Barrás, que trajo un sintetizador modular Befaco montado en el estuche de una trompeta y del cuál extrajo los ruidos más raros que puedas imaginar. Antes de eso anduvo desmontando el artilugio y poniéndolo a punto como un científico con su instrumental.
Luis Erades, saxofonista componente del grupo 24 frames y colaborador ocasional de Lüger, grabó varias tomas de saxos enloquecidos al estilo de las que hizo Steve Mackay en el Fun House. En una de las tomas pasamos el micro que recogía el sonido del saxo a través de un eco de cinta, el mítico Roland Space Echo, que manipulaba Mario desde el control. Por supuesto Mario también tocó su Korg Monopoly.
Y por último tuvimos a Diego García, que traía un Korg Micropreset desguazado. Para que le cupiera en la mochila, había extirpado la parte de las teclas y sólo quedaba un trozo del aparato. También usó un sistema modular Befaco construido por él mismo. Diego comparte con nosotros la afición a los sintetizadores y a las máquinas en general, además de ser un profundo conocedor de músicas subterráneas y tener una amplia cultura. Con su estética de finales de los 70 y principios de los 80, y su técnica depurada para mover knobs y pulsar botones, parecía un ingeniero informático salido de un garaje de Silicon Valley.
VIENTO DIVINO:
Esta es la canción que hicimos con The Suicide Of Western Culture a medias, para todas las demás ya traíamos todo el trabajo bastante avanzado pero con ellos quisimos aprovechar la oportunidad de intentar crear algo desde cero, ya que hubo mucha química desde el principio. Surgió en el estudio a partir de un esbozo de Miki, usando muchos loops y samples para agilizar el trabajo, aunque también grabamos varias improvisaciones con el sintetizador modular, que es una fuente de sorpresa e incertidumbre inagotable. Juanjo sacó su arsenal de pequeños artefactos sonoros y Miki su colección de Casiotones. Intentamos tocarlos a cuatro manos pero son tan pequeños que los dedos se estorbaban y salían cosas no planeadas que acabamos usando, utilizando el error como fuente de inspiración.
TARDE DE VERANO DE 1983:
De nuevo Mario con su Korg Monopoly grabó pistas y pistas de improvisaciones que luego escuchamos y editamos convenientemente, sus arreglos suenan aquí y allá, a veces pequeños detalles, a veces arreglos puntuales muy llamativos que acaparan todo el protagonismo. En el estudio de Red Bull había un Hammond B3, el órgano más importante en la historia del jazz, el soul, el rock…le dábamos vueltas todo el rato para ver en qué canción podía encajar ese sonido. Decidimos que Tarde de Verano era la que más se adecuaba. Floren y yo tuvimos que salir un momento para una entrevista y cuando volvimos, Mario había grabado una toma arrebatadora a partir de una sencilla melodía que ya estaba en la canción pero complementada con una línea de acompañamiento en la mano izquierda que la llevaba a otro nivel.
Por último, necesitábamos cambiar el ambiente al final de la canción y decidimos llamar a Pedro de Dios (Guadalupe Plata y Pelomono) para que grabara unas guitarras inquietantes. Pasar la tarde en el estudio con él y poder observar, como espectadores privilegiados, su maestría a la guitarra fue una experiencia.
ROBOTNIKS:
Esta fue la primera que grabamos en las sesiones del estudio de Red Bull. Empezamos con Mario y un Moog Voyager que había allí, sustituyendo algunas pistas que habíamos grabado en casa con sonidos de plugins. Una vez hecho esto, entre toma y toma, parábamos unos minutos para reorganizarnos y mientras, Mario tocaba y tocaba sin parar. Cuando volvíamos a poner el tema ya tenía nuevas propuestas para que escucháramos, así que le dijimos a Carlos que lo grabara todo y eso nos proporcionó un amplio banco de sonidos, texturas y arreglos que luego fuimos dosificando en la mezcla. En otro momento Mario se metió en la sala de grabación y empezó a tocar un riff con el Piano Fender Rhodes, pensábamos que era algo suyo pero era otro posible arreglo para la canción, no paraba, era el primer día y estaba enchufadísimo.
También tuvimos a Diego García, había hecho los deberes en casa y traía algunas pistas midi para poder manipular su sintetizador a placer y desentenderse del teclado. Nos quedamos a cuadros mirando la precisión con la que manejaba los knobs, como un cirujano concentrado en su labor.
Hacía la mitad del tema y más tarde, hacia el final, suenan unas voces muy tratadas que grabó Javier Bolivar del grupo Aurora, también traía los deberes hechos y nos propuso algunas ideas interesantes. Oscar Barras grabó igualmente algunas tomas de ruidos con su estuche de trompeta convertido en sintetizador.
Ya en Granada, cuando mezclábamos el disco, vino a visitarnos Kid Simius, un músico electrónico emigrado a Berlin que conocimos a través de nuestro amigo Kiko Cardona. Nos aportó su visión de club, más efectista, y adoptamos alguno de sus consejos. Traía algunos aparatos de última generación, pero el que más nos gustó fue un mini-sintetizador, el OP-1 de Teenage Enginnering, tenía una pantalla en la que se representaba de manera sinestésica lo que estaba sonando, muy intuitivo e inspirador. Con él grabamos varias tomas que luego troceamos y editamos para usarlas en la canción.
PARA SU TRANQUILIDAD Y LA DE LOS SUYOS:
Las voces que suenan a lo largo de casi todo el tema las grabó Máite Rodriguez de Reina Republicana. Tenemos con ellos muy buena relación, sobre todo con Israel Medina, que tocó el bajo en Los Planetas durante un corto periodo. En principio era instrumental pero cuando acabamos de mezclarla, se la mande a Israel para que la escuchara y me diera su opinión, como suelo hacer con la gente más allegada y en cuyo criterio confío. Me dijo que era la que más le gustaba pero que creía que podía ganar con la voz de Máite, que le dejáramos intentar algo. Lo hicimos porque sabíamos que iban a hacer algo que sumaría, el resultado fueron esas voces fantasmales y etéreas que elevan la canción a un plano espiritual.
Por otro lado Mario grabó un piano eléctrico con un Fender Rhodes que suena hacia la mitad de la canción.