M. Ward + Fario (Sala Mon) Madrid 27/10/22
Son las 21:03 y con una puntualidad casi británica, se sube al escenario de la Sala Mon el ya mítico juglar californiano M. Ward para cumplir con lo que ya nos anticipaba en la entrevista concedida a Muzikalia, ofrecernos: “una combinación de lo antiguo y lo nuevo. Un viaje en el tiempo hasta cómo nacieron todas estas canciones y luego darles nueva vida”.
Su agónica voz se desgarra para, desde el primer segundo, enganchar al personal que agradece esos susurros, como la llegada del auténtico y único mesías que combatirá la mediocridad y nos hará distinguir lo bueno de lo malo. Un artista que cada día es mejor músico, algo que puede sonar a perogrullada, pero mientras unos viven de las rentas, Ward no deja de dar muestra de la evolución de su virtuosismo como guitarrista y compositor, dotado de una deliciosa y cada vez más rasgante voz.
El concierto nos dejó muchas canciones de sus dos últimos trabajos publicados en 2020, su gran tributo a Billie Holiday Think Of Spring y Migration Stories, un magnifico e intimista álbum de denuncia social. Descomunal su versión de “I’m a Fool to Want You”.
Uno de los grandes momentos de la noche fue al volver de bastidores, cuando nos enmudeció a todos recuperando “Let’s Dance”, de Transfiguration of Vincent (2003) con la que alguna lagrimilla se derramó en la sala. Fue algo épico.
La noche también tuvo un momento estelar con la colaboración de Fario, que ejercieron de teloneros dando muestra de esa especial propuesta. Montse Sánchez y Javi Luengo le acompañaron en tres de sus temas.
De hecho, los madrileños contaban a modo de anécdota cómo acostaban a su bebé con la música del californiano y lo alucinante que era para ellos poder colaborar con él en este concierto.
Vivimos un maravilloso viaje por el country, por el blues, por el rock y sobre todo por la sensibilidad de este autor. Y esto, a finales de semana, da mucho gustito, creedme. Sus juegos sampleando, su segundo micrófono a tope de reverb y su estilazo en las tablas nos dejó ese gran sabor de boca que solo los grandes dejan. Vuelve cuando quieras, Mathew.
Fotos: David H. Carrión