Nynke – Alter (Karonte)
Tú, que eres amante de los discos raros. Sí, tú, que estás ya un poco harto o harta del pop-rock, de canciones en inglés, de fórmulas que repiten lo que tuvo éxito hace 50 años. Te estoy viendo, tienes cara de estar buscando emociones nuevas, sonidos exóticos, pero la llamada world music, la electrónica machacona y el buenismo new-age te cansan ya tanto como el pop. Bueno, pues estás de enhorabuena.
Nynke es una cantante holandesa, que canta en frisio (lengua hablada en el norte de aquel país), y que desde hace tiempo se viene interesando por los sonidos de todo el mundo para adaptarlos a su particular forma de entender la música, a su espíritu poético. En los últimos años Nynke ha puesto su mirada en el sur de Europa, en el Mediterráneo. A partir de ahí desarrolló un interés y un gusto por el fado, el flamenco, los sonidos norteafricanos, el folklore mediterráneo en general. No es raro, teniendo en cuenta que Frisia está formada, en parte, por terreno ganado al mar.
Esa conexión friso-mediterránea ha cuajado en este disco, Alter, que Nynke ha grabado en España con mayoría de músicos españoles y con la colaboración (y producción) de Javier Limón. Todos los temas, salvo «Awaiting», están cantados en frisio, aunque en el libreto del álbum aparecen las letras también en inglés, con lo que es más sencillo entender su significado. Así uno puede inspirar a fondo y sentir el aroma campestre de «Foarjiersfers» (poema de primavera), «Duns Fan de Siedden» (el baile de las semillas) o «Nei Hus» (casa). También puede cerrar los ojos e imaginarse a orillas del Mediterráneo escuchando a María del Mar Bonet poniendo música a algún ignoto poeta del Egeo…o bajar algo más, hasta las costas del Magreb, y prestar atención a su folk. Pero son el fado y el flamenco los estilos que principalmente marcan esta exótica combinación, hasta el punto de que se escuchan «quejíos» y «olés» en temas como «Balts» o «Eftereach».
Dicho así, uno pudiera pensar en un potingue forzado de estilos, pero no. El resultado no sólo suena natural y espontáneo, en realidad es francamente bueno (incluso espectacular por momentos), siempre que uno no esté cerrado por completo a este tipo de música. Vale la pena intentarlo, siempre podemos después volver al pop-rock de toda la vida a esperar que algo (bendita inocencia) todavía nos sorprenda.