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Repion (Teatro Barceló) Madrid 26/11/25

“Todo llega. Todo el esfuerzo de todos estos años ha merecido la pena”. Marina y Teresa Iñesta acababan de terminar la canción más íntima del concierto, “La madriguera”, un tema que se dedican la una a la otra y, por extensión, a todas las hermanas (de sangre y de las que se eligen). La frase la pronunció Marina, la mayor, visiblemente emocionada y justo antes de encarar el final de su concierto en el Teatro Barceló. Unas palabras que resumían a la perfección lo que había ocurrido aquella noche y, de paso, la trayectoria de Repion, una de las bandas más en forma del panorama del rock independiente de nuestro país, lugar al que han llegado con trabajo, tiempo y sin que le regalaran nada.

Las Iñesta acaban de publicar 201 (Mushroom Pillow, 2025) su cuarto álbum de estudio, y el segundo de la nueva era de la banda que comenzó en 2023 con el homónimo Repion (Mushroom Pillow, 2023), un trabajo que las catapultó a los mejores puestos de la crítica especializada.

Este nuevo disco comienza con “Otro día será”, un tema de desamor consciente, con el que también comenzaron la noche cuando el ambiente ya palpitaba electricidad, gracias a la apertura de la banda madrileña El Momento Incómodo.

Así que no hicieron falta grandes artificios para que el primer tema rompiera el hielo, dejando claro desde el segundo uno que el grunge-pop de Repion gana muchos enteros en las distancias cortas. Justo después, y sin apenas tiempo de saludar, atacaron “Pronto”, uno de los grandes temas del álbum anterior, que puso al respetable a botar inmediatamente gracias a uno de los estribillos preferidos y más coreados de las cántabras.

La primera parte del setlist fue un alarde de contundencia emocional. Cayeron “Tus fotos”, la cinematográfica “Uñas de amarillo” y una celebradísima “Viernes”, un tema poderoso y rotundo, que se ha convertido en himno de la gran legión de fans que Repion han reunido en muy poco tiempo. Una audiencia, por cierto, que es tremendamente transversal. El día 26 por el Teatro Barceló asomaban desde mini groupies que apenas alcanzaban la decena de años hasta rockeras y rockeros que ya peinaban más de una, de dos y de tres canas.

Y sí, resulta sorprendente, no porque no lo merezcan por el valor de su música (que está fuera de toda duda), sino por la gran carga generacional de sus canciones: Teresa y Marina narran su vida y sus emociones a través de sus letras. Y lo que cuentan no es más que las cosas que le pasan a dos mujeres de entre veinticinco y treinta años que han tenido que emigrar a la gran ciudad para buscar su sueño. En ellas hablan de amor, de desamor, de su Camargo natal, de sus amigas, de su infancia… y lo hacen de una manera cotidiana y sin filtros, logrando esa fórmula que consigue convertir lo íntimo en universal y que una sala llena de personas de todas las edades coree vivencias ajenas como si fueran propias.

Es el caso de la delicadísima “Atocha”, cierre del último álbum, una poesía cantada que las Iñesta interpretaron de manera íntima, antes de aumentar el ritmo con el pop y los cambios de ritmo de “Columnas”.

La noche también sirvió para celebrar la comunidad que han creado a su alrededor. No en vano, en dos años han colaborado con más de una decena de artistas, desde Xoel López a La M.O.D.A, pasando por Tulsa, Rufus T. Firefly, Bum Motion Club (el grupo de Iris Banegas, la “tercera hermana”, que acompaña con su excepcional bajo en sus directos), etc. Una lista que habla, más que de nombres, del lugar que Repion ocupa ya en la escena. En ella también están las Shego, que reventaron de energía el escenario junto a Marina, Teresa e Iris con la inapelable “El día no me da”, un momento de camaradería explosiva que dio paso poco después a Vangoura y la electricidad de “40 de mayo”.

Tras el vendaval eléctrico, “Me sabe a poco” construyó un refugio acústico, compartido con toda la sala, en el que Teresa, a la guitarra eléctrica, se sentó junto a su hermana sobre la peana de la batería para compartir micrófono y regalarnos uno de los momentos más íntimos y preciosistas de la noche.

El repertorio siguió intercalando temas de los tres trabajos (Repion, el EP Entre todas lo arreglamos y 201) de esta “nueva era” de las Repion: primero, con un bloque más cañero y en segunda persona: “El sueño dura una semana”, “En todo momento”, “X” (seguramente, el gran hit del nuevo álbum) y “Qué hay de ti”, para redondearlo con “La madriguera”, tema con el que llegamos a uno de esos momentos que definen la identidad del grupo: la versatilidad. Las hermanas se intercambiaron los papeles y Marina tomó las riendas de la batería, mientras Teresa ocupó el puesto de frontwoman en el que acostumbramos a verla con Aiko el Grupo, demostrando el talento innato de ambas y la simbiosis casi telepática que existe entre las dos hermanas.

Justo después de esa tormenta, y de la confesión a flor de piel de Marina que abre esta crónica, llegó la calma tensa. “Cerrar los ojos” comenzó desnuda, con un piano acústico que silenció la sala, creando una intimidad sobrecogedora para disfrutar de una canción también sobrecogedora, antes de romper, de nuevo, al grito de Palestina Libre.

Hubo tiempo incluso para que el público cantara a coro “Cumpleaños feliz” a Tano, padre de las Iñesta, antes del final. Como no podía ser de otra manera, el trío se despidió con “Brillante”, que desató la euforia con su ya famoso comienzo (“Dime que sííííí…”) y con la nostálgica y divertida “Barrio Somavilla”, cerrando el círculo con una explosión de ruido y cariño, para finiquitar el último concierto en el Teatro Barceló antes de su inminente cierre. Un desenlace que resume quiénes son: energía, honestidad y raíces.

En él no solo se presentó un disco, sino a una banda que ha encontrado su sitio. Repion han logrado darle forma a un imaginario propio en el que conviven la crudeza, el pop-rock, el grunge, la hermandad y la cotidianidad sin edulcorantes. Y lo han hecho, con “todo el esfuerzo de todos estos años”. Ya no son una promesa ni una rareza del circuito independiente: son una realidad incontestable. La gira de 201 apenas empieza, pero si mantiene el pulso de esta noche, no será recordada como una etapa más, sino como el momento en el que terminaron de convertirse en imprescindibles.

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