The Raveonettes – Sala Arena (Madrid)
Cada encuentro en directo con Sharin Foo y Sune Rose Wagner suele traer consigo la expectativa de saber cómo resolverán sobre el escenario las atmósferas de sus canciones. En esta ocasión los daneses afincados en Los Angeles volvieron con Observator bajo el brazo pero aprovecharon para desgranar gran parte de un repertorio ya tiene varias páginas en su haber.
Tras la envolvente electrónica de Lowell, llegaría el humo y las figuras de Foo y Wagner, tan cargadas de singularidad como siempre. Juntos, y con el apoyo de un batería, The Raveonettes empezaron sin miramientos con «Hallucinations», iniciando la partida hacia un universo en el que convive el ruido con la melodía en una especie de recreación de lo enrevesado y lo sentimental.
Tras algunas pequeñas incomodidades de sonido, el trío consiguió nivelar su estado dentro de una sala con un aforo que sabía a lo que iba. Luces rojas y azules y humo fueron la constante ambiental por la que voces a dúo y melodías con reminiscencias, surf, frat – rock, garage, beat o, en ocasiones, post punk, discurrían en un contexto de historias que planteadas al estilo The Raveonettes podían asemejar a una buena banda sonora de película de serie b o a algún delirio lynchiano.
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De ese modo, mientras Sune Rose Wagner variaba, en ocasiones, su registro vocal habitual, Sharin Foo mantenía su acento entre frágil y, por momentos, perverso. Así fue que cayeron muchas de sus canciones más certeras nivelando de mejor manera la elección de su repertorio en comparación a visitas anteriores. Uno de los puntos a destacar de esta actuación ha sido el hecho de que el ruido y la distorsión habituales en su propuesta se dosificaron en pro de otros matices melódicos o rítmicos. Entre ruidos, ecos y reverberaciones las canciones parecían estirar un poco más su capacidad de sugerir, y esto es algo que justamente hace que la música de la banda surta el efecto que realimenta su estilo.
«She Owns The Streets», «Love In A Trashcan», «Apparitions», «Attack Of The Ghost Riders», «Curse The Night», Heartbreak Stroll» o «Cops On Our Tail», gran manera de acabar el concierto, evidenciaron una identidad que manteniendo los guiños a variados referentes dispone sin duda alguna de personalidad. Se cumplen diez años de su primer disco y ellos siguen sobre el escenario marcando la misma distancia con la gente pero a la vez arañando con ruido y, sobre todo, canciones que no necesitan más apoyo que su propia constitución.
Veinte canciones de peso, una ejecución acertada con el frío característico del dúo, claroscuros, feedbacks, dos amplificadores con el habitual Rave en uno y el On en el otro, ruidos a lo Joe Meek, humo, una Sharin Foo imponente y un Sune Rose Wagner que bien podría salir en el imaginario de Tim Burton, así fue el concierto de The Raveonettes. Así de disfrutable.