Múm – Sing along to songs you don’t know (Morr Music)
La evolución musical de los artistas muchas veces les hace alejarse de los parámetros estilísticos que les encumbraron, llevándoles hasta fronteras que pueden causar que los oyentes abandonen la ruta que durante su vida hicieron juntos; otros, por el contrario, siguen fieles pese a los volantazos más o menos suaves a los que se les someta.
En el caso de Múm, su transitar les ha convertido en un ente más tangible, más orgánico, alejándoles de su electrónica polar paulatinamente. Yesterday was dramatic – today it’s ok (00) fue un hermoso álbum de glitchs experimentales, una obra construida en base a ruiditos digitales y la herencia ambient de Aphex Twin. Difícil es que los amantes de aquel sonido sigan a día de hoy expectantes, cuando nada queda de aquello.
Los que, como yo, les guiñaron más adelante el ojo, concretamente con la salida de Finally we are no one (02), y la heladora melancolía que impregnaba “Green grass of tunnel”, punto equidistante de las antagónicas orillas entre las que ha navegado su barco, es posible que aún presten un mínimo de atención a los movimientos del hace años dúo islandés.
Este último trabajo supone ya el abrazo definitivo al pop de Múm, y eso no tiene por que ser esencialmente malo, sus compatriotas Sigur Rós también lo han hecho –en menor medida- y firmaron su enésima obra maestra el pasado año. La cuestión se centra en la evocación y subterránea emoción que les hizo grandes y que ahora, resulta liviana y pasajera.
Disco trufado de voz, para remarcar la superación de la fuga de las gemelas parece, y colaboraciones instrumentales en pos de una accesibilidad cómplice; como contrapartida conlleva la pérdida de carácter y la adopción de un perfil plano, que no homogéneo como antaño, lo que dispersa a lo largo de la escucha.
Guardemos la guadaña, no obstante, y deleitémonos con los arreglos de cuerda conviviendo en armonía con las bases electrónicas en “The smell of today is sweet like breast milk in the wind” o con los ecos a la Björk más cinematográfica en “A river don’t stop to breathe”. Hasta el inocente guiñó a Sigur Rós, “Húllabbalabbalúu”, tiene su gracia.