La respuesta está en la canción (VI): «Southern man», de Neil Young
Conservo prácticamente intacta mi colección de discos de Neil Young. En varios formatos, siempre acudo a alguno de ellos o a canciones puntuales para recordar lo grande que puede llegar a ser esto de la música popular. El genio canadiense, cascarrabias a tiempo parcial y mecánico ecologista de sol a sol (últimamente anda enfrascado en la fabricación y perfeccionamiento de vehículos no contaminantes), sabe cómo dar en la diana con su voz arrastrada y esas radiografías históricas de la cultura americana que inundan de sabiduría los surcos de sus álbumes. De entre todos ellos hay uno, After The Gold Rush, publicado en 1970, que contiene una de las piedras de toque ineludibles de toda su discografía y sin duda uno de los momentos que podríamos entender como clásicos.
En las líneas escritas, casi vomitadas, de «Southern man» se puede detectar un odio ancestral, movido por el conocimiento de causa, hacia la parte oscura de la civilización, expresado en una serie de versos tan hirientes como el silbido de las fustas usadas como excusa para el progreso: «I saw cotton and I saw black tall white mansions and little shacks. Southern man, when will you pay them back? I heard screamin’ and bullwhips cracking. How long? How long?» («Vi algodón y vi altas mansiones blancas y pequeñas chozas. Hombre del sur, ¿cuándo les compensarás? Oí gritos y látigos chasquear. ¿Por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo?»). En su época más concienciada, el de Toronto pedía cuentas a todos aquellos que a lo largo de los siglos disfrutaban de herencias desproporcionadamente injustas y fortunas obtenidas a cambio de la explotación, humillación y absoluto sometimiento de los esclavos negros que acabaron por poblar en sucesiva descendencia la mayor parte del continente. A no mucho profundizar en las otras muchas maravillas de su discografía, encontraremos sobrados motivos para decidirnos a estudiar historia contemporánea con solo traducir sus letras. Lo más curioso es que esta fue escrita minutos antes de salir al escenario del Fillmore East neoyorquino, donde ofrecería uno de los mejores conciertos de la década.
Ronnie Van Zant, vocalista de los célebres Lynyrd Skynyrd, esperó cuatro años para tener una perspectiva más amplia sobre las diatribas anti racistas de Young. Tras escuchar «Alabama», otra composición en la misma línea que el ilustre Neil incluyó en Harvest, su disco de 1972, escribió junto a su banda el que hoy ha devenido en himno del estado del mismo nombre, un tema reivindicativo lleno de orgullo de clase que todos reconocen casi al primer acorde. En «Sweet home Alabama» se citaba al propio Neil Young invitándole a desaparecer de las inmediaciones del susodicho territorio y reafirmando los valores de una tierra que es lo que es -o lo que era- gracias al supuesto esfuerzo de muchas generaciones. Al propio artista le hizo gracia la mención y parece que con el tiempo cultivó una buena amistad con Van Zant hasta su triste desaparición en un accidente aéreo en 1977.
A este lado del Mississippi no se conoce que en realidad el éxito de la canción fue motivado precisamente por su carácter contestatario y, dejando a un lado las connotaciones pro esclavitud (algo que no queda demasiado claro), sigue utilizándose en bandas sonoras de diverso calado, campañas publicitarias por todo el planeta e incluso en España los Siniestro Total de actitud punk que triunfaban hace algunas décadas grabaron una muy digna versión, a la que titularon «Miña terra galega», llevando el primario sentimiento nacionalista a territorio propio. Hasta el enorme Charly García la rebautizó como «Sweet home Buenos Aires», ante lo cual se entiende la capacidad comunicativa de una canción que jamás pretendió convertirse en algo tan grande.
Un nuevo capítulo de escuchas comparativas y letras complementarias será agregado a esta serie de la que convendría que cada cual fabricase su propia playlist. El saber nunca ocupa lugar, ni tampoco los discos y los artistas que han hecho de un fenómeno cultural algo tan necesario como la música. Todo está conectado de un modo u otro. Continuará.
Excelentemente elegida la canción, fabulosamente elegido el artista y como siempre, de mucha calidad el reportaje escrito por parte de J.J. Caballero.
Saludos.
Grande Neil