Amaia – Cuando no sé quién soy (Universal Music)
El fenómeno Amaia Romero es suficientemente conocido para tener que volver a explicarlo, pero volvamos a dar unas pinceladas. La joven artista navarra ha cautivado a público y medios de una forma meteórica, desde que su figura irrumpiera en el mediático Operación Triunfo hace ya cinco años. Desde entonces, en vez de conformarse con ser una buena intérprete, ha mostrado una inquietud y una forma de entender su carrera que nos parece reseñable. Buenas compañías, colaboraciones con bandas del indie y del mainstream, versiones y un interesante debut como Pero no pasa nada (Universal, 2019) producido por Santiago Motorizado (líder del grupo de rock argentino Él mató a un policía motorizado) al que siguió su pertinente gira.
Esa carta de presentación y lo que ya es una sólida carrera, permite a Amaia ir un paso más allá en Cuando no sé quién soy (Universal Music), disco en el que mezcla estilos, se desmelena y se apoya en la producción de una de las mentes más clarividentes del nuevo pop, el catalán Alizzz (C. Tangana) que ya la invitó a poner voz en el himno «El Encuentro«. Este álbum no es más que una representación del desprejuiciado y ecléctico momento que vive la nueva escena, donde ella es una de las reinas.
El cóctel funciona de maravilla y mezcla algunos de sus conocidos tics, como su característico piano que marca la intro de la popera y perfecta carta de presentación «Bienvenidos al show» -en cuya letra participa Paula Ribó aka Rigoberta Bandini-, con la electrónica, y compañías con proyección como Rojuu en el hit «Quiero pero no» o tan asentadas como Aitana, en la empoderada «La canción que no quiero cantarte»,“Quieres ser mi amigo, cómeme el higo. No van a volverte a ver paseando conmigo”. Sintetizadores, toques de funk («Dilo sin hablar») , bonitos teclados en «La vida imposible», baladas como «Yo Invito» o «La persona», una versión desnuda y orquestada como «Santos que yo te pinte» con la que acercar a Los Planetas a nuevas generaciones (ya lo hizo con La Buena Vida) o el toque folclórico de «Yamaguchi‘ como cierre.
Un notable álbum de pop que conquistará a propios y a extraños.
Una dosis de ácido hialurónico para el canal auditivo. Un placer escucharla y verla en un directo es una experiencia única.
Me enamoró, en Operacion Triunfo, y cada vez que la oigo, me gusta más. Es un valor, que sube y sube?