Soccer Mommy – Sometimes, Forever (Loma Vista)
Los dos primeros trabajos de Sophie Allison, aka Soccer Mommy, la descubrieron como una sólida compositora de delicadas canciones de marcado tono confesional, conducidas por guitarras cristalinas y acabadas con sutiles arreglos, puntuales y detallistas, que mostraban una elegante querencia por sonidos que remitían a la época de los noventa, de la que se ha declarado seguidora en múltiples ocasiones.
Clean (Fat Possum, 2018) y Color Theory (Loma Vista, 2020) se revelaron como dos álbumes más que notables, sin apenas fisuras, y que la situaron en un importante escalafón dentro del elenco de cantantes americanas que tantas alegrías nos vienen deparando (si bien nació en Suiza, apenas vivió un año y medio allí y sus raíces están en Nashville). En este tercer largo, que viene a completar una excelente trilogía, se adentra en terrenos más pantanosos y quebradizos, si acaso menos accesibles por momentos, y hace equipo con uno de los grandes visionarios del pop vanguardista como es Daniel Lopatin, el hombre tras Oneohtrix Point Ever.
Los resultados demuestran el acierto de la apuesta y lo bien que conectan ambas sensibilidades, abordando con nota las texturas ruidistas de Slowdive o Lush en el excelente póker conformado por el gran single “Shotgun”, “With U”, “Don’t Ask Me” y “Following Eyes”, buceando con admirable claridad en las aguas de la primera PJ Harvey o de Portishead (ahí están las excelentes “Unholy Affliction”, “newdemo” y “Darkness Forever”, triángulo mágico donde aborda temas que van desde el rechazo a lo que tienes que hacer por conseguir lo que quieres, aunque no lo desees, al suicidio de Sylvia Plath, pasando por un acercamiento a temáticas ecologistas), sin renunciar a ese tipo de composición que más se identifica con ella y que borda en la inicial “Bones”, con final épico repleto de distorsión, en la redonda “Feel It All The Time” o en el cierre con “Still”, melodías impolutas donde su bonita voz brilla en primer plano, sin necesidad de artificios.
Las letras de Allison combinan tristeza, calidez y esperanza y abrazan con naturalidad la melancolía de su música: “I´m trying to be someone / That you could love and understand / But I know that I’m not”, comienza desarmando y admitiendo en “Bones”, para luego contrastar con la luz que se cuela por las rendijas de su intensa experiencia vital, y que consigue plasmar en sus textos con tremenda clarividencia pese a sus escasos veinticinco años (“Whenever you want me I’ll be around / I’m a bullet in a shotgun waiting to sound” da forma a uno de los estribillos de la temporada en “Shotgun”).
El transcurrir por este gran paso adelante en una carrera que ya antes se proyectaba del todo interesante, constata el talento descomunal de una artista mayúscula y da forma a uno de los mejores discos de lo que llevamos de año.