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Amadou & Mariam (La Riviera) Madrid 03/11/24

El concierto de Amadou & Mariam en La Riviera el pasado 3 de noviembre fue una experiencia mágica, de esas que no se olvidan. Amadou Bagayoko y Mariam Doumbia llevan compartiendo vida y música desde hace más de cuatro décadas, cuando se conocieron en el Instituto para Jóvenes Ciegos de Mali, donde formaron un vínculo de amor por la música, con el que dejaron atrás cualquier limitación física. Esta gira celebra su recorrido juntos y la combinación de la rica herencia maliense con sonidos modernos, una fusión que han logrado sin perder su esencia. Parte del ciclo Villanos del Jazz, el concierto fue uno de los más destacados de un programa que año tras año aumenta en calidad y en la profundidad de sus propuestas.

La música de Amadou & Mariam no solo celebra la cultura de Mali; en ella también están los ecos de sus vivencias compartidas y sus luchas personales. A lo largo de los años, han tejido con cada canción una historia que lleva la esencia de su país y su propia esencia como pareja, y eso los convierte en mucho más que músicos: son narradores de una vida en común. Este nuevo tour promueve su nuevo álbum, La vie est belle, un recopilatorio que funciona como una retrospectiva de la mejor discografía de su carrera, contando con alguna nueva canción así como diferentes remixes.

La Riviera, en esa noche de domingo, no llegó a llenarse, pero el público presente suplió cualquier vacío con una cercanía palpable. Pasadas las nueve de la noche, el espectáculo comenzó con “Ta promesse”, y desde el primer golpe de batería de Yvo Abadi, la sala se impregnó de una expectación vibrante. Yao Dembele en el bajo y Charles Frederik Avot en los teclados se unieron poco después, construyendo una base envolvente que marcaría el tono de todo el espectáculo. Finalmente, bajo una ovación cálida y entusiasta, Amadou y Mariam aparecieron en el escenario, acompañados por el staff y los aplausos de un público, con muchos francófonos entre los presentes. Todos los asistentes estábamos prácticamente entregados desde el primer acorde, donde supieron tejer en La Riviera un refugio de proximidad.

Tras la apertura del concierto, un minuto de silencio puso en pausa el ritmo de la noche. Con la ayuda de una traductora que apareció en el escenario, Amadou y Mariam compartieron unas palabras sobre el desastre de la DANA en Valencia. Fue un momento solemne, donde todos los presentes guardamos un minuto de silencio. Un silencio absoluto que representaba un respeto que, en mis años cubriendo decenas de conciertos, nunca había vivido.

Tras varios minutos, el espectáculo continuó con “Batoma” y “C’est Chaud”, donde Amadou se lució con la guitarra, recordándonos por qué es uno de los grandes de la música africana. Su estilo parece evocar el blues, pero también va mucho más allá: es una mezcla única de influencias occidentales y raíces africanas que sorprende y, al mismo tiempo, resulta familiar.

Tras varias canciones más, Mariam abandonó el escenario brevemente, dejando que Amadou y Yao Dembele tomaran el protagonismo con el tema “Masiteladi”. Lo que siguió fue un solo de guitarra, que podría describirse como un torrente imparable: seis minutos de virtuosismo absoluto, en los que Amadou parecía casi perderse en su instrumento. Fue un momento de pura maestría, donde el tiempo se diluyó, y el público respondió con un entusiasmo que levantó el techo de La Riviera. Probablemente uno de los solos más intensos que he visto en directo. Con el público completamente entregado, la banda siguió con otra pieza cargada de energía blusera, “Dogons”.

La noche avanzaba en un vaivén de emociones. Mariam regresó al escenario con “Bofou Safou”, una canción que invita a bailar y celebrar la vida. Con una complicidad palpable entre músicos y público, los coros, las palmas y los juegos corales creaban una conexión que trascendía el espacio, y durante unos minutos, todo el lugar se convirtió en una fiesta, un auténtico tributo a la alegría y a la música como lenguaje universal.

Uno de los momentos más mágicos de la noche llegó con “Sabali”, una canción en la que el francés y el bambara se entrelazan. Su letra, aparentemente sencilla, trata sobre el amor y la paciencia, pero en directo adquiere una profundidad que resulta difícil de poner en palabras. Mientras cantaba, Mariam tocaba el hombro de Amadou con un cariño que parecía abarcar décadas. Fue, sin duda, uno de esos momentos únicos que se quedan contigo mucho después de que las luces de la sala se encienden.

Los últimos temas fueron una auténtica celebración. Sonaron “Mogolu”, su último sencillo, y “Je Pense À Toi”, un clásico que resonó entre los asistentes como una ola. Y finalmente, el concierto culminó en un estallido de emoción con “La Réalité” y “Beaux Dimanche”, dos de sus grandes himnos. A pesar de que el final era inevitable, el público no quería dejarles ir; después del bis, las palmas y los gritos de agradecimiento retumbaban en La Riviera.

Durante los cien minutos de concierto, Amadou & Mariam mostraron que su música trasciende el tiempo y funciona como un lenguaje universal de emociones y vivencias que supera cualquier frontera cultural. Fue una noche mágica, sí, pero también un viaje profundo hacia el alma de Mali y el corazón de la música que los convierte en mucho más que un dúo musical: son una fuerza vital, una forma de conexión, de sanación y un recordatorio de que, en el fondo, todos anhelamos lo mismo, encontrar un lugar al que pertenecer, ya sea en un espacio físico o en el ámbito musical.
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