Alan Sparhawk (La Nau) Barcelona 17/11/23
Tengo en mi mente esa ternura que desprendían Alan Sparhawk y Mimi Parker cuando los entrevisté para esta revista por la publicación del magistral HEY WHAT. Fue una charla divertida y confesional, en la que siempre me ayudaron en más de un momento a controlar los nervios de fan atolondrado que se encuentra (vía Zoom) con una de sus bandas favoritas. Alan parecía cansado de tanta entrevista promocional, y Mimi siempre se mostró atenta y pendiente de que todo fuera a buen puerto. Me río ahora cuando, ya finalizando la entrevista, les dije que por fallo mío no se había grabado nada, y los dos me pidieron el mail para enviarme la conversación que previamente ellos habían grabado.
La muerte de Mimi Parker fue un duro varapalo para los que hemos seguido la trayectoria de Low, y nos imaginábamos la amargura y la pena que tuvo que pasar Alan en aquellos momentos. terribles. Desde el deceso de Parker el 5 de noviembre de 2022 Alan Sparhawk sólo había tocado en su Duluth natal, y es ahora cuando ha sacado fuerzas para enfrentarse a un público que llena las salas para, de alguna forma, rendirle tributo a su mujer y, para hacerle sentir que no está solo; que aparte de su familia y amigos, tiene a miles de seguidores que le dan aliento.
El concierto de Barcelona es de lo más emocionante que un servidor haya visto, porque fue mucho más que eso, fue una especie de ceremonial en memoria de Mimi Parker. Como si de un sacerdote se tratara, salió el ¿ex Low? con una larga melena rubia acompañado de su banda de la que su hijo Cyrus forma parte tocando el bajo.
Abrieron el set con una intensa jam session instrumental (“Liquid Love”) en un derroche de rock fibroso con pespuntes de funk y jazz. Una banda creando un muro de sonido de exuberante lirismo que continuo con otra inédita, “Screaming”, con una letra en la que se cierne la sombra (de nuevo, siempre) de Parker (“When you flew out the window and into the sunset, I thought that I would never stop screaming … if you and I’s love is forever then I’ll probably be screaming that long”). Los pelos de punta.
Y es que, como se ha comentado más arriba todos teníamos presente a la insustituible batería de Low, y es por eso que el cancionero que desplegó la banda derrochaba pena, frustración, rabia, amor (mucho amor), pero además era la confirmación de que la música puede ser una vía de escape para redimir tanta desolación. “JCMF” fue otra prueba de ello mientas Alan cantaba el regreso de un Dios en el que derramar infinitas lágrimas. El rock de escuela Neil Young asomaba en “Torn”, y en “Princess” resonó la ingrávida onda expansiva de Low.
Otros momentos álgidos del concierto fueron “Home 2 Me” y sus pespuntes blues, y en “Don’t Take Your Light” Sparhawk entonó un “Don’t take your light out of me” que, de nuevo, desgarraba hasta en lo más profundo. Se despidieron con la letanía repetitiva de “Want It Back”, y antes Alan nos agradeció, casi al borde del llanto, que estuviéramos ahí arropándole. Sólo me queda por decir que gracias a ti por existir.