Amparanoia – Planta Baja (Granada)

Lamentablemente, tengo que empezar la crónica del concierto no con una valoración de la sesión de música recibida, ni con un análisis de la calidad de sonido, ni siquiera con la afluencia de público de aquella noche. Tengo y debo de comenzar con la mala, malísima noticia del cierre por parte del Ayuntamiento, de una de las salas más emblemáticas y portadoras de una cultura musical independiente en nuestra cuidad, comunidad autónoma y, me atrevería a decir, que de nuestro país. Una sala que engrandecía a los artistas que recibía, en vez de al revés.

Amparo Sánchez, o lo que es lo mismo, Amparanoia, tuvo la suerte (o mala suerte) de tocar, en lo que parece ser el último concierto de la popular sala granadina Planta Baja. La noche se presentaba festiva y risueña, tanto como la perenne sonrisa de Amparanoia en lo alto del escenario.

Presentando su último disco, de nombre Enchilao, Amparo y su grupo, con novedad de un Dj poniendo bases electrónicas a sus canciones, desprendió entusiasmo y alegría constante en un directo electro-acústico que encantó al público presente, en su mayoría femenino. Aires cubanos, bossanova en el ambiente y una Amparanoia de la tierra, hicieron saltar y botar a una sala que se entregaba a la música y pensamiento de un grupo que no se calla ante las injusticias sociales basando su protesta en unos ritmos festivos que ya hace tiempo que se desprendió la etiqueta de pachangueo.

Más de dos horas de repertorio, haciendo un recorrido de su trayectoria musical y repasando sus más famosos temas de discos anteriores, fue lo que se pudo vivir en esa ya difunta sala (espero que no por mucho tiempo) la noche del viernes.

Destacar la tristeza de Amparo y su grupo al obligar la policía local cortar su set pese a sus inmensas ganas de seguir su concierto no se sabe cuánto tiempo más y su desafío a las autoridades por continuar tocando al grito de “resistencia” y a favor de la libertad de expresión.

Un concierto genial, tanto por el ambiente de la sala como por la calidad de la música, pero con un final desolador que nos deja sin una de las mejores salas de música independiente del estado por decisiones políticas, y dicho sea de paso, con responsables políticos de las tres principales formaciones, sin excepción.

No se sabe qué futuro, respecto a la integridad de salas para el directo, le espera a una ciudad como Granada que ve cada vez más difícil dar cabida a tantos buenos artistas sin que éstos puedan proyectar su música en vivo, que al fin y al cabo es la esencia de todo esto.