Ana Lógica – Apueste su vida (Ráfagas)
Hace aproximadamente un año, durante unos días de vacaciones, me entretuve algunas tardes pensando y apuntando temas de los que poder hablar posteriormente en mi blog. Entre otros pensé en escribir acerca de la progresiva ausencia de trompetas, saxofones, trombones y vientos en general que se observa en la música pop durante los últimos años (al menos en la que yo suelo escuchar). A veces uno echa de menos aquellos solos de saxo que en los 80 parecían tan horribles…
Desde entonces, vaya casualidad, prácticamente cada mes he descubierto al menos un grupo pop con instrumentos de viento. El más reciente se llama Ana Lógica, y no por ser los últimos significa que sean unos novatos. Su disco Apueste su vida es su primer largo oficial, pero la banda granadina lleva ya bastantes años paseando sus maquetas por emisoras y discográficas, presentándose (y ganando) a certámenes de todo tipo o apareciendo en festivales (el último Indyspensable, sin ir más lejos) y recopilatorios como “Megatón Ye-Yé” o “Si no es Stiff no merece un tributo” (tributo a Stiff Records en el que recrearon el “So it goes” de Nick Lowe).
Ya desde los primeros segundos de “Primer plato”, la canción que abre el disco, el oyente atento puede cerrar los ojos e imaginarse perfectamente en plena época del revival mod, asistiendo a uno de los últimos conciertos de The Jam (o tal vez a uno de los primeros de Style Council). Canciones como “Operación bikini”, “Han matado al pusilánime”, el magnífico medio tiempo “Frank De Winne” reflejan el gusto de la banda por el pop vital, de aires revivalistas, fresco, con cierto aroma soul en ocasiones, y que aquí se presenta repleto de arreglos equilibrados y muy acertados. No es meramente decorativo, desde luego, el papel de la trompeta (Antonio Alba) ni del trombón (Manuel Alvárez). Y ya que estamos, mencionemos también al resto de componentes: Daniel Guirado (voz y batería), Pedro Álvarez (bajo), Juan Montero (guitarra) y Antonio Martín (piano).
Las letras son bastante crípticas (“Soy una tentación / soy centollo”, “Memo es astronauta en formación / y va colgado al techo del salón”) y personales (“Si ya no puedo estar mejor / para qué cambiarlo”, “Mejor no debiera encontrarme contigo / Tu voz me resulta un castigo al oído”), encajando como un guante en unas melodías que son directas, memorables, sin giros extraños, con prácticamente todas las canciones perfectamente aptas para el baile, el movimiento horizontal de cabeza y el canturreo. Será cuestión de echar un vistazo a su directo a ver cómo defienden estas canciones, porque la cosa promete.
Tras varias escuchas del Apueste su vida es inevitable que vengan a la cabeza nombres como Los Flechazos / Cooper (los más obvios), los recién separados Fortune Tellers, los añorados Los Brujos (los de aquí, los de Miguel Ángel Villanueva) o Teenage Fanclub (principalmente evocados en esa lección de pop que es “La máquina de los recuerdos”). Esquivando la monotonía hay sitio incluso para momentos “spaghetti western” (“Sombrero tejano”, sobre todo al inicio, y que recuerda por momentos a La Frontera) y también para otros más powerpop (“Bienvenido a Manhattan” tiene ciertas trazas de los grandes Brighton 64). En fin, un disco que apuesta por una línea melódica y sonora, pero que no se hace largo ni suena monolítico o pesado, todo lo contrario. Buen disco, y buen grupo.