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Entrevistamos a Side Chick

Sería estupendo encontrar con quien subirse a un escenario con medio bote de purpurina por encima para hacer locuras a ritmo de rock potentorro y urgente. Sin embargo las componentes de Side Chick se encontraron cuando buscaban probablemente algo más bíblico. Maïa Vidal ya tiene una carrera en marcha y varios discos a sus espaldas, en uno de los cuales, “God Is My Bike” (Crammed Discs, 2011), llegó a poner su guitarra Marc Ribot, aunque últimamente no pareciera tan interesada en el punk como cuando cursaba sus estudios de secundaria en Ithaca (Nueva York). A través de Tinder se tropezó primero con el batería venezolano Eduardo Benatar y después con Scarlett, una multiinstrumentista catalana que bebe los vientos por Prince y su manera de hacer las cosas.

Un par de años después de ese fogonazo está listo el primer álbum, Side Chick (Foehn Records, 2019), un compendio de glam-punk sexy con un sonido muy en-tu-cara, y una vomitona de reacciones a la vida urbana occidental sobre la que hacen surf buscando, sobre todo, divertirse cada segundo.

“Side Chick es poder creer que la sexualidad y el magnetismo no quite que seamos fucking rock stars”

¿De dónde venís y cómo os planteáis que es preferible tener un grupo que una vida de provecho?

Maïa Vidal: Mi madre me empujó a dejar la carrera y a meterme en la música.

¿Qué carrera habías empezado?

Maïa Vidal: Diseño gráfico. Y no había cogido un lápiz en mi vida. Estuve solo un mes en la universidad. Soy de Estados Unidos, de un pueblo del estado de Nueva York. Y la verdad es que mi abuela es artista, y mis padres, los dos son artistas frustrados. Entonces, para ellos, que yo hiciera algo creativo y que hiciera algo con mi vida que me llene era lo más normal y lo que a ellos les hubiera gustado hacer. Estudié bellas artes, pero la música siempre ha sido lo que siempre ha sido más fácil y divertido para mí.

Pero os juntáis en España, y aparte de las historias que se cuentan sobre el Tinder, ¿cuál es la chispa que hace que montéis el grupo? Porque el hecho es que os conocéis tres personas gracias a las redes sociales, pero tres personas pueden hacer otras muchas cosas aparte de montar un grupo.

Maïa Vidal: Yo me había juntado con Eduardo y él tenía un grupo de rock y yo tenía un grupo de pop-electro raro, pero cuando le dije que tenía un grupo punk de adolescente, fue como, buah, sería muy chistoso verte tocar el bajo. Empezamos con eso y fue muy eléctrico, pero sabíamos que era algo por lo que no nos íbamos a quedar en casa tocando. Por eso cuando conocimos a Scarlett, fue como, oh, esto podría ser realidad porque antes fue un capricho, pero la química que tuvimos desde el principio fue evidente. Ya no íbamos a poderlo dejar solo para algo de casa. Esto iba a salir e iba a tener que enfrentarse al mundo, tener piernas e ir corriendo.

¿Quién ligaba con quién para que terminara montándose el grupo a través de Tinder?

Maïa Vidal: Pues yo con Eduardo, y yo también… bueno, con Scarlett hicimos match. Yo estaba con él pero todavía estaba en Tinder explorando el mundo Tinder de mujeres, y una ve muchas fotos de chicas en Tinder y a veces es un poco aburrido pero había una foto de ella tocando la guitarra y cantando con una especie de sujetador con tachuelas, y claro; ¿qué está pasando aquí? Inmediatamente quería saber más. Y nos juntamos los tres y no sé si pensabas que iba a pasar otra cosa pero realmente empezamos a hablar y comentamos que tocábamos los dos y que si le apetecía tomar algo y fue todo bastante evidente.

Vaya, por lo que me decís estoy pensando en cerrar mi Linkedin para abrirme un Tinder, igual es más práctico.

Maïa Vidal: Exacto, es que se encuentra gente muy interesante ahí. Yo sigo en Tinder porque es una manera de encontrar gente no solo para ligar, que para eso va muy bien, pero creo que es la última red social en la que hay algo imprevisto, que no sabes lo que va a pasar.

Acabáis de empezar pero ya tenéis una serie de festivales cerrados, habéis grabado un disco y estáis de promo intensiva, lo que os lleva un tiempo y un esfuerzo determinado, por eso, Maïa, ¿vas a seguir con lo que hacías en solitario.

Maïa Vidal: Pues sí. La verdad que cuando empecé con Eduardo estaba trabajando en lo que iba a ser mi cuarto disco y había empezado a trabajar con un productor, cosa que nunca había hecho antes, y en un hueco de ese trabajo se formó el grupo. Y durante los dos años en los que hemos estado tocando, yo también he estado trabajando en mi disco que ahora se está mezclando. La verdad que son mundos muy distintos pero se han ido formando y comunicando. Siento ahora cosas que vienen de Side Chick que están apareciendo en mi nuevo disco, cosa que me parece bastante interesante, además de que en directo toco con Scarlett.

 

Tiene que llegar un momento en el que escribes una canción y te preguntas, ¿para quién es?

Maïa Vidal: De hecho esto ha ocurrido porque la canción “Sick Toxic” se había escrito para mi disco, y justamente como estaba tardando un poco en producirse y estábamos tocando mucho Side Chick en aquella época, el set iba creciendo. Primero teníamos un set de media hora, luego de 40 minutos, y cuando alguien nos pidió 50 dijimos que no teníamos más temas, y pensamos en qué tal quedaría si adaptamos esta canción. Al final Side Chick robó esa canción y se ha transformado en parte de nuestro repertorio.

Y si de pronto te sale una canción con la que dices, esto va a estar muy bien, ¿para quién es?

Maïa Vidal: Es que también hacemos una versión de una canción mía de mi tercer disco.

Scarlett: Mi canción favorita suya.

Maïa Vidal: Que se llama “Bones”. Y la misma idea que antes. Necesitábamos más tiempo en el set, así que vamos a hacer este cover, y hay tantas cosas que se pueden hacer con la banda para transformar una canción que, por ejemplo, con “Sick Toxic” estoy muy contenta de hacerla cedido a Side Chick porque me parece que la hemos llevado a un sitio muy imprevisto. Es la canción un poco tranqui del disco y la llevamos a un sitio que acaba como Queen. Son circunstancias y momentos.

Se habla con mucha facilidad del glam, y cada vez que se habla de vosotras se habla de glam. ¿Qué es el glam para vosotras?

Scarlett: El glam es subirte al escenario con toda la purpurina que puedas. Es un estilo estético no es un tipo de música.

Maïa Vidal: Sí, porque yo que conozco muy poco de la historia del rock’n’roll pregunté a Eduardo, que es un friki de eso, y nos enseñó el “Ballroom Blitz” y algunas otras canciones y yo no encontraba el vínculo. Eran hombres vestidos de mujeres en el escenario con mucha purpurina, así que para nosotras ha terminado siendo una actitud. Tampoco es que escuches algo y digas, oh, esto es muy glam.

En un país que está lleno de grupos de rock a los que no les importa casi nada la parte visual, ¿cómo la preparáis, cómo la pensáis, qué importancia tiene para vosotras?

Scarlett: Yo me he criado escuchando discos de Prince y viendo todo de Prince y es puro espectáculo. Aparte de la música montaba unos shows con unos vestuarios increíbles y para mí es algo que es súper importante siempre porque los conciertos no me gustan si no hay algo más detrás. Me aburren. En un concierto en el que hay un tipo con una guitarra tiene que tener algo más.

¿Cuál es el disco de Prince que más veces has escuchado durante los últimos 6 meses?

Scarlett: Musicology.

Side Chick tiene una parte noventera, pero en los 90 se hacía gala de salir a tocar con la misma ropa con la que se iba a comprar el pan.

Scarlett: Yo nunca he sido partidaria de eso.

Maïa Vidal: Yo he sido punkera en el principio de los 2000 y escuchaba mucho Courtney Love y cosas así, y me parecía bien ir así con los tejanos rotos, etc. Y Scarlett dijo: yo creo que el sonido es guay pero vamos a divertirnos, vamos a hacer un show. Y lo que nos distingue un poco y que también nos hace menos cool, porque las bandas de hoy en día van a tocar en camiseta mucho más relajados…

Scarlett: Y lo nuestro es exagerado.

Maïa Vidal: Sí, sabemos que hacemos lo contrario de lo que se ha de hacer ahora. Si piensas en las bandas de hair metal y cosas así, los indies de hoy no escuchan esa mierda. No va a haber fuego ni explosiones. Esa actitud es de otra época pero hace la música muy divertida para nosotras y eso lo queremos transmitir.

 

El indie en general no es sexy.

Maïa Vidal: Claro, todo tiene que ser auténtico, todo tiene que reflejar el momento en el que estoy solo en mi cuarto tocando con lo profundo de mi ser. Nosotros no nos lo tomamos tan en serio porque también nos estamos partiendo el culo en el escenario, nos estamos riendo, y yo cada vez hago un gesto más exagerado y Scarlett se ríe, y eso no lo tiene el indie, que me termina dejando un poco fría. Es una actitud en la que tiene que parecer que nada te importa. Y si ahora todo es 90’s, nosotras nos quedamos en los 80’s, cuando todo era más grande y más exagerado.

Usáis una expresión musical propia de otro tiempo, ¿qué es lo que no os complace de la expresión artística propia de 2020?

Maïa Vidal: Cuando uno está haciendo producción musical y se usa mucho el ordenador, y a mí me pasa también con mi música, se tienen delante todas las opciones del mundo; se pueden añadir ahora unos vientos o unas cuerdas, y se termina generando algo que no tiene un ser vivo dentro. No quiero hablar mal de la música de ahora pero…

Scarlett: No hay que pensar demasiado.

¿Menos es más?

Scarlett: Exacto. Es el hecho de que somos tres personas, de la espontaneidad de lo que hacemos, que el riff que sale es el que se queda. No nos pasamos horas buscando loops.

Scarlett: A la hora de hacer arreglos nos planteamos que no íbamos a meter nada en el disco que no pudiéramos hacer en vivo los tres.

¿Hacéis en directo los teclados?

Maïa Vidal: Sí, y cuando los toca Scarlett no hay guitarra, o le da a una nota con sustain y la deja ahí. Queríamos hacer algo que siempre se pudiera enchufar y let’s go. No es que diga que ahora no haya música así, pero esas épocas de antes tenían una urgencia muy interesante que se ha ido sustituyendo por complacencia.

O sea, que arreglos como los que hace St. Vincent no os gustan…

Scarlett: ¡A mí me gusta!

Maïa Vidal: Sí, hace cosas que me gustan mucho. Yo era muy fan desde el principio pero por un lado lo que hace es demasiado perfecto y por otro que quiero volver a algo que sea más garage, más punk porque yo nunca podría hacer algo tan perfecto como lo que hacen estas diosas pero tampoco aspiro a ello. Quiero que haya fallos y distorsiones, gallos en la voz. No quiero esa búsqueda de la perfección que te hacen perder los accidentes que hacen la música tan interesante.

No se cuestiona en absoluto el idioma que utilizáis para expresaros en Side Chick, pero por un momento se me ha ocurrido pensar en que cantarais lo mismo en español y la reacción que se iba a montar, ¿cómo imagináis que sería la cosa si os entendieran un poco más la letra?

Maïa Vidal: Oh, my God! Las letras que he hecho para este disco son mis preferidas de entre todas las que he hecho nunca. He tenido un momento creativo muy interesante con las letras de Side Chick, y a veces fantaseo con lo que me dices: que la gente lo escucha y tiene una reacción más clara. A veces he preguntado si deberíamos hacer algunas canciones en español aunque a mí personalmente componer en otro idioma es algo que me cuesta más, además de que cuando pienso en componer en español me sale rollo reguetón y no creo que me pudieran salir letras muy rollo glam-punk en castellano. Además hay una herencia con este tipo de música que se ha hecho con impulsos en inglés desde el principio. Hay rock en español que me gusta también pero tengo una lucha con eso.

Scarlett: Creo que es muy difícil escribir música bien hecha en español. Hay grupos que lo hacen muy bien y grupos que lo hacen muy mal, y creo que es más fácil hacerlo muy mal.

Por otra parte usáis expresiones en inglés que son muy poco habituales, como por ejemplo, shut your whore mouth (literalmente, cierra tu puta boca), que parece una traducción del español al inglés.

Maïa Vidal: Shut your whore mouth y Side Chick son frases un poco más del rap americano, o más en concreto de la cultura hip-hop. No lo he dicho mucho en mi vida pero lo habré escuchado en una película y entonces se lo solté a Eduardo, le gustó, empezamos a tocar y se quedó así. Hay otras cosas como your face is a butt (tu cara es un culo) sí es una traducción literal de algo que me dijo Eduardo, que me llamó caraculo.

¿Cómo es el mundo que pinta vuestro primer álbum?

Maïa Vidal: Es un mundo que veo bastante soleado, puede que californiano. No es lo-fi garage, pero sí tiene pinta de algo así, un poco road movie, es urbano. Cuando hemos planteado un nuevo videoclip hemos visto que de campo no es; la naturaleza y los árboles no los vemos. Lo que me imagino es Nueva York en los 80, primeros 90, sucio y trashy pero un poco codicioso y en un momento en el que es todo mucho más bonito o pulido pero ese sentimiento codicioso le da carácter; historias de amor pero de un amor muy pasajero; líos interpersonales y pocos conceptos gigantes menos lo de Trump, que sí es un poco más de ahora. Hay una pareja que permanecen juntos porque quieren terminar una temporada de una serie. Hay algo bastante de la Generación X, bastante noventero que no se toma muy en serio a sí mismo.

Terminar una canción (“Your Face Is A Butt”) diciendo tu cara es tu culo y que suene el himno americano… ¿me lo explicáis?

Maïa Vidal: Empecé a componer esta canción cuando estuvimos grabando las primeras canciones en el principio de 2017, cuando Trump ya era presidente, y había esta incredulidad con lo que estaba ocurriendo. Había un nivel de odio importante. Yo voté a Obama las dos veces y parecía que el mundo nos iba a arrastrar hacia otro sitio y me quedé sin palabras, y la canción se trata de eso; es un desahogo en el que se dicen cosas muy feas como que yo no te salvaría si te estuvieras ahogando, o no apagaría el fuego si estuvieras ardiendo. Sé que suena muy mal pero es una manera de decir que eres lo peor pero con cierto humor ante la impotencia de saber que diciendo estas cosas no vas a cambiar nada pero hay que desahogarse. Nunca me sentí muy patriota pero en el momento en el que tuvimos un líder tan malo me doy cuenta de que me importa mucho mi país porque si no, no me pondría tan mal este tipo.

 

Es curioso ver cómo hubo varios artistas que criticaron mucho los últimos días de Obama y sin embargo al día siguiente, cuando Trump es nombrado presidente, todo aquello desapareció.

Maïa Vidal: Es que hasta yo he criticado a Obama. Yo voté por él, pensaba que iba a ser mejor, pero luego lo pones en el retrovisor y terminas pensando que George Bush era mucho mejor de lo que creíamos. Pero hay que tener en cuenta que somos una banda con raíces punk y en un primer disco no podemos no tener ni una canción política. Es lo que toca.

Hace un momento hablabas de productores y en este disco lo hay, Alberto Pérez, y el resultado que habéis conseguido con el disco es que suene todo muy en-tu-cara. Cuando los artistas están empezando no suelen tomarse muy bien las recomendaciones de los productores, que pueden decirte que acortes algo que a ti te parece que sería el alma de la canción, ¿cómo os lo habéis tomado?

Maïa Vidal: Es que Alberto es para nosotros como el cuarto Side Chick, es parte de la banda, es la primera persona que escuchó las canciones cuando tuvimos las maquetas, y él fue el primero en impulsar al grupo. Y cuando escuchó las demos, me dijo, esto a la basura, Maïa Vidal. Esto es lo que hay; quiero producirlos y grabarlos mientras que nosotros estábamos dando los primeros pasos. El hecho de que él se lo tomara tan en serio ya fue el impulso definitivo. No es que produjera el disco, es que es casi como en los viejos tiempos, que él nos ayudó a producir a la banda, porque nosotros teníamos un par de canciones pero empezamos a hablar de inspiraciones, y empezamos a intercambiar ideas sabiendo que íbamos a crear esta cosa que es Side Chick.

¿Cuál es la gran diferencia entre las maquetas y el disco?

Scarlett: Buscamos muy bien los sonidos del sinte, Alberto me ayudó a encontrar el sonido de guitarra que buscaba.

Maïa Vidal: En algún momento pensamos en tocar solo con guitarras y él nos dijo; no, no, tenéis que encontrar algo que os haga distintos que cualquier otra banda de guitarras. Aunque luego a la hora de grabar aquello fue una coproducción, pero no se puede menospreciar su papel al principio.

Dicen que son mujeres poderosas las que se suben a un escenario a tocar música fuerte, parecida a la vuestra pero, ¿no es poderosa cualquier mujer que se suba a un escenario?

Maïa Vidal: Es poderosa cualquier mujer y cualquier hombre, pero yo sentí una liberación cuando subí al escenario con Side Chick. Llevaba 7 años como Maïa Vidal y siempre he tenido una imagen bastante asexual y bien bonita. Fue algo intuitivo que no se enseñase esa parte de mí, y parte de la liberación de Side Chick es que una puede estar haciendo rock y también estar vestida súper sexy y que eso no sea una contradicción. Puede haber gente que diga que por ello nos estamos vendiendo.

Hay puritanos en todas partes.

Maïa Vidal: Claro, y habrá sido válido en alguna época en la que hubiera solo que transmitir un mensaje de que las mujeres somos igual que los hombres. Y sí, somos igual que los hombres, no a nivel carteles o presentaciones en festivales pero yo digo que sí a nivel del poder que tenemos para conquistar a un público. Tenemos la misma capacidad de hacerlo. Por eso creo que ya hemos llegado al punto en el que si somos iguales tenemos el mismo derecho de actuar y vestirnos como los del hair metal, glam y goth de los 70 y 80, que tenían una sexualidad que les salía de los poros, y que podía resultar en un Bon Jovi que a mí me parece puro sexo. Pero eran músicos, eran estrellas del rock, y como fueran vestidos no les quitaba valor. Si tenemos un mensaje con Side Chick es un poco eso; poder creer en esa sexualidad y ese magnetismo y que eso no quite que seamos fucking rock stars. En 2020 hemos llegado a un sitio en el que, si me llegas con ese argumento, ya estás diciendo más de ti que de la realidad.

 

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