Manel – 10 Milles per veure una bona armadura (Warner)
Llega un momento en que las tormentas tropicales adquieren suficiente magnitud para que se transformen en ciclones. Es entonces cuando los institutos de metereología le asignan un nombre. En caso que el ciclón pase sin causar excesivos daños el nombre será reutilizado tarde o temprano. Pero si como el Katrina o el Andrews se hace famoso se procede a retirar para siempre el nombre de la nomenclatura. Parece claro que a estas alturas el nombre de Manel ya ha sido adjudicado y muy probablemente no volverá a ser utilizado por nadie.
Con su ansiado segundo disco están siendo uno de los ciclones más significativos que han sacudido la anémica escena nacional de los últimos años situándose muy arriba en las listas de venta pocos días después de su publicación. Pero sin negar necesariamente la valía de este disco, esta tormenta se ha desatado en buena parte gracias a las rentas de su interesante debut, Els Millors Professors Europeus (2008). Así, ¿habrán sentido alguna decepción los que compraron el disco sin saber apenas nada de él? Casi con toda seguridad, y a menos que uno se obceque en repetir el gastado mantra que antes eran más auténticos, muy probablemente se habrán satisfecho la mayoría de las expectativas.
10 Milles per Veure una Bona Armadura es un disco claramente continuista con su debut. Seguramente más pop y menos folk, más instrumentalizado, incluso con algún detalle electrónico, y menos armonías vocales. Pero el eje sigue más o menos en el mismo sitio. Las letras, una de sus señas de identidad más celebradas, están al mismo nivel. Manel consigue que todas sus canciones nos recuerden a episodios comunes en nuestras vidas. Esto debemos atribuirlo más al principio de mediocridad que a su inspiración lírica pero no deja de ser una facultad que cuesta de encontrar en grupos con aspiraciones parecidas. Aunque globalmente acaba siendo un disco irregular, canciones menos conseguidas se mezclan con buenos temas como el logrado crescendo de “Benvolgut”, la jugosa “El Miquel i l´Olga Tornen” o la mejor del disco “Flor Groga”, al final queda la sensación de satisfacción y que el disco aguanta el recuerdo del debut.
Manel son un grupo poco exigente. De respuesta inmediata y espíritu conservador. Pero en lo suyo son muy buenos. Y que nadie se engañe: lo suyo no es nada fácil de lograr. Su transformación en ciclón quizás suponga un drama para algunos y para otros simple indiferencia. Pero para los que disfrutan con su música, y viendo como agotan las entradas a su paso estos son muchos, son como agua caída del cielo.