Michael Gira – Salón Andía Kutxa (San Sebastián)
Sin emitir un solo sonido Michael Gira ya se llevó la primera ovación de la noche y no fue la cortesía del público su origen, si no su tacto al dar la vuelta y ocultar las banderolas de la entidad financiera que flanqueaban el escenario.
A partir de aquí, más de una hora por su universo, sin la violencia de Swans, ni los arreglos preciosistas de Angels of Ligth, solamente con su guitarra electro acústica, un brebaje para curar su garganta y su voz, esa que es capaz de ir de la nana al desgarro o transmutarse en tres voces distintas en una sola canción.
Artista telúrico, canta al suicidio, al padre, al oxígeno, al cielo e incluso deja muestras de simpatía, gélida simpatía, al descubrir entre la audiencia a un niño del que reclama el nombre a sus desubicados padres.
Desde la profundidad de un voz impecable e implacable y una sencilla y rotunda guitarra, Gira, desnuda su repertorio, para ofrecernos canciones de resaca marina, de esas que te van golpeando suavemente una, otra vez hasta arrastrarte a ese imaginario de fascinación y tensión que representa como pocos este artista imponente.
Y es en estas distancias donde se ve la grandeza de un artista, despojado de una afectación que no hizo mejor su paso por el Auditori del Primavera Sound de hace dos ediciones, sus canciones y su interpretación, sin grabaciones, ni loops, ni aditamentos tan en boga en los artistas que actúan en solitario.
Lo acertado del repertorio ayudó a cuadrar un excelente concierto el que pasaron «Jim», «My Suicide» o «Love Will Save You» de Swans y de Angels Of Ligth o firmados en solitario como el tremendo «I See Them All Lined Up» que arrancó la mayor ovación de la noche. En definitiva, canciones de lirismo tenebroso, hipnótico que gustosamente dejamos que nos atrapasen para dejarnos dulcemente tensos.