Rafael Berrio – Niño futuro (Rosi Records)
Siempre que escucho un disco de Rafael Berrio me pasa lo mismo: Canta los primeros versos y ya estoy pensando cómo puede ser tan bueno el tío. Yo creo que la edición de 1971 (2010) significó un renacimiento, tal vez no para él, pero sí para su relación con el público. A partir de aquel disco pienso que Rafael estuvo más en boca de todos que antaño. Con razón, claro. 1971 era un disco de una profundidad poética irrechazable. Le siguió Diarios (2013) y después Paradoja (2015), con el que particularmente me dejó sin habla. El paso de un disco a otro había sido notable, especialmente entre estos dos últimos, por lo que ahora, además de versos a sangre y oro cabía esperar malabares sonoros, tal vez una vuelta de tuerca. Eso ha ocurrido con Niño futuro (2019), que es otro discazo más que sumar a esta creciente nueva etapa y muy diferente a todo lo anterior. Hay grandes letras y muy buenas músicas, como siempre, pero esta vez la instrumentación es de un rock más sosegado, con el nervio más templado, una marcha por carretera y la mirada perdida en los paisajes tras la ventanilla. ¿Cómo decir que no a un nuevo disco de Rafael si sabes que te a va a remover el alma?
“La vida que amo” ya empieza pegando duro. Tiene un piano y unas guitarras que estremecen hasta demasiado. Y Rafael no se corta, desde el principio sabe clavarse dentro de ti. Es el comienzo del viaje. “Considerando” llama la atención por su contraste, te deja felizmente desorientado. ¿Caben el abatimiento y la calma en una sola canción? Aquí sí. “Mi álbum de nubes del cielo” y “Abolir el alma” (basada en textos de Emil Cioran) tiene unos arreglos tan sencillos e ingeniosos que uno no puede dejar de maravillarse, aunque eso es norma general para todo el disco, la verdad. Quizá unos de los momentos más conmovedores sean “Tu nombre” (con letra de Iñaki Berrio), -obsesiva, como un murmullo de corte cinematográfico- y “El horror” -que hace honor a su nombre no por angustiosa y claustrofóbica, sino por angustiosa y agorafóbica-. Sin embargo, da la sensación de que todo conduce hacia la novena canción, “Niño futuro”, un arrebato, la caída de la cascada al final del río, una intensa cascada textual de siete minutos que te acelera el pulso. Bravo.
Escucha Rafael Berrio – Niño futuro