Sr.Chinarro – El ventrílocuo de si mismo (Acuarela Discos)
Casi diez años han pasado ya desde que el ep Pequeño circo (Acuarela Discos, 1994) sirviera para presentar en sociedad a Antonio Luque, un sevillano obsesionado con Joy Divison y The Cure, y en todo este tiempo la carrera de Sr. Chinarro, con los lógicos altibajos, si por algo destaca es por una coherencia -estilistica y estética- envidiable, que hace que a estas alturas, podamos hablar, sin temor a equivocarnos, de un artista de culto, y en cualquier caso, sin parangón en nuestro país y que ha llegado a crear un estilo propio incofundible.
En estas estamos cuando nos llega El ventrílocuo de si mismo, septimo álbum de estudio del sevillano, en el que Luque continua desgranando su particular (y a la vez universal) mundo en el que tienen cabida, desde el Espasa o el Iter Sopena (q¿quién no ha tenido un Iter Sopena?), hasta los vinos satánicos, los salmonetes o los ácaros de polvo. En lo musical, quedan atrás las percusiones cortantes y la linea rítmica afilada de La primera opera envasada al vacío (Acuarela Discos, 2001) y las guitarras en primer plano de Cobre cuanto antes (Acuarela Discos, 2002), logrando así un disco más compensado, comparable a momentos memorables en la carrera de Luque, como Compito (Acuarela Discos, 1996) o El porqué de mis peinados (Acuarela Discos, 1997), si bien la diferencia con estos trabajos estriba en las voces, las melodías vocales dejan de ser tales, insitiendo en la forma de cantar-recitar de sus dos últimas entregas, bastante lineal y sin apenas variaciones.
Con todo esto tenemos un álbum luminoso, que nos presenta a un Antonio Luque alegre, con momentos de deslumbrante frescura pop («Tostadora on» o «Goma 2»), incluso acariciando en ocasiones una vitalidad rock desconocida, como «Me hipotecaré a -20ºC» y «Pelillos a la mar» (¿os imaginais a The Strokes veraneando en Triana?). Señoras y señores, con ustedes el Sr. Chinarro más lúcido y brillante.