Warpaint – Warpaint (Rough Trade)
Se esperaba con expectación el regreso de Warpaint tras un notable debut como fue The Fool (2010) y más si le añadimos la siempre atractiva presencia de Flood tras los mandos y la ayuda del siempre valorado Nigel Godrich, encargado de mezclar dos canciones (sin que sepamos exactamente cuáles).
Los resultados, aunque por momentos irregulares, se manifiestan mayormente satisfactorios y justifican el largo periodo que ha llevado a nuestras protagonistas traer al mundo a su nueva criatura, relevo de batería incluído. Ya desde el principio, con la misteriosa e intencionalmente trastabillada «Intro» apreciamos que los elementos característicos de las angelinas siguen ahí: ese halo de misticismo, esos sonidos vaporosos que beben de Cocteau Twins con elegancia y distinción, esa producción afilada resaltando con acierto el latido de la percusión y unos arreglos que enriquecen un conjunto que si bien podríamos calificar de art-rock, también conjuga por momentos la gramática trip-hop situándose, en ocasiones, no muy lejos de recrear las atmósferas de los adorados Portishead.
Con el desierto de Joshua Tree como marco incomparable de inspiración, el segundo esfuerzo de Warpaint funciona mejor cuando nos enseña al combo en busca del pellizco emocional, algo que consiguen mordiendo en punzadas afiladas como «Hi», una «Keep it healthy» que va creciendo hasta tocar la fibra con elementos que las acerca al emo de grandes del género como Sunny Day Real Estate, o el apabullante single con hechuras de clásico «Love is to die». Esa triada inicial coloca las cartas sobre la mesa y hace esperar lo mejor, si bien el álbum entra en una especie de peligroso tedio con el dúo formado por la densa «Biggy» y la inocua «Teese» que hace sospechar que la secuenciación aquí les juega una mala pasada y es que, en cierto modo, toda la intensidad acumulada se desvanece por momentos en pos de una anodina trascendencia con la que cuesta empatizar. Afortunadamente, la luz vuelve a aparecer con la sorprendente «Disco/Very», por cuyas curvas y recovecos es fácil dejarse llevar. Se trata, sin duda, de su tema más bailable hasta la fecha, en el que demuestran que su afán de evolución y de probar nuevas vías les puede llevar también a dar en el clavo. «Feeling alright» consigue que nos olvidemos pronto del resbalón de la fría «Go in» a base de sangre y nervio, presentándose como un más que posible futuro single. Tras un intenso viaje lleno de tesoros llega la recta final, para la que reservan acertadamente dos números de alto calado emocional como «Drive» y «Son» donde enseñan su lado más sensible, combinando dulces líneas melódicas con suaves caricias instrumentales y consiguiendo tocar la fibra y dejar un buen sabor de boca. Las armonías vocales de la segunda, una suerte de nana con progresión estelar, son una auténtica delicia.
Es éste un disco para saborear sin prisas, lleno de elementos que exigen cierta predisposición por parte del oyente y que invita al escapismo entre capas y capas de ensoñación que hacen del frío y desangelado invierno, el momento ideal para dejarse llevar por estas doce postales de carácter nocturno y sensual.