What is this thing called SONG? Mes 2
Mes 2.
No ha sido fácil.
Hay muchas cosas que me proporcionan un placer intenso, pero solo tres están en mi Olimpo sensorial. Una de ellas es tocar mi guitarra canadiense de serie media, hasta el punto de agitar su aroma y percibirlo. Al igual que me pasa con el olor de mi mujer y de mis hijos, podría reconocer la textura y temperatura de su madera entre millones. Soy un animal.
En ocasiones cojo la guitarra simplemente para sentir esto y, a partir de ahí, me quedo absorto en timbres, armonías… que luego se desdibujan sin dejar ninguna huella en forma de canción. Otras veces, me aborda a mitad de trabajo de composición y me lleva a nuevos parajes, aportando un aliño cálido y natural, de consciencia del instrumento que estoy tocando. Esto es lo que sucedió con la canción que os presento hoy: «No ha sido fácil».
Quería escribir una canción diciéndole a mi mujer, a quien llamo Morena, lo que me había costado llegar al punto de equilibrio en el que me encuentro ahora. Yo no quería niños, ahora tengo dos y son más parte de mí que mis apellidos. Yo no solía confesar mis inseguridades y miedos, ahora escribo sobre ello en estas líneas. Si no quería estar en un lugar, me evadía fácil y rápidamente. Todo eso y más necesitaba escuchármelo, reunido en mi cápsula de 3 o 4 minutos.
«No ha sido fácil» la compuse como un puente a futuro, la archiconocida huida hacia delante. Dos acordes, potentes y seguros, me permitían jugar por encima con la melodía vocal, de un carácter casi «spoken word». No sé donde leí que para una canción pop existía un ancestro claro: los Beatles (yo diría Buddy Holly) o Bob Dylan (alguien dirá Woody Guthrie). En este caso, ésta es una canción Dylan. La verdad es que tiene sentido: The Velvet Underground serían Dylanianos, Flaming Groovies son Beatleianos, Vainica Doble, Barrett o Mina Beatleianos, Grateful Dead y Pau Riba son Dylanianos. Esta canción es la única de mi repertorio de raíz Dylaniana.
En las primeras fases de composición tenía clara la batería que necesitaba. Me sentaba con la guitarra en la batería de mi hijo Marc y componía, siempre con el bombo en el pie. Cierto que Juan (Terol, siempre que escriba Juan es Juan Terol) me dio un valioso consejo e hizo que los bombos cuadraran mucho mejor. Debió llevarme cerca de dos meses acabar música y letra. Recuerdo estar especialmente orgulloso cuando asenté la parte de “estando ausente aquí, pensando en donde no estoy”, porque reunía exactamente en un punto la forma y el contenido de mi intención al escribir esta canción. Ahora ya estoy aquí, Morena, ya he llegado y no tengo que buscar más.
La estrené en Barcelona, en un concierto para un público muy exigente, músicos en su mayoría, la canción funcionaba. Quedaba grabarla.
Grabando una de estas canciones para Muzikalia, pueden ser fácilmente las 6 de la mañana. 2 Minas me miran fijamente.
Es una canción que no me pedía un desarrollo complejo, ni tres actos, prácticamente quería ser tocada en acústico y desenchufada. Es probable que fuera así en respuesta al exhausto trabajo de producción en estudio del último disco *. Y, visto ahora, también tiene mucho que ver con la necesidad que tuve de abandonar toda compañía, electricidad y artificio con Gran Camino**.
La canción va in crescendo, sin aspavientos pero directa. No llega a explotar en la parte final, pero sí que va añadiendo intención conforme se desarrolla. Y cuando empecé a grabarla, yo solo en el comedor de mi casa, notaba cómo pedía elementos. Pedía un bajo que rompiera las pocas notas que tiene la canción, pedía una textura que le diera profundidad, pedía un arreglo que fuera sumando intensidad. De parecerme una canción sencilla al interpretarla a, una vez monté los micros y el estudio casero, exigirme demasiado y complicarme la vida bastante.
Fue un momento crítico. Con mis habilidades, aptitudes y equipo de grabación no podía abordar un proyecto así. ¿O sí? ¿O no? Pero, ¿Y qué más da? Claro que puedo. Y me metí. Puedo pasarme la vida oliendo la madera, pero ahora esta madera pedía compañía.
Aún no sé la razón (y ahora que la he acabado me sorprende aún más lo lejos que me he ido respecto a esto) pero creía que para esta canción tenía que fijarme en The War on Drugs, un grupo con el que no conecto. Pero mi mente es traviesa, podría haber elegido a Fela Kuti o Lucio Battisti, pero no, tuvieron que ser ellos. Lo más positivo de esta situación fue que me ayudó a elegir el sonido de la batería, por lo demás no sirvió de mucho.
El segundo momento crucial fue sacarme de la cabeza todo el párrafo anterior. Entonces fue cuando empezaron a salir bien las cosas. Borré toda guitarra acústica, metí un sintetizador que fue el eje del resto, compuse el bajo, poco a poco parecía otra canción. Había rejuvenecido, esto era lo que le quería contar a la Morena. No ha sido fácil conseguirlo, pero estoy contento de estar aquí y tengo energía. El carácter era el que buscaba y me había liberado de mis propios clichés.
Decidí grabar solo una guitarra acústica en modo percusivo, para darle sensación de velocidad, como si fuera una pandereta. Había dado un giro importante de lo que había planeado a lo que ahora puedes escuchar más abajo.
Borré la parte final de la canción, donde me hablaba a mí mismo. Como ya nunca lo podréis escuchar, voy a señalar a quien sí tuvo el valor de hacerlo y lo grabó en su disco de forma magistral: Mi querido Alberto Montero canta «Te veo, Alberto»***, una delicia, un regalo, en su extraordinario LP La Catedral Sumergida.
En el siguiente enlace podrás ir escuchando todas las canciones que El Ser Humano nos vaya presentando en esta sección.
https://otroelserhumano.bandcamp.com/album/2019
*https://otroelserhumano.bandcamp.com/album/el-ser-humano-ep1-2018
**https://grancamino.bandcamp.com
*** https://albertomontero.bandcamp.com/track/te-veo-alberto
Es muy guay esto
Eminencia del pop valenciano. Amén.