Joaquín Pascual
«Esto de hacer canciones no es un juego: es divertido e infernal a partes iguales»
Después de la exitosa resurrección sobre los escenarios de Mercromina, Joaquín Pascual retoma su carrera en solitario. El albaceteño regresa a escena con un disco tan sorprendente como Una nueva psicodelia (2015), una obra misteriosa y atractiva que encuentra un inesperado aliado en los sintetizadores.
En la presente entrevista investigamos acerca de dicho lanzamiento, pero también aprovechamos la ocasión para repasar la extensa, interesante y variada trayectoria artística del músico. Puedes leer el resultado de manera íntegra a continuación.
A pesar de todos tus proyectos previos, diría que con este nuevo disco has logrado sorprender al oyente ¿Qué dirías que tiene “Una Nueva Psicodelia” que no tenga ninguna otra obra con la firma de Joaquín Pascual?
Los cuatro discos que he hecho desde «El ritmo de los acontecimientos» hasta «Una nueva psicodelia» han sido igual de importantes para mí y a todos les he dado máxima atención y cariño. En realidad con todos los discos intento tener la sensación de que voy hacia adelante en algún sentido. No sé exactamente cuál es la razón de esa sorpresa, pero puede que sea el ambiente de electrónica lo-fi que lo envuelve, pues no estaba en ninguno de los discos anteriores. También puede que sea la estructura de las canciones, abierta, extensa, y algo más alejada de los planteamientos de canción pop de «El ritmo de los acontecimientos». A mi, personalmente, me sorprendió más «El ritmo de los acontecimientos». Me vi a mí mismo haciendo algo de lo que no me creía capaz.
Encuentro este álbum como uno de lo más intensamente misteriosos de tu carrera… ¿Estás de acuerdo? ¿Qué crees que motiva ese halo de ocultismo inquietante presente durante todo el disco?
En este disco, los textos y las músicas quieren transmitir una forma de mirar y de ver muy personal, una interpretación propia de la realidad, pero a la vez que todos podamos compartir y sentir como nuestra. Hay momentos tan personales en el disco (visiones, frases, desarrollos) que me imaginó que serán casi imposibles de ubicar de una forma concreta o exacta para el oyente, pero que buscan activar la curiosidad o despertar la imaginación. Magia de andar por casa, thrillers a la vuelta de esquina, revelaciones en una excursión a la montaña, ejércitos de amapolas. Cuando mi gran amigo Jorge Pérez de Tortel escucho la demo del disco me dijo: «este disco me ha abierto la mente». No puedo encontrar una definición mejor de lo que me gustaría que cada oyente sintiese al escucharlo.
Creo que en realidad el disco mantiene los rasgos generales de tu trazo, pero son los añadidos quienes en esta ocasión marcan (literalmente) la diferencia, por ejemplo el uso de los sintetizadores y esas finísimas bases electrónicas que antes mencionabas ¿Cómo surgieron estas novedades sonoras presentes en el álbum y qué efecto pretendías conseguir incluyéndolas en las canciones?
Hay algunos aparatos que han sido prioritarios no sólo en el sonido del disco, sino también en la composición de muchas de las canciones. Empecé componiendo con instrumentos virtuales, sintetizadores y cajas de ritmo del ordenador. Hice muchas bases y desarrollos instrumentales, aun sin letras ni estructura definitiva. Algunas de estas bases me gustaban mucho, pero los sonidos no me convencían, les faltaba vida. Entonces aparecieron ellos. Tengo que citar sus nombres porque se lo merecen. De hecho, en los créditos del disco también decidí ponerlos. Korg Lambda, que es un sintetizador del año 79, con sonidos de strings ensemble y sonidos percusivos (clave, piano eléctrico…), magia pura. Llevaba años detrás de uno y lo encontré en Barcelona justo en el momento oportuno, cuando empezaba a dar forma definitiva a las canciones. Llegó a casa y lo revolucionó todo. Todos los sonidos de strings y Rhodes del disco salen de él. Arp Axxe, un sintetizador analógico del año 1975, monofónico. Me lo regalaron mis amigos en mi 50 cumpleaños. Todas las líneas de sintetizador del disco son suyas. Caja de ritmos Korg KR 55. La caja que según he leído llevaban Depeche Mode, Derribos Arias o Golpes Bajos. Tiene un sonido especial, grande y completamente diferente a las cajas de ritmo digitales. Otro mundo. Después, mención especial para un eco de cinta que conseguí también en esos meses de grabación y que se hizo el amo cuando llegó. Un Dynacord Echocord mini de 1975.
Es curioso como la primera impresión que sugiere este disco es una falsa calma que, en sucesivas escuchas, se transforma en la evidencia de un nervio constante a lo largo de todas las composiciones ¿Dirías que, de algún modo, éste es un disco visceral, con músculo y fuerte personalidad?
Bueno, eso lo tiene que decir el que lo escucha. Yo claro que le intento inyectar ese nervio y ese pulso a las canciones, pero no sólo en este disco sino en todos los que he hecho en mi vida, lo que pasa es que no siempre sé hacerlo. Puede que hace años, alguna vez, haya dejado escapar alguna canción sin darle todo lo que merecía, que no haya estado lo atento que debiera, pero te puedo asegurar que, ahora más que nunca, intento no dejar una nota fuera de sitio. Intento que cada canción esté en el terreno que tiene que estar, que transmita lo que tiene que transmitir, no algo parecido.
“Una Nueva Psicodelia” es un disco variado en sus matices y en él puede encontrarse cierta poesía maldita tan del tipo de Nacho Vegas (“Maridos”, “Me lleva el aire”), reminiscencias reivindicativas (“Alguien tiene que hacer algo”), dejes de krautrock (“El secuestro de J.P.”), nanas algo macabras (“Da miedo entrar en tu habitación”) o un incluso un folk tropical (“El Misionero”) ¿Por qué crees que te ha salido un disco tan diverso, carente de prejuicios y con influencias ampliamente variadas?
Es un disco muy loco y eso me gusta, muy abierto. Necesitaba algo así en este momento. Tenía más o menos claro lo que quería expresar con el disco en su conjunto, el fondo, la sensación que quería transmitir, pero me daba un poco igual la forma. Quería divertirme haciéndolo, disfrutar grabando y probando cosas en casa.
Precisamente “Me lleva el aire” es mi canción favorita del álbum, pero al escuchar éste completo por primera vez no pude evitar pensar que el tema hubiese sido un cierre perfecto… ¿Pensaste en algún momento en colocarla ahí? ¿Por qué te decantaste por “Rick y Rachael” como pieza final?
Supe que «Rick y Rachael» sería la pieza final del disco desde que la compuse. Es como la segunda parte del primer corte del disco, «Una nueva psicodelia». El disco empieza y termina con un viaje en coche. En el viaje de ida, me di cuenta de que esas revelaciones, esa magia de andar por casa y todas esas movidas raras que tenía en mi cabeza podrían existir de verdad y además podían ser divertidas, emocionantes, liberadoras. En el viaje de vuelta, quería «ver», estaba convencido de que todo estaba ahí delante y de que solo tenía que aprender a mirarlo, pero el tiempo se acababa, el viaje estaba a punto de terminar y no pasaba nada y, de repente, ahí estaba, yo era Rick y ella era Rachael
¿Cómo van a ser las presentaciones del disco en directo? ¿Vas a girar con banda completa?
Si. Haré unas presentaciones del disco con todo el grupo, con los mismos músicos que giré con La Frontera y con La Frontera Scores. Ángela Pascual, José María Castillo, Ana Galletero y Rafa Estrela. La Orquesta Descacharrada. Llevamos ya un par de ensayos y estamos sacando las canciones nuevas y preparando el repertorio para las presentaciones. Es un grupo de músicos increíble. Tengo una suerte inmensa al poder contar con ellos para esto.
Hablando de conciertos… hace bien poco que ha finalizado la gira reunión de Mercromina ¿Qué tal ha funcionado? ¿Qué sensaciones has tenido
Muy bien. Lo hemos pasado genial. Muy divertido, intenso, emocionante y atronador. No se qué más se le puede pedir a una gira.
¿En qué momento se encuentra la formación? ¿Giraréis de nuevo en el futuro? ¿Hay posibilidad de que incluso entréis al estudio a grabar nuevo material?
Bueno, en principio no vamos a hacer nada más. Ni vamos a grabar nada nuevo ni vamos a tocar más por ahora, así que, por poner un nombre al momento en el se encuentra el grupo, podríamos decir que en reposo.
¿Te queda la sensación de que habéis tenido más reconocimiento ahora que cuando Mercromina publicaba discos? ¿Da un poco de rabia que a veces haya que tirar de nostalgia para lograr esa atención que por calidad seguramente ya merecíais en su momento?
Yo tampoco he notado un gran cambio en ese sentido si comparo esta gira con, por ejemplo, la última de Mercromina en el 2005. Nuestro público de siempre seguía estando ahí. Han venido a vernos a las ciudades en las que hemos tocado y han sido igual de cariñosos con nosotros que siempre. Hemos tocado prácticamente en las mismas ciudades, incluso salas y festivales que en el 2005. Noté más diferencias en ese sentido en la gira de reunión de Surfin’ Bichos.
Siempre has sido un artista inquieto… ¿Qué te motiva (o te ha motivado en el pasado) a la hora de embarcarte en un proyecto?
Para este tipo de cosas como música y canciones siempre estoy motivado. A veces un poco más y otras un poco menos, pero es difícil que no me líe o me líen si se trata de algo así. Ahora ando en un proyecto de música para educación primaria y estoy a tope de motivación y de ilusión con él.
De manera concreta has pasado por Surfin’ Bichos, los mencionados Mercromina, Travolta o Tórtel, además de tener ya varios discos en solitario. Echando la vista atrás… ¿Qué dirías que te ha aportado cada una de esas aventuras? ¿Cómo recuerdas o cómo resumirías cada una de las paradas de tu trayectoria artística?
Forma todo parte de una misma historia. Es como un conjunto. Como un Todo. Para mí es difícil delimitar si esto o aquello ha formado parte de aquí o de allá. Yo soy músico desde niño. Mi padre me enseño a tocar, a leer partituras, a escuchar y me empujó un poco al precipicio de la música del que ya no he podido salir nunca. Estudié en el conservatorio muchos años, formé mi primer grupo con Carlos Cuevas cuando éramos unos críos, después hice Musicología, así que, si hecho la vista atrás, Surfin’ Bichos llegaron cuando yo ya llevaba muchos años liado con esto. Con Surfin’ Bichos lo que realmente aprendí, es que esto de hacer canciones no era un juego, que iba a ser divertido e infernal a partes iguales. Emocionalmente intenso y desgarrador. Con Mercromina tuve que aprender a escribir canciones y aprenderlo con ellos al lado ha sido un lujo. Con Travolta hicimos un maravilloso primer disco. Después me harté un poco de todo y me di cuenta de que había llegado el momento de retirarme a casa y empezar de cero. Tórtel fue y ha sido una oferta de colaboración de lujo con uno de mis compositores españoles favoritos.
¿Qué te pareció la nota de prensa que escribió Fernando Alfaro acerca de “Una Nueva Psicodelia”? Y ya de paso y devolviéndole la jugada… ¿Qué te ha parecido su último disco “Saint-Malo”?
Muy buena. Le pedí yo el favor de que la hiciese. Fernando es un compositor brutal. Intenso, inmenso. «Saint-Malo» es un disco vital, valiente, un cargador de energía, buenísimo, como todos los que ha hecho en realidad. Nos ha acostumbrado a unas dosis tan altas de emoción en sus últimos discos que ya lo consideramos normal, pero de normal no tiene nada. Yo soy muy fanático de Fernando y estoy convencido de que si no lo tuviese tan cerca, si no estuviese tan acostumbrado a él, aun lo sería mucho más. Si es que eso es posible.
Hace ya unos cuantos años que tuvo lugar esa reunión de Surfin’ Bichos que antes mencionabas… ¿Crees que en algún momento podría volver a pasar?
Con Surfin’ pasa lo mismo que con Mercromina. Reposo. No es probable que volvamos a tocar juntos, pero quién sabe.
¿Nunca os habéis planteado volver a trabajar juntos (Fernando Alfaro y tú) en un estudio, ya sea como Surfin’ Bichos o en un nuevo proyecto?
Fernando y yo tenemos que hacer algo juntos. De hecho ya lo hemos intentado, aunque sin éxito por ahora. Por cierto, el día 29 de enero tocaremos juntos la sala Music Hall de Barcelona, Fernando presentando Saint -Malo con su banda y yo presentando Una nueva psicodelia con los Descacharrados.