Tórtel – Calavera Suave (Autoeditado)
Si de algo no puede ser acusado Jorge Pérez -al que todo el mundo conoce como Tórtel– es de comodón. La honestidad y el férreo compromiso con su arte han sido siempre los faros que le han guiado en la oscuridad que acecha siempre a quien se empeña en manejar el timón de su trayectoria ajeno a modas o dictados corporativos. Por tanto, rara vez encontrarán su nombre en el cartel de un macro festival, pero a buen seguro quedarán gratamente sorprendidos siempre que se aproximen a cualquiera de sus proyectos. Están facturados con mimo, sabiduría y una incansable búsqueda que le ha llevado a una evolución que tiene tanto de sorprendente e interesante, como de coherente con un pasado que se remonta ya 25 años atrás, a 1997, justo cuando su banda, por entonces aún llamada Ciudadano López, publicó su primer álbum Starsky & Hash.
Durante todo este tiempo, Jorge no ha parado quieto. Desde que aquella banda (más tarde conocida simplemente como Ciudadano) publicara su último disco en 2006, tuvo incluso tiempo para diversos proyectos paralelos (Maderita, Coleccionistas), pero el grueso de su producción se fraguó a través de los discos que en solitario iba publicando bajo la marca Tórtel. Discos pletóricos como Entusiasmo (El Volcán, 2012), Transparente (Intromusica, 2016) o Las Tres Tormentas (Intromusica, 2018) son el reflejo de la inquietud de su autor, que ha ido transitando desde el pop de guitarras cristalinas a la electrónica de cámara que el último de ellos exhibía.
Las Tres Tormentas significó un punto de inflexión, un giro de timón que no por coherente con las direcciones apuntadas con anterioridad, dejó de resultar sorprendente. Y es que su autor es alguien plenamente consciente de su contexto, por eso es incapaz de quedarse demasiado tiempo en un mismo lugar. Y por eso también en su siguiente paso, que ha requerido nada menos que cuatro años para fraguarse por completo, ha querido ahondar en los hallazgos del anterior.
No obstante, Calavera Suave es de todo menos hijo de su predecesor. Lo que se apuntaba en Las Tres Tormentas es ahora el terreno fértil en el que Tórtel se siente plenamente cómodo. Tanto, que ha ido dejando que su música goteara las redes durante un tiempo, sin cortapisas ni formatos concretos en los que encuadrarlas. Colaboraciones con la también valenciana Luna Valle (“Algunos de nosotros”) u otros singles dispersos en el tiempo, como “Tú hablarás” fueron dando pistas de lo que se estaba cociendo y que ahora llega enlatado en este disco de preciosa portada -a cargo de la ilustradora Marina Iglesias– y en el que ha tenido una participación fundamental el productor fffflashback, nombre bajo el que se oculta su habitual colaborador Jesús Maciá.
Un catálogo de canciones que es probablemente el más homogéneo y cohesionado de todos los puestos en circulación por su autor. En el cual, además, pretende dar su propia visión de esa nostalgia que hiere de muerte a todo el que, como él, tiene ya una edad. Jorge, sin embargo, lejos de dejarse atrapar por un deseo de vuelta al pasado, pretende dibujar una nostalgia que mira al futuro. Ese es un poco el concepto de este álbum bonito, atmosférico y sabio que se abre con “Pirámides”, cantada junto Clara Viñals, componente de Renaldo & Clara, una de las muchas colaboraciones que incluye el disco y que dan muestra de lo muy abierto de oídos que está Tórtel hacia lo que tienen que decir las nuevas generaciones.
Todo el álbum está sembrado de texturas que buscan claramente la intimidad, pero a la vez también los espacios abiertos y una luminosidad casi cegadora, como la que tienen la preciosa canción titular o la minimalista “Belieber”. En ellas Tórtel se muestra sin dudas, plenamente abierto al mundo y mirando hacia el porvenir con una sonrisa. Por eso da la impresión de que este es el disco en el que al fin conjuga todas sus encarnaciones para dar forma a un ser renacido que es plenamente consciente de lo que quiere. Se le nota pletórico, sobre todo en piezas tan resplandecientes como “Dejaste de escribir”, en la que enlaza la cumbia con el dub de Augustus Pablo. Pop global que funciona a las mil maravillas también en “Algo sano”, canción en la que colabora otro interesante artista novel, Queidem.
Trece piezas (si tenemos en cuenta las tres miniaturas tituladas “Malvarrosa” que sirven de empaste entre las demás) que dibujan un trazado perfecto y se disfrutan como un bálsamo contra tiempos de mentira, guerra y desconfianza. Un álbum que suena mucho a cómo ha sido gestado, con cariño y paz, por eso, aunque no diremos que es el mejor de Tórtel, sí que podemos afirmar sin miedo a errar que es el álbum que necesitábamos en este momento de un artista tan enorme como él. Un trabajo en el que despliega todo su poderío iluminador, apaciguante, embelesador. Un disco que es Tórtel a lo grande. Y eso es sin duda la mejor de las noticias, porque con su música sonando, todo es siempre mejor.
Escucha Tórtel – Calavera Suave