Caroline Rose – The Art of Forgetting (New West Records)
El título del nuevo disco de la neoyorquina Caroline Rose tiene bastante de proceso catártico, experiencial, y unas canciones que exorcizan espectros del pasado que son heridas que siguen supurando. El arte de olvidar se desarrolla por escarpadas etapas que pasan por el dolor de la pérdida y la alegría de reencontrarse con tu propia voz y aquellas ajenas pero que forman parte de tu subjetividad. Un disco como The Art of Forgetting (New West Records, 2023) podría pasar por ser otro tratado de ruptura sentimental de los que se manufacturan cientos cada año, pero va más allá, mucho más: Caroline Rose ha madurado (¡y de qué manera!) como compositora de canciones pop en todos los niveles, algo que ya dejó patente en Superstar (2019), su anterior disco, que pasó inadvertido debido a que coincidiera su publicación con el inicio del confinamiento.
En este maravilloso trabajo sobrevuela el poso de la soledad que deja su ruptura sentimental, así como las incertidumbres ante un futuro difuso y la muerte de seres queridos. La paleta estilística es rica en matices, y a nivel lírico trasciende una escritora que a pleno pulmón o entre susurros interpela al oyente con sus inseguridades para aprehenderlas al vuelo.
La inicial “Love/ Lover/ Friend” es como una plegaria interior en la que nos hace partícipes de su deseo por dejar de estar atada a una relación tóxica mientras la melodía bascula entre los acordes suaves de guitarra a lo Nick Drake, y el zarandeo nervioso de unos arreglos de sintetizador y de su voz modulada hasta la extenuación. Muchas emociones se pliegan en “Rebirth” (I crawl into a black hole / Curl up like a baby/ And lay down to rest) de nuevo con ritmos expresionistas que dan testimonio de una mujer que cae en un pozo sin fondo.
En el sencillo de adelanto, “Miami”, la guitarra de Rose mece una preciosa melodía que inicialmente recuerda a Prefab Sprout hasta que estalla en andanadas de electricidad y arreglos orquestales que muestran la versatilidad de su autora por desmarcarse de los patrones fáciles. Lo mismo ocurre con “The Doldrums” que es un excelso entramado que mezcla pop de cámara y ritmos bailables que contrastan con una letra desoladora (“There comes a time in every life / When you have to question what it means to be alive”).
Mas razones para amar este disco se encuentran en, por ejemplo, “The Kiss”, otra sublime melodía casi a capella tan solo sostenida por una tenue línea de sintetizador que va in crescendo y dejando una estela fulgurante a su paso, o esa “Jill Says”, una pieza de pop solemne para corazones ardiendo. Ardiendo y sangrando. Teatro de sombras chinescas. Embeleso absoluto.
Escucha Caroline Rose – The Art of Forgetting