Bärlin – State of Fear (Lilian Prod)
En 2007 la periodista canadiense Naomi Klein escribió su controvertido y exitoso libro La Doctrina del Shock. Un libro cuya tesis principal, resumida brevemente, es que una élite capitalista sin escrúpulos utiliza el miedo y el estupor de la gente para imponer sus políticas ultraliberales. Sin dejarse llevar por tesis conspiranoicas, Klein argumentaba como ese poder oculto, alimentado por las ideas económicas y política de los Chicago Boys, usaba a su favor las catástrofes (a veces provocadas intencionadamente, como la Guerra de Irak o el golpe de Estado en Chile) para provocar en la sociedad un estado de shock que la hiciera más favorable a aceptar medidas impopulares. Naomi hablaba del 11S (del terrorismo en general), de la Guerra de Irak o del huracán Katrina como algunas de esas situaciones. Lejos estaba entonces de imaginar que, algo más de una década después, habríamos sufrido no solo repetidas crisis económicas, sino además una pandemia mundial y una guerra con Rusia. Por eso, uno de los discos que mejor representa la situación actual en la que nos encontramos es lo último de los franceses Bärlin: State of Fear.
Bärlin llevan desde su fundación, hace más de una década, transgrediendo estilos y normas. Es sin embargo con sus últimos dos discos, The Dust of Our Dreams (2020) y este State of Fear (2023) cuando asimilan ese estado de shock ya permanente en el que vivimos y lo vomitan en forma de canciones oscuras, trepidantes, amenazantes y hasta apocalípticas. “Deer fight”, que abre el disco, recuerda al Nick Cave más desatado. Con una cadencia opresiva, casi militar, los elementos de desasosiego se suceden hasta llegar a un final explosivo. Una voz gutural, gritos a través de un megáfono y risas que parecen extraídas de un descenso hacia la locura adornan “Revenge”, de nuevo oscura y alarmante. “All work and no play” deja claro la tesis desde su título, narrando las miserias de la sociedad moderna sobre un fondo sonoro que no distingue entre el post rock y el free jazz. “A glowing whale” parece dar un pequeño descanso antes de que “Farewell song” nos devuelva a la cruda realidad. Las catástrofes emocionales, internas, duelen tanto o más que las externas. Las voces vuelven en “Body memory”, una difusa fiesta de bajos y percusiones donde los anfitriones podría ser el Scott Walker tardío, con Tom Waits tomando el relevo en “State of fear”. “Sgnik era ew” y “Sturm” cierran el disco incrementado si cabe su aroma apocalíptico, post-industrial.
El uso del clarinete como si fuese un sintetizador desquiciado, las voces de ultratumba y los gritos de angustia, los ritmos rotos pero remotamente marciales, el miedo que se respira, son detalles que contribuyen a crear una atmósfera casi bélica, atropellada, pero que sin embargo deja entrever ciertos resquicios melódicos. En suma, uno de esos discos raros que te conecta con un pasado atávico, remoto, mágico y tribal, al tiempo que también lo hace con un presente hostil e incierto y con un futuro terrorífico y aberrante. Imaginario, pero con muchos visos de realidad.
Escucha Bärlin – State of Fear (Lilian Prod)