Jessie Ware – That! Feels Good! (PMR / EMI)
¿Es Jessie Ware la nueva disco queen? Compleja pregunta, pero yo les diría que hoy me he levantado con su nuevo álbum, me lo he escuchado enterito varias veces y estoy plenamente convencido de que nombraría a Jessie reina de mi país si hace falta ¡Qué capacidad para fabricar canciones perfectas, para hacer a la gente feliz!
Con su anterior trabajo, aquél What’s Your Pleasure que llegaba justo en lo más crudo de la pandemia, la cantautora cumplió dos objetivos: el primero, condensar en un sólo paquete de canciones toda una tendencia, por entonces aún en estado de gestación, que pretendía traer al presente los sonidos disco de los 1970’s y 1980’s; el segundo, que no pudiendo acudir a la pista de baile, todas y todos bailáramos como posesos en nuestros salones a su son. Se convirtió así en una suerte de músico de Hamelin al que todo el mundo quería seguir, o incluso imitar (¿eh, Beyonce, eh Harry Styles?).
Afortunadamente, todo eso de bailar en nuestros salones ha pasado y ahora podemos volver a la discoteca ¿Y qué busca básicamente la mayor parte de la gente que acude a la pista de baile? Seamos sinceros, simples y llanos: follar. Eso Jessie lo sabe perfectamente y por eso la continuación de su What ‘s Your Pleasure suministra al personal la suficiente materia prima para que sus juegos de apareamiento se desarrollen con mucha más facilidad. El tiempo es oro. Por eso juega a ser una suerte de Let’s Get It On de Marvin Gaye, pero en versión petardeo. Y ojo, un petardeo con enjundia, que si no jamás lo compararía con la estratosférica obra de Marvin. That! Feels Good! rebosa sensualidad por todos y cada uno de sus surcos y su fuerte está, precisamente, en los detalles.
Unos detalles en los que Ware y sus colaboradores han puesto el suficiente empeño como para que, una vez disipada la polvareda del deseo de baile y sexo, quien se detenga a escuchar detenidamente el disco, quede ojiplático. Se respira más el soul, el funk y el eurodisco que en su predecesor. Algunos se empeñan en llamarlo retro-pop, yo creo ver más cosas, todas ellas vigentes y modernas. Hay una habilidad para dotar de teatralidad a estas piezas de música de baile que realmente las convierte en himnos. Himnos de hoy dedicados a la libertad del ser humano para dejarse ser, para existir sin cortapisas, para follar con quien quiera.
Basta con escuchar algo tan rotundo como “Free yourself”, primer sencillo que sirvió de adelanto al álbum a finales del año pasado. No hay quien se resista. Ese martilleante piano que podría estar grabado en los estudios Muscle Shoals de Alabama se te mete en el córtex y los pies, irremediablemente. Lo mismo sucede con la sensualísima “Pearls”, con el coqueteo con lo latino que propone “Begin again”, con “Beautiful people”, “Those lips”… incluso los tempos algo más reposados de “Hello love” o “Lightning” incitan a abandonarse al placer. Absolutamente todos los cortes son ganadores, singles en potencia, hitos supremos del pop. Todos ellos confeccionan una de esas obras maestras que, por ser el más puro hedonismo su pretensión, corren el riesgo de no ser catalogadas como tales. Pero tú y yo sabemos que lo son. Y que se jodan los demás.
Escucha Jessie Ware – That! Feels Good!
Discazo