Black Belt Eagle Scout – Mother Of My Children (Saddle Creek)
Hay discos que te trepanan el cerebro, y las canciones se alojan en él por un tiempo indefinido, pero lo hacen con nocturnidad y alevosía. La narrativa a la que se adscribe Katherine Paul no es novedosa (cabría preguntarse que lo es hoy en día, ¿no?), incluso diría que demasiado tributaria, y crees ¿por qué me sigue gustando esta música cuyos senda está tan concurrida? ¿Por qué me gusta tanto si puedo acudir a las fuentes originales sin caer en la desidia? Da igual, lo que prevalece es el magnetismo de un ramillete de canciones que te desarman por su fisicidad, nervio y calma tan bien medida, y una sencilla (en apariencia) caligrafía. Todo esto, y la voz de esta mujer que eleva estas canciones por los cielos como si fueran cantos de misa pagana.
Esta nueva diosa de bolsillo del indie nació en una reserva india en el Estrecho de Puget para luego trasladarse a Portland, y le gusta definirse como como una “ feminista queer indígena radical”. Según sus propias palabras, su música intenta dar visibilidad a su proyecto identitario a partir de la performatividad de género que emerge tras la óptica de mujer indígena. Ubicados en su entramado estético, cabe decir que Black Belt Eagle Scout empezó, desde que era una adolescente, a tocar instrumentos, y su querencia por el grunge y las Riot Grrrl hizo que formara bandas afines al ideario de Nirvana, Sleater–Kinney, o Do Make Say Think.
En este notable debut como solista (nunca mejor dicho porque toca todos los instrumentos), “Mother Of My Children” (Saddle Creek, 2018), expresa todas sus cuitas emocionales – el disco tiene como musa inspiradora a una pareja que tuvo que murió de cáncer-, y con algún apunte de marcado tamiz político, en unos surcos que la muestran como una compositora de personalidad irresistible.
Abre el trabajo una “Soft Stud” que le sirve para relatar las inquietudes que surgieron cuando afianzó lazos en pareja abierta, y un manto de riffs imbatibles –PJ Harvey y The Breeders en el horizonte – se confunden con un sintetizador creando un dulce elixir. “Indians Never Die” es una bella letanía en forma de canción protesta que guiña un ojo a los sonidos protopunk y al nuevo rock de mujeres empoderadas tipo Vagabond, y su voz, preciosa, luce como nunca. “Keyboard” se asienta en texturas sintéticas y en orografías nebulosas a lo Beach House. Unas manos de tacto cálido recorren el mástil en poderosas instantáneas glaciares como “Mother Of My Children”, o esa Yard” que tanto recuerda a los Low antes de la batalla. Con el rictus nervioso y apretando los dientes, como un alter ego de Kristin Hersh entra con “I Don’t Hace You In My Life”, y ya en pleno paroxismo, un maremoto eléctrico da rienda suelta a su rabia en “Just Lie Down”. Un valor en alza.
Escucha Black Belt Eagle Scout – Mother Of My Children