Entrevistamos a Jaír Ramírez (Pumuky)
Pumuky están de vuelta tras varios años de ausencia. Lo nuevo de la banda de Jaír Ramírez es una canción llamada “Realidades aumentadas”, en la que nos sorprenden con la inclusión de cajas de ritmo, sintetizadores y las herramientas propias de la ‘computer music’, sin abandonar el manto de guitarras brumosas que siempre les han caracterizado. Sobre este regreso y sus nuevos planes quisimos hablar con él en esta entrevista realizada antes del confinamiento.
«Siento que nos estamos empezando a enfrentar a lo que parece un nuevo paradigma en relación a lo que llamamos o percibimos como realidad, con las vidas complementarias o paralelas que todos desarrollamos en el mundo virtual…»
La primera pregunta es casi obligatoria, ¿qué ha ocurrido en estos cinco años de silencio en el seno de Pumuky?
Estuvimos casi dos años presentando Justicia Poética (2015) en directo, luego vinieron algunas reediciones y encargos como la sintonía para «Disco Grande» (Radio 3), y por último sufrimos algunas bajas en la formación. Los cambios en un equipo de trabajo, como un grupo de música, lo congelan durante tiempo, porque tienes que volver a replantear el flujo creativo entre los que han quedado en el barco, y ponerte a navegar de nuevo, lo que lleva su periodo de adaptación y aprendizaje con respecto al nuevo contexto. Tampoco nos presionamos con plazos estrictos; los procesos creativos, por lo menos en nuestro caso, requieren su meditación y maduración.
La sonoridad del nuevo tema, “Realidades aumentadas”, me resulta una curiosa mezcla entre el sonido más pretérito de Pumuky y las sonoridades electrónicas más actuales. ¿Estás de acuerdo?
Sí, podría estar de acuerdo; pero es algo más circunstancial que planificado. Actualmente en Pumuky quedamos mi hermano Noé y yo, el nuevo repertorio lo estamos registrando en casa, entonces eso nos conecta de nuevo con nuestros inicios porque así comenzamos a grabar nuestros primeros trabajos. Lo curioso es que también nos conecta de alguna manera con sonoridades actuales, ya que usamos herramientas digitales y software musical que se ha democratizado mucho y que hoy día usan una gran cantidad de creadores, compartiendo un enfoque similar al enfrentarnos a la producción musical, con el ordenador personal como soporte, y con la intimidad y tranquilidad que supone poder hacer y grabar música en tu dormitorio. Habrá muchos sintetizadores en el nuevo disco, pero no abandonaremos nuestras brumosas y torpes guitarras… instrumento casi en vías de extinción en la música de hoy día.
El tema creo que hace referencia a la alienación en la que vivimos inmersos, a la confusión entre realidad e imaginación, pero no con un discurso colectivo, sino personal. ¿Crees que cada vez cuesta más discernir las emociones del efectismo, lo fundamental de lo accesorio en nuestros días?
Últimamente siento que nos estamos empezando a enfrentar a lo que parece un nuevo paradigma en relación a lo que llamamos o percibimos como realidad, con las vidas complementarias o paralelas que todos desarrollamos en el mundo virtual… la Red. Y sin darnos casi cuenta eso afecta a nuestros patrones de comportamiento, a nuestras relaciones, porque cuanto más nos conectamos al mundo virtual más nos desconectamos del mundo real. Y surgen conflictos y paradojas… ¿es más importante estar físicamente en un sitio, o chequear/mostrar virtualmente que has estado allí? ¿Realmente hemos visitado un lugar si no lo hemos inmortalizado en nuestras redes sociales? Últimamente lo que no tenga su traslación a internet parece que no ha ocurrido… y en parte todos nos dejamos llevar por ese juego porque prácticamente nadie querría ser completamente invisible, y parece que si te alejas de la realidad virtual, si por ejemplo das la espalda a las redes sociales, está ocurriendo justo eso, que te haces invisible, lo que nos da miedo porque somos seres sociales. Y en parte esto es una forma de alinearnos, y de dar muchos pasos en falso, por lo novedoso del dilema.
«Realidades aumentadas» tiene como base ese contexto, pero la historia simple que desarrolla se centra más bien en los juegos de escapismo que a veces todos necesitamos idear y proyectar en nuestra mente para huir de una «realidad» que a veces nos resulta difícil soportar. Este tema, el del escapismo emocional o sensorial, posiblemente sea la piedra angular en la que estamos construyendo todo nuestro nuevo disco, porque muchas de las canciones tratan acerca de eso. Aunque creo que es una de mis obsesiones de siempre; prácticamente todos nuestros discos hablan sobre ejercicios de escapismo. Hacer música es un ejercicio de escapismo para mí; y escuchar música posiblemente sea el ejercicio de escapismo más universal del ser humano a lo largo de la historia.
También creo que hay algo de redención, de empezar de nuevo a construir y construirse. Pumuky creo que nunca ha evitado el enfrentamiento frontal a los dilemas internos, huyendo de máscaras y medias verdades. ¿Es la sinceridad con uno mismo la base que debe regir toda creación?
Bueno, creo que es algo innato en todos… ese sentirse incompleto y tener la sensación de tener que reconstruirte todo el tiempo, buscando algo que no sabemos qué es. No tengo muchos reparos en desnudarme en mi obra, a veces creo que me debería cortar un poco más, pero en lo que escribo también me permito todas las licencias que quiera para usar la ficción cuando lo vea oportuno, la mayoría de las veces como vehículo para acercarme a otros estados de ánimo, sensaciones o emociones, a los que no tengo acceso en mi vida… soy la persona más normal del mundo. Aunque muchas de esas ficciones en parte también conectan, o se rozan en algún momento, con algún dilema o episodio que haya vivido personalmente. Volviendo a tu pregunta, sí, creo que enfrentarte sinceramente a tu yo y a tu existencia es un buen combustible en el motor creativo.
El cuidado de lo visual siempre ha sido una seña de identidad de Pumuky, y lo vuelve a ser con la fantástica portada de Miguel Scheroff y el vídeo de Murciano Total. ¿Cómo surgieron estas alianzas?
Pues el azar tuvo mucho que ver, como muchas de las cosas que nos han ocurrido en Pumuky. Me enamoré de la fuerza de las crudas ilustraciones que Miguel Scheroff subía a su Instagram, lo empecé a seguir, y en algún momento él me hizo saber que le gustaba nuestra música, así que de una forma muy natural hablamos de la posibilidad de acercar nuestros mundos… y de ahí surgió la increíble portada que Miguel pintó para el single.
Cuando ya teníamos el vehículo visual de «Realidades aumentadas», pensamos que Murciano Total, al que conocíamos y admirábamos por muchos de los videoclips que ha realizado a artistas que seguimos, entre ellos muchos compañeros en el sello Jabalina, podía ser un buen candidato para llevarlo al lenguaje del videoclip. Y Jose Lozano, el artista detrás de Murciano Total, nos regaló todo ese universo propio que terminó por encajar a la perfección con nuestra canción. Hemos tenido mucha suerte, tanto con Miguel como con Jose, ya que se han implicado muchísimo, haciendo suya la canción y su espíritu, la mejor manera para que finalmente el resultado sea potente y creíble.
Siempre habéis sido un colectivo mutable alrededor tuyo y de tu hermano Noé. Supongo que cada vez es más difícil gestionar un núcleo numeroso de personas en un proyecto como el vuestro. ¿En qué punto está ahora mismo a nivel de miembros el universo Pumuky?
A mi me encanta tocar con gente, por todo lo que aprendo y porque es más divertido, pero sí, cada día es más complicado encontrar aliados que estén en una sintonía creativa similar a la tuya, que vivan cerca de ti, y que sobre todo tengan disponibilidad… por la precariedad en la que sobrevivimos todas las bandas de nuestro perfil. Entonces al final vimos que era más fluido encargarnos de todo entre Noé y yo, aunque eso significara una carga de trabajo exponencialmente mayor. También es una forma muy buena de seguir creciendo como músicos y productores. Nos gustaría contar con algunas colaboraciones en este nuevo disco en el que estamos trabajando, pero por el momento vamos haciendo lo que podemos entre los dos.
Vosotros podría decirse que sois orfebres musicales. ¿Cómo encaja esa manera de concebir la música con la efervescencia y la sobre-estimulación que nos rodea en el mundo hoy?
Es difícil, porque es prácticamente imposible escapar del frenético ritmo de los tiempos que corren. Yo lo noto sobre todo en el déficit de atención que la mayoría sufrimos, relacionado con la cascada de estímulos e información que nos cae encima constantemente. Y es algo que me fastidia bastante, y que intento contrarrestar a toda costa, porque es algo perjudicial en los procesos creativos que requieren su tiempo de análisis, ensayo, prueba y error. A mi me gusta dedicarle bastante tiempo a las canciones, muchos meses la mayoría de las veces (aunque al final termines desechando la mayoría de las cosas que has probado), porque con frecuencia imaginas una sonoridad pero no sabes exactamente cómo llegar ahí a la primera, entonces tienes que ir haciendo un rodeo hasta encontrar algo parecido a lo que suena en tu cabeza. Igual con las letras, a las que le dedico bastante tiempo, porque intento expresar todo lo posible, sobre lo que tenga en la cabeza en esos momentos, con las mínimas palabras que pueda; y también que puedan hacerlas suyas el mayor número de sensibilidades posible, pero al mismo tiempo que al final yo también me sienta identificado con ella, porque si no tampoco me vale. Un proceso que muchas veces se complica… nuestras letras sufren múltiples mutaciones hasta que las doy por terminadas, o abandonadas.
Los nuevos temas que estáis trabajando guardan un tono afín al del nuevo single o nos espera una colección de temas heterogénea?
La próxima canción que enseñaremos, a mitad de año quizás, es bastante más oscura, y cercana a discos como «Plus ultra»… yo me la imagino como la cara oculta de «Realidades aumentadas». La idea es que nuestro nuevo LP transite entre esas dos canciones, que son como los extremos… aunque cualquier cosa puede pasar aún, nos falta bastante para darlo por terminado.
Tus letras siempre han tenido una emotividad muy propia y honda. ¿Ha influido tu reciente paternidad a la hora de plasmar el prisma de sensaciones a la hora de escribir?
Todavía no, quizás en un futuro, cuando ya pueda ver esta etapa con perspectiva y pueda sacar mejores conclusiones. Ahora mismo estoy en el ojo del huracán de lo que significa ser padre… unas de las mejores y peores cosas, al mismo tiempo, que te pueden pasar en la vida. Los textos de las nuevas canciones, que empecé a escribir hace ya varios años, pero que sigo modelando hoy, son de una etapa vital anterior a mi momento actual.
Han pasado más de diez años del que es mi disco favorito vuestro, y también para mucha gente según aprecio, El bosque en llamas (09). ¿Habéis barajado la posibilidad de reeditar este trabajo? ¿Qué recuerdos y sensaciones te trae hoy día esta grandísima obra?
Se reeditó en vinilo en 2014, aprovechando su quinto aniversario, y aún hay copias disponibles de esta edición en la web de Jabalina. Tengo muy buenos recuerdos de aquellos días, principalmente de los compañeros/amigos que grabaron ese disco con nosotros. Fue un momento importante en la trayectoria de la banda, pero sinceramente soy poco de echar la mirada atrás… quiero pensar que lo mejor aún puede estar por llegar.
Se les echaba mucho en falta