Festival Freakland. Asistimos al festival de Ponferrada
Intro
La novena edición del festival, Freakland, arrancaba el pasado 1 de abril.
Con la incorporación de última hora, de un histórico de nuestro país, Micky, que estuvo acompañado por una “superbanda”, integrada por componentes de: Doctor Explosion, Raunch Hands y The Kaisers.
Perto también disfrutamos de los platos fuertes del festival: Heavy Trash (El nuevo proyecto de Jon Spencer) o la mítica banda británica, The Godfathers, que estuvieron tocando con la formación original.
1 de abril
Para los que no lo sepáis, el Freakland es un festival de Rock & Roll en (prácticamente) todas sus facetas, que ya lleva nueve años celebrándose en las tierras del Bierzo. En concreto en la ciudad de Ponferrada, y por obra y gracia de la asociación lúdico-festiva, From Timba to Tumba. Lo de hacerlo en semana santa, debe ser por lo devotos que son los organizadores, devotos del Rock & Roll, digo.
Si hay algo que nunca falta en este evento, son las ganas de “cachondeo” de sus asistentes, y la buena música. Por eso, no era cuestión de perdérselo.
El primer día, el jueves, nada más entrar a la sala La Vaca. Lugar donde se celebraban todos los conciertos de por la noche, nos íbamos a encontrar con una sorpresa no anunciada.
Se trataba del showman y prácticamente hombre orquesta, Bloodshoot Bill. Un artista canadiense, que está acompañando a Heavy Trash en la gira europea.
Lo curioso de su propuesta, no es su música, que también, ya que es una suerte de Rockabilly aderezado con toques de blues salvaje y punk, sino la ejecución de la misma. El canadiense no lleva banda, él se lo guisa y él se lo come. Armado con una batería y una guitarra de caja “customizada”, preciosa por cierto. Y un chorro de voz que tira para atrás, fue capaz de dar todo un concierto, como el que no quiere la cosa. Por si todo eso fuera poco, cuando me fui acercando al escenario para hacerle unas fotos, me percate de su atuendo. Igual de valiente que su música, un pijama de raso, estilo muy “50´s” y totalmente descalzo.
Desde luego, a este tipo no hay que perderle de vista.
El ambiente ya iba siendo el adecuado para recibir a los barceloneses, The Nu Niles. Potente “Power Trio”, con la formación clásica de bandas de este estilo. Es decir: Contrabajo, batería y guitarra/vocalista. El trió lleva dando guerra desde mediados de los noventa, cuando cultivaban el Rock & Roll más clásico. Ya que ahora, beben de mas fuentes de inspiración, creando un coctel perfecto de Psichobilly, Surf, Punk y Tex Mex.
Además se han quitado una lacra, que llevan a cuestas muchos grupos de rock de este país. El cantar en ingles, y es que o se canta muy bien en el idioma de Shakespeare, o mejor utilizar el nuestro. Aparte de que depende de para qué, y como se haga, hay a ciertas bandas que les queda mejor el castellano. Así pues, el grueso de la actuación se baso en su último trabajo, “Sin Rendición”. Temas como “No lo vi venir”, “El crujir de tus rodillas” o “Tramposo y mentiroso”, hicieron bailar a los aficionados, al ritmo endiablado de esa base rítmica perfecta, conformada por ese espectacular contrabajo, machacado por Iván y Blas a la batería.
Sin olvidarnos de la sobriedad, asaltada por momentos de locura, de Manuel a la guitarra. Como por ejemplo, en el momento que se tiro al suelo durante (si mal no recuerdo) la interpretación de “You didn´t come to my Funeral”.
La actuación de los barceloneses fue el preludio perfecto, para lo que se nos avecinaba. El proyecto ya consolidado de Jon Spencer, de sobra conocido por todos por su banda, The Jon Spencer Blues Explosion (que vuelvan ya!!!), para dar rienda suelta junto a su amigo, Mat Ray Vera, a los sonidos más añejos y cool de los 50´s.
Por mi parte, era la primera vez que veía al dúo, y solo había leído y oído críticas positivas de ellos, ahora ya sé porque. Lo que vimos sobre las tablas de La Vaca, fue un derroche de estilo, manejo instrumental y pasión salvaje, que raras veces se ven en un escenario, sin llegar al paroxismo, o a la interpretación barata. La banda además de por los dos mencionados, está compuesta en directo por un Simon Chardiet al contrabajo, y Sam Baker a la batería, y que hacen sonar al grupo como una perfecta maquina de Rock & Roll.
“Bumble Bee” fue el tema elegido para comenzar el bombardeo de Rock, sobre la audiencia indefensa, para continuar con “Loveless” y “Say Yeah”. A esas alturas del concierto, la guitarra acústica de Jon Spencer, ya había subido tan arriba que casi tocaba el techo de la sala.
Momento justo para atacar al personal, con temas como “Bug Bite Daddy”, “Good Man” o la festiva “Justine Allright”, para continuar con una selección de temas imprevisibles, ya que suelen tocar lo que les viene en gana, sin prestar mucha atención a un “Setlist”.
Concierto en definitiva de Heavy Trash, de los que dejan el pabellón demasiado alto, tanto como para que el siguiente artista, tenga serios problemas a la hora de convencer a la audiencia.
Y eso fue lo que le pasó a Crish Casello Trio, o lo que es lo mismo, el trió de Detroit, liderado por el tipo que da nombre a la banda. ¿De quién fue la idea de poner en el orden, a Heavy Trash, antes de la banda de la que ahora hablamos?
No os confundáis, Crish Casello es un músico experimentado y con el suficiente bagaje, como para poder resolver cualquier situación musical. Pero tocar en último lugar y después de las bestias que acabábamos de ver…
El tema elegido por el de Michigan para comenzar el concierto, fue “Just Steelin”, que fue compuesto para su disco con The Starlight Drifters, para continuar con “All Messed Up”, y “Big Big Hole”, este último tema de su nuevo disco. Todo un espectáculo ver a Crish Casello, acompañado de su batería y un contrabajista (nada de bajos eléctricos en el primer día del Freakland) manejando su guitarra a la vez, que el Steel Lap Pedal Guitar de Fender, con ese sonido “sureño” tan característico. Pero fue el abuso del citado instrumento, lo que desde mi punto de vista se volvió en su contra, restando dinamismo a la actuación.
Otros temas de su último trabajo, “Nuthin” o “Looking Good”, sonaron muy bien, si. Pero el trío no acabo nunca de despegar, haciendo del “set”, un concierto solo para muy iniciados dentro del “Rock & Roll más clásico. Y eso se termino notando en la actitud y las caras de muchos de los asistentes.
La primera parte había finalizado, no era cuestión de irse a casa. No cuando Pepe Kubrick, estaba a los mandos de la cabina musical, dentro de los “allnighters” programados por el Freakland.
2 de abril
No hay nada mejor que comenzar la noche de viernes santo, que con una buena procesión. En este caso la cofradía encargada de hacernos vibrar, era la del Santo Mono. Tal y como les presento el “speaker” del festival, The Kongsmen, no son humanos disfrazados de monos. ¡Son monos disfrazados de humanos!
El quinteto integra en sus filas, a músicos de bandas de reconocido prestigio “rockero” de Barcelona y Madrid, que no mencionare, para mantener intacto la identidad de estos cinco chicos tan monos.
Lo suyo es una suerte de “Frat Rock” con la urgencia del punk, y ritmos que van desde el Rythm & Blues más salvaje como en la canción “Karate Monkey”, al Beat sudoroso de “Chimpazee”, y que te hacen pensar, sino estarás delante una banda de Liverpool de los sesenta, pasados de tintorro, y disfrazados de primates.
Ambiente ya inmejorable cuando desaparecieron The Kongsmen, aunque siempre me quedara la duda, de cómo pueden soportar sin que les de una lipotimia, con todos esos pelos y con las chaquetas que no se quitan en todo el set.
The Cosh Boys son una banda Finlandesa, de lo que podríamos denominar Rock & Roll clásico. Cuando me acerque al escenario, y les vi a todos enfundados en camisetas de rayas blancas y negras. La escena que presencie la noche anterior, de estos cuatro empeñados en sacarse una foto, con una guapa chica “mod”, enfundada en rayas blancas y negras, cobro sentido.
Y pensé: “Me caen bien estos “bolingas”, vamos a ver como lo hacen en directo. Canciones como, “Long Live Rock & Roll” pueden ser toda una declaración de principios y un “llenapistas”, o una tortura, dependiendo del receptor, como pude comprobar echando un vistazo al público. Este es el peligro de una banda purista, sea del estilo que sea.
Aunque temas propios como “Baby Baby Blue” podrían ser un hit para propios y extraños, el concierto cobro su máximo esplendor, en las versiones como, “Have Love with Travel”, de The Sonics. Si bien es cierto que no fue un concierto a gusto de todos, no se les puede negar autenticidad y principios hasta el fin.
La banda británica, Louie & the Louies, se había caído del cartel. La organización del evento, rauda y veloz, introdujo prácticamente a última hora al cantante Micky, de Micky y los Tonys.
Puede que las nuevas generaciones, no conozcan a Micky lo suficiente, o peor aún, puede que solo le conozcan por su (olvidable) faceta en algunos programas de televisión casposa, como me comentaba una joven, antes del concierto. Lo que algunos no sabrán es que Micky y los Tonys, grabaron a principios de los sesenta, y sin ni siquiera saber lo que era esa etiqueta musical, algunas piezas de lo que podríamos llamar, el primer “Garaje” que se grabó aquí.
Por lo tanto, la reaparición de esta leyenda viva del pop español de los sesenta, fue otra de las gratas sorpresas del festival. Recién grabado su nuevo trabajo, en los estudios Circo Perroti, propiedad de Jorge Explosion, y con nueva banda al frente, Micky se enfrentaba a una audiencia, “Con muchas ganas de juerga”, según sus propias palabras.
Entiendo que era para estar nervioso, pero ir arropado por una superbanda, como eran los componentes de “Los Furiosos del Ritmo”, es garantía total de concierto perfecto. Y es que la banda está compuesta por miembros de, Los Imposibles, Zombie Valantines y los desparecidos Tuna Tacos. Lo que vimos a continuación, fue bonito, muy bonito. Con un Micky, que a pesar de los años, está en plena forma, y visiblemente emocionado y sorprendido a la vez del cálido recibimiento. La banda comenzó con el instrumental, “Peter Gun”, para abrir camino, al llamado “Hombre de Goma”. Sin perder la ocasión para saludar al personal, Mickycontinúo con los temas “Harto” y “Miedo al vuelo”, ambos incluidos en el mencionado nuevo disco, “La Cuenta atrás”.
Así, intercalando viejos clásicos, “El problema de mis pelos” con temas nuevos, los cuales por cierto, funcionan muy bien en directo, “El nudo del zapato” o el que da título al disco, fue pasando el concierto, entre divertido y entrañable. No falto por supuesto su particular homenaje, a Elvis Presley.
No sabemos si Micky se prodigará mucho por los escenarios a partir de ahora. Pero una cosa es segura, los que estuvimos allí, vivimos un momento casi único, diría yo.
3 de abril
Llegábamos al tercer día del Freakland, cansados, pero con ganas de ver a las bandas que quedaban.
Las Aspiradoras, joven banda toledana de “garaje”, han pasado de ser una promesa de la “escena” nacional, a ser una realidad presente en multitud de fiestas y festivales del género.
Con su primer trabajo en formato de siete pulgadas, calentito todavía, editado por Hey Girl Records, y grabado con la ayuda (entre otros) de Mike Mariconda de The Raunch Hands. Se presentaban en Ponferrada, con el desparpajo y directo contundente que les caracteriza.
Una vez superados unos “problemillas” técnicos con el juego de voces, se dispusieron a hacernos pasar un buen rato con sus temas. Por supuesto que no pudieron faltar los cortes presentes en su debut discográfico, “Ni rastro de polvo”, toda una declaración de principios, y “Los peligros de la noche”. Si bien es cierto que estos alumnos aventajados de bandas como: “Miracle Workers” o “The Fuzztones”, no han inventado nada nuevo. Su (podríamos decir) “Garaje Punk” no peca de manido, al contrario que en otras bandas. Especialmente originales son sus versiones de clásicos, cantadas en castellano, como el de The Sonics, “The Witch”, y reconvertido en “Te hará sufrir”, o “Tú no eres mi amiga”, que en original es la archiconocida, “Im no friend of mine”.
¿Alguien se acuerda de “Yo solo lo hago en mi moto” de Obus? Pues estos chicos, la tocan en clave “sixtie”, todo un acierto el haberla incluido en el repertorio actual.
Además esas notas sacadas del Farfisa de Angelito, y esa voz de ultratumba de Chicho, unidos a una base rítmica “taquicardicas”, y unas guitarras a tope de fuzz, hicieron de este concierto una fiesta de las de querer más. Y eso que Joaquín, guitarrista, tubo que tocar con el brazo roto. Si, todavía me pregunto cómo lo consiguió.
Pero el concierto, no se podía alargar más, iba llegando la hora de trasladarse a la sala La Vaca, para ver al resto de los grupos.
Allí nos estaban esperando, Cancerberos, procedentes, como ellos mismos dicen de, “Ciutat Podrida”, en claro homenaje a La Banda Trapera del Rio. Lo suyo es el Punk Rock sin concesiones a las paradas o a los medios tiempos. En forma de cuarteto clásico, batería, bajo, guitarra y voz, la apisonadora en forma de combo punk, se lo pasó de miedo tocando temas de cosecha propia, “Reunión de lobos”, “La noche agoniza” o “Barcelona apesta”. Sin olvidarse de rendir pleitesía a una banda, a la que deben muchas influencias, sin duda, Turbonegro.
En fin, o eres de los que disfrutas en un concierto de Cancerberos, o eres de los que acabas suplicando un “gelocatil” a los del ropero de la sala. Yo más bien me encuentro entre los primeros.
Iba siendo el turno para el segundo grupo nórdico que pisaba tierras del Bierzo, en esta edición del Freakland. The Twistaroos, que no es nada más y nada menos, que una de las rubias más explosivas del Rock & Roll actual, Vibeke Saugestad (¿pero cuántos grupos tiene esta tía?) acompañada de la formación actual de la banda de Power Pop, The Yums Yums.
A Vibeke ya la habíamos visto hace relativamente poco, en la última edición del Purple Weekend. Y está claro que gana en los escenarios y salas pequeñas, a juzgar por el desmelene del que fuimos testigos en la sala de Ponferrada. Lo de este cuarteto noruego es un no parar, desde el primer minuto de concierto hasta el final, derrochando Garaje, Power Pop, Punk y rapidez en general. Vibeke estuvo más de la mitad del concierto entre el público, subida encima de una de las barras, alborotando el “dancefloor”, todo el mundo disfrutaba de lo lindo, si exceptuamos al personal de seguridad de la sala, que vio multiplicado por mil su trabajo, durante el set de los noruegos.
Quizás no fuera el mejor concierto, técnicamente hablando, pero si puedo asegurar que fue el concierto del Freakland, en el que la gente más: salto, sudo, se piso, desfaso y “pogueo”. Y eso al fin y al cabo, es el Rock & Roll. ¿No?
Comenzaba el final de fiesta, con la banda más prestigiosa y con más solera del cartel, independientemente de gustos, los británicosThe Godfathers. Muy conocidos en nuestro país a finales de los años 80, gracias a su segundo disco “Birth, School, Work, Death”, y por aquel famoso hit que le daba título.
El entonces quinteto anuncio su disolución, en el año 2001. Siete años después, la formación original se unió para dar, supuestamente, una sola gira, de la cual pudimos disfrutar por aquí.
Pero debe ser que a los hermanos Peter y Crish Coyne (vocalista y bajista) les picaba el gusanillo del Rock, y decidieron seguir adelante con la banda. La formación actual además de los hermanos, tiene al batería original, y los dos guitarristas han sido sustituidos por Del Bartle, un viejo conocido de la banda, pasando a ser un cuarteto.
Comenzar un concierto, con dos de sus canciones más conocidas por los fans, “She Gives Me Love” y “If I Only Have Time”, puede ser interpretado de muchas maneras, alguien detrás de mí decía “¿Que van a dejar para el final?” Toda una declaración de intenciones, chulería…
El caso es que The Godfathers tienen temas de sobra, y la mayoría incontestables, se lo pueden permitir. De manera que fueron alternando canciones de todos sus trabajos, unas más conocidas, “Love is Dead”, “When I´m Coming Down”, con otras que lo eran menos, como es el caso de “This is War”, del disco, Unreal World. A todo, esto la segunda guitarra no se echo de menos, en ningún momento, gran fichaje el señor Bartle. Que toca con un estilo y flema inglesa, que le hacen no moverse en todo el concierto, ni falta que le hace. Para moverse y cantar todos los temas en tensión, de manera agresiva y si me apuras, casi amenazando a la concurrencia, ya estaba Peter Coyne, un tipo del que se cuenta, que jamás en la vida sonrió.
Hecho este que no le impidió, rendir homenaje a una de sus bandas favoritas, The Creation, versioneando, “How Does It Feel to Feel”.
Aun quedaban algunos cartuchos, en la recamara de esa metralleta llamada The Godfathers. Ya se echaban de menos, dos de sus temas emblemáticos, “Cause I said So”, momento en el cual, si el escenario hubiera estado ubicado en una segunda planta, seguro que se hubiera venido abajo. Y como no, “Birht, School, Work, Death”. Ya en los bises, un final apoteósico con Peter Coyne, dando golpes al pie de micro como si le hubiera hecho algo, y el guitarrista acoplando su Fender, como si de un homenaje a la Velvet se tratara.
Inolvidable concierto el de los británicos, que seguro que por las tierras de Ponferrada, tardaran en olvidar. Seguro que ya hay muchos, contando los días para el próximo Freakland.