Pablo Und Destruktion (Independance Club) Madrid 30/04/21
Ir a ver a Pablo Und Destruktion en directo este pasado viernes en Madrid era en sí mismo un acto político y un deber como ciudadano. En el escenario propuesto por La Nueva Anormalidad, donde el discurso imperante bascula entre lo infantil y lo teatral, asistir a la liturgia artística del asturiano suponía un ejercicio purificador, asilvestrado y rabiosamente verídico.
Poco importaba -o sí importaba, pero no era lo esencial- las ya cansinas medidas y circunstancias en las que quienes volvemos a asistir a conciertos tenemos que “disfrutarlos” y, por otro lado, el tugurio, como bien calificaba nuestro héroe al lugar que servía como contexto espacial al desarrollo de su cancionero. Pablo Und Destruktion se ha convertido en el adalid de la defensa de una existencia sin disfraces y sin adocenamientos mansos; supone la negación salvaje y natural al sucedáneo de cualquier manifestación timorata de una sociedad desgastada y sin fuste.
Poseedor de su particular humor negro -nunca sarcasmo, como bien indicaba el trovador- venía a presentarnos su particular lema para las elecciones que nos rondan: Comunismo y libertad. Es en esa pirueta, mucho más honda en su sencillez de lo que parece, donde todo el proyecto no ya musical, sino vital de Pablo García Díaz se vertebra a través de un todo compacto y ensamblado con una lucidez apabullante donde música y escritos varios se devoran con la necesidad de quien se ve obligado a vagar entre plástico moribundo multidisciplinar día tras día.
Acompañado de su fiel escudero a la batería, el show gozó del dramatismo justo, inteligentemente bañado de lirismo ancestral. Así, desde el inicio con “A la mar fui por naranjas”, la sombra de Nick Cave & the Bad Seeds en formato reducido acompañó nuestro visionado, con puntos realmente álgidos tanto en el recogimiento (“Gracias”, “Problemas”) como en sus momentos más eléctricos y desatados (“Puro y ligero”, “Pierde los dientes España”).
Versátil, ocurrente y aguda, la puesta de largo del extraordinario Futuros Valores (20), publicado el pasado año, evidenció en directo la altura de algunos temas tan grandes como la celebrada “Gijón” y la intensa “Viva la gente”. Ésta se vio acompañada de rescates pasados, con la total ausencia de mi disco favorito, Vigorexia Emocional (15), para mi personal jodienda, pero con dos agradecidos bises que incluyeron grandes logros pasados del gijonés con “Extranjera” y “Pupilas dilatadas de ira” y la celebración de “Limonov, desde Asturias al infierno” con las luces ya encendidas, prestos a salir de nuevo para enfrentarnos a la enajenación de unas calles decadentes en guerra constante entre los infelices acomodados y los insatisfechos delincuentes.
El concierto fué muy regular… Que solo estuvieran en el escenario Pablo con su guitarra y una batería, y todos los demás instrumentos disparados no es aceptable para lo que costó la entrada, que desde luego no fué barata.
Hacer un concierto y disparar instrumentos también lo puedo hacer yo. Espero que la próxima vez venga con otra propuesta.