The Raveonettes – In and out of control (Everlasting)
Nueva referencia de The Raveonettes, la pareja danesa formada por Sune Rose Wagner y Sharin Foo, y nueva vuelta de tuerca a su sonido. Sin salirse de los parámetros estilísticos dentro de los que se mueven desde hace ya casi una década, pero buscando diferentes pasadizos, atajos y vericuetos. La consigna parece ser no repetirse, y así lo vienen haciendo desde que pasaron del esplendoroso noise-pop de Chain gang of love (2003) a la economía de medios de Pretty in black (2005) para volver con Lust lust lust (2007) a una propuesta musical repleta de oscuras sinfonías de pop distorsionado y de canciones sin huecos por rellenar.
En esta ocasión, con In and out of control, exploran una nueva senda en su ya dilatada trayectoria: la del pop luminoso, limpio y nuevaolero, con un sonido fresco y nítido. La luz se abre paso entre la oscuridad, al menos en lo musical, y así al empezar a escuchar el disco vienen a la mente nombres como Roxette (“Bang!”, “Last dance”) o los Ramones (“Gone forever”) antes que las referencias que manejamos habitualmente (Velvet, Suicide, Jesus & Mary Chain) al hablar de la banda danesa. Esta primera parte del disco (también algunas canciones de su segunda mitad) sorprende por su sonido inmediato y actual; tanto que, en ocasiones, uno cree estar escuchando a The Sounds o a The Legends.
Después de paladear con gusto el caramelo pop de “Boys who rape (should all be destroyed)”, la vibrante guitarra de Sune Rose toma el protagonismo y nos introduce en el siguiente tercio de disco, en el que volvemos a encontrar sonidos añejos que nos resultan familiares: las bandas sonoras de David Lynch, el romanticismo trágico de las Shangri-Las, el sonido sesentero de los mejores discos de Chris Isaak, o incluso el reverb de los maestros del surf instrumental. Esta parte central es la que más recuerda a sus anteriores trabajos, con un sonido que sigue siendo estando más depurado pero que recupera ese puntito oscuro, lejano y vintage que se echaba de menos (o no, depende) en las primeras canciones.
Lo que no han perdido Sune Rose y Sharin es su gusto por sorprender (¿impactar?) al oyente mezclando melodías tarareables y pegadizas con letras trágicas, duras y amenazadoras. El contraste resulta sabroso e inquietante. Y nada disimulado, por cierto, sólo hay que echar un vistazo a los títulos de las canciones: “Suicide”, “D.R.U.G.S.”, “Breaking into cars”, “Break-up girls”, “I buried you today” o la ya mencionada “Boys who rape (should all be destroyed)”.
El disco termina con un nuevo cambio de tercio, volviendo a un sonido más pulido, a un pop más directo, bailable y contemporáneo con una “Breaking into cars” que podrían firmar perfectamente Ladytron; recuperando algo de su feedback guitarrero (no exento de melodía) con “Break-up girls”, y echando el cierre con “Wine”, canción que podría pasar por un descarte de Pretty in black y que rompe de alguna manera la progresión de lo que hasta entonces era un disco redondo en el sentido más geométrico de la palabra.
Incluso así, un trabajo espléndido. Es más, como admirador de Ramones o Blondie más que de Jesus & Mary Chain o Suicide, me voy a mojar: “In and out of control” es el mejor disco, el más completo y equilibrado, de toda la carrera de The Raveonettes. Ahí queda ese órdago a la grande.