Arlo Parks (La Riviera) Madrid 30/11/2021
Es curioso como muchos titulares encuadran a Arlo Parks como voz de la Generación Z, con un discurso musical en el que toca temas como la sexualidad o la salud mental, como si se tratara de problemas definitorios de una sola generación. Me resulta curioso, sobre todo, porque mucha gente que conozco, incluidos “X”, “Boomers” y demás terminología en la que me pierdo, se confiesan admiradores de la cantautora y poeta británica por sus muchas virtudes en lo musical, por su mensaje y por todo lo que transmiten su persona y sus letras.
Llegados a este punto, podría contar una historia en la que una chica se enamora de otra chica con los ojos marrones que a su vez se enamora de otro tipo que le rompe el corazón; es un relato que todo el mundo sabe cómo termina pero al que Parks osa ponerle letra y música, convirtiéndose en voz no de una generación sino de un sentimiento poco o nada representado. Así llegó “Eugene”, a iluminar un frio invierno post apocalíptico, a poner sonidos que calentaban un poco una atmósfera deprimente en muchos aspectos y a lanzarnos a descubrir una serie de singles y epés que acabaron componiendo la imagen de una cantautora intimista y altamente talentosa de juventud efectivamente insultante. Después llegaron los premios, los titulares, el imposible de sus conciertos en España y la noche de La Riviera, en la que una hora escasa nos dejó con sensaciones encontradas y la firme convicción de que Arlo Parks no solo compone canciones maravillosamente engarzadas sino que es una frontwoman con carisma suficiente para llevar sobre sí misma el peso de la defensa de sus canciones. Su directo pasó casi en un suspiro y todavía hoy me pesa cierta confusión sobre lo que aconteció en La Riviera, mientras navegábamos entre olas de adoración del público presente (de varias generaciones, por supuesto) y los temas de Collapsed In Sunbeams.
Probablemente Parks está acompañada de una banda demasiado convencional, demasiado “pop-rock”, que no acaba de dar con la envoltura necesaria para transmitir todo el groove que sí nos inunda en el disco. El día que se rodee de una sección rítmica más contundente puede reventar un escenario, porque talento le sobra y el público ejerció una sinapsis de adoración que puede elevarla a cotas muy altas. Como prueba, la apoteosis del final con “Hurt”, probablemente uno de sus mejores temas aunque traicionara el espíritu R&B con unos solos de guitarras contundentes pero no convincentes mientras Parks se fundía con decenas de voces y ese “Won’t Hurt So Much” que tanto nos ha abrazado en las noches más raras y frías.
Antes pudimos disfrutar de Iris Deco, el proyecto en solitario de Jùlia Collado, que salió a defender algunos temas de Golden, su debut, en formato dúo, con toda la valentía (y prueba de su talento) que supone la desnudez del piano y la voz en un recinto más acostumbrado a artefactos sonoros de grandes dimensiones. Habrá que seguirle la pista, y más sabiendo que la ha producido Ferrán Palau, de cuyo buen ojo tenemos pruebas más que sobradas.
(fotos: Susana Godoy)
DIOSA
Así es…