The Orb – Prism (Alex Paterson t/a The Orb / Cooking Vinyl Ltd)
La vuelta de Alex Paterson a su nomenclatura habitual de The Orb tras los lanzamientos bajo los nombres Sedibus y OSS cumple con los estándares de la formación (en esta ocasión, la dupla la completa Michael Rendall). ¿Es esto algo necesariamente bueno? Realmente, las posibilidades que pueden encontrar los ingleses tras diecisiete álbumes no es tan amplia o, por lo menos, no en aquello que entendemos como innovación. En la electrónica, se corre muy rápidamente con el riesgo de quedarse atrás si no se arriesga fuera del estilo que te ha marcado durante décadas.
Prism no es un mal disco, ni mucho menos, sino que antepone un eclecticismo dentro del mundo orbiano que puede llegar a ser malinterpretado. Todo en uno, a capón o con voluntad de ir adelante con el compendio. La primera escucha del tirón lleva a esos escenarios reconocibles, a caballo entre unos The Orb anteriores a su último elepé como tales, aquella protesta sonora que salía del Abolition of the Royal Familia (y miren dónde estamos con el temita ese tres años después, coronándonos), y las propuestas que, quizá con menos que mayor acierto, han tratado de poner sobre la mesa.
Si el fondo tiene cierta coherencia, las principales diferencias las vamos a notar en la propia producción, en esos beats que oscilan entre la velocidad de “H.O.M.E. (high orbs mini earths)” el breakbeat ralentizado de “why can you be in two places at one”, el funk de “Tiger”, el bendito ambient de “prism”, el dub the “dragón of the ocean” o ¡el jungle y dubstep de “living in recycled times”. Y es que todos ellos, en su forma y velocidad, van a indicar también la personalidad vocal de este disco a la que acuden colaboradores como Rachel D’Arcy.
Es decir, podemos seguir celebrando la reencarnación de ese jamaicano origen de muchos de sus grandes temas en este disco, al mismo tiempo que alegrarnos de caer de lleno por momentos en su seña de identidad más reconocida creando paisajes sonoros de enorme belleza o pegarte una buen baile quemando zapatilla. Pero también podemos fruncir el entrecejo cuando nos sobrepasan esas voces pregrabadas que, siendo también The Orb, se exceden en su función hasta limitar una audición tranquila o por estar expuestos a algo más propio de Coldcut en su confección, que, sin ser malo, a lo mejor es lo que no buscamos aquí. Por ello no hay mejor resumen para este Prism que su último corte, el más arquetípico y por ello el que cumple con creces el epitafio que lleva por nombre: “why can you be in two places at once”.
Escucha The Orb – Prism