Mejores conciertos y festivales de 2024
Continuamos con nuestra semana de #Mejores2024MZK y llegamos a los mejores conciertos y festivales del año. Un año en el que han llegado grandes giras internacionales, donde hemos disfrutado de algunos eventos conmemorativos y sobre todo, disfrutado con nuevos artistas que darán que hablar en poco tiempo.
Podrían ser más, pero nos quedamos con 15 nacionales y 15 internacionales, además de 15 que resumen y representan lo que ha sido nuestro 2024 en lo que a grandes conciertos se refiere. Un año en el que hemos cubierto más de 200.
Mejores conciertos nacionales
Alcalá Norte (Joy Eslava) Madrid
Alcalá Norte parece un grupo de superhéroes, o los personajes de un videojuego entre los que puedes elegir cuando comienzas una partida. Eso mola y recuerda muchísimo a las grandes bandas de los 90’s donde cada uno de los integrantes tenía un carácter y una estética propias que sumaba para aportar color y heterogeneidad a un combo y, en una época tan repulsivamente uniformada y aséptica, esto es algo que hay que elogiar.
El Altar del Holocausto (Sala Nazca) Madrid
Hubo tiempo para dejarse llevar con los ojos cerrados e incluso para poguear en algunos lances del show mientras que nuestros cuatro héroes se mostraban constantemente entregados y jaleando a una audiencia desatada y fiel. Una muestra más de que aquello que late subterráneamente pertenece al corazón más cercano a la trascendencia capaz de salvarnos en el mundanal día a día.
Todo quedó bien preparado para que Anxela Baltar y Violeta Mosquera saltaran al escenario pertrechadas por toda la austeridad apasionada y actitud consistente que las caracteriza. Además, ese mismo día publicaban Besta (24), cuarto trabajo en su haber que, a través de colaboraciones de renombre como Ana Curra o Tanxugueiras, pretende quizás ampliar el radio de audiencia sin renunciar ni un ápice a su contundente y magmático sello marca de la casa.
Biznaga (La Riviera – Inverfest) Madrid
Es posible crear canciones con compromiso político vinculado a estribillos pop sin caer en panfletos. Esta habilidad, tan presente en grupos de los últimos cinco o seis años, es llevada a la perfección por Biznaga. Cual navaja suiza, siempre hay una canción de Biznaga para cualquier análisis social que se desee realizar. Sin excederme en elogios, y salvando las distancias pero sin desmerecerlo, considero que Biznaga es uno de los grupos patrios más parecidos a The Clash que hemos tenido entre nuestras fronteras.
Bunbury (WiZink Center) Madrid
«Las cosas cambian y no estamos aquí de visita», como bien reza una de sus grandes canciones que sonó poco después, con lo que el simple hecho de que esta gira pueda tener lugar tras sus problemas de salud felizmente resueltos, ya es motivo suficiente para que se convierta en toda una celebración. Tiempo de volver a vibrar en directo con una de las carreras más universales de nuestra música, que si bien cuenta con un glorioso pasado a sus espaldas, mantiene un presente con aún mucho que decir. Bunbury es mucho Bunbury encima de un escenario y más aún con la intensidad con la que vivimos las cosas cuando pensamos que podemos perderlas.
Christina Rosenvinge (The Music Station – Inverfest) Madrid
Resulta complicado encontrar una forma más apropiada de inaugurar una nueva (y nutridísima) edición del Inverfest madrileño –décima ya del festival que celebra el apogeo del invierno con música en directo– que con la actuación de Christina Rosenvinge presentando en directo los temas de su último álbum, Los Versos Sáficos (Primavera Labels, 23). Un elepé que tuvo su origen en el proyecto teatral “Safo”, ambiciosa aventura en la que la artista adaptaba versos de la poeta griega que posteriormente derivó en disco y, ahora, en una imponente y emocionante representación en directo.
Dani Llamas (Cartuja Center CITE) Sevilla
La noche del 8 de marzo pudimos escuchar la música de un país en llamas (valga el juego facilón con la obra magna de Radio Futura), sabiéndola tan necesaria como asumiendo la conciencia de su condena a lo marginal. Alguien me contó que, en la última Feria de Abril, en la que invitaron a Llamas a ofrecer un concierto por sevillanas en una caseta privada, una pareja pija marchó espantada al grito de “¡sevillanas de izquierdas! ¡vámonos de aquí!” A esta presentación, que al principio se iba a celebrar en el insigne Teatro Lope de Vega, la relegaron finalmente a una sala secundaria del Cartuja Center, ya que la principal estaba ocupada por Sara Baras. Pero pienso que el gran triunfo de la noche fue ver a un público atento y entregado que comprendía todos los rangos de edades: había desde niños a jubilados. Una gran velada para resistir en comunidad, para entregarse al abrazo movilizador y redentor del rock.
María José Llergo (Noches del Botánico) Madrid
Antes de sumergirse en el cierre de su actuación, no sin antes culminar una noche de intensidad emocional, de intercambio de piropos y de saltos de esa alegría que derrocha, María José Llergo volvió al recuerdo de “Pena, penita, pena” y de “Rueda, rueda”, probable señal de que su origen todavía tiene mucho que decir en esa transición que todavía respeta, y de qué manera, una de las mejores voces de nuestro panorama y una joya a la que quizá se deba empezar a proteger del impacto de la hiperproducción.
Mayte Martín (Palau de la Música Catalana) Barcelona
Otros momentos potentes de este magnífico concierto fueron las versiones de Manuel Alejandro que no aparecen en el nuevo disco: «Procuro Olvidarte» y «A Que no te vas» son interminables, y «Lía» (José María Cano) susurrada desde el público. Tocaba la despedida, pero el auditorio pedía más. Una fan desde la grada pidió «Paraules d’Amor» de Serrat y la improvisaron al piano, mientras que para el final sonó una estupenda versión de «La Bien Pagá» (Ramón Perelló y Juan Mostazó) que fue la guinda a una tarde-noche inolvidable.
Nat Simons (Sala WiZink) Madrid
Costaba encontrar en este arranque de 2024 un concierto puntual con mayor avalancha de reclamos que el programado por Nat Simons en la sala WiZink (Madrid). Empecemos por lo obvio: la cantautora madrileña es, de largo, una de las mejores cantantes de este país. Sólo con sus dos primeras referencias discográficas (Home On High (13) y Lights (18)), dos bonitos discos oscilantes entre el country, folk y pop, y embellecidos por encima de todo por el dulce y sutil timbre vocal de la madrileña, ya fue suficiente para vislumbrarlo. Podría haberse acomodado perfectamente a ese registro y, tirando de su talento y oficio, continuar labrando una carrera sumamente interesante. Pero no sería ella, la felina que protagonizó hace tres años una de las reinvenciones estilísticas más arriesgadas y exitosas de los últimos tiempos.
Los Planetas (La Riviera) Madrid
Del triple 30 aniversario de Super 8 celebrado en Madrid, con dos noches en La Riviera y una en But (hicieron los propio en Barcelona), pueden sacarse varias conclusiones. La primera y más obvia, el cumpleaños total en el que se convirtió cada una de ellas. Una fiesta llena de recuerdos que sacudió a los amantes del noise rock (la palabra indie llegaría después) que en su momento vieron cómo en nuestro país se hacían canciones que podían convivir con las de The Jesus and Mary Chain, Pixies, Sonic Youth y tantos otros sin dar vergüenza ajena. Clásicos como “De Viaje”, el himno generacional “Qué puedo hacer” o la congoja colectiva de «Si está bien» sacudieron con más ímpetu que nunca ya no solo a los viejos del lugar, sino a un público joven que les venera como creadores de un estilo en cuyas canciones encuentran ecos de los que suenan en gran parte de las nuevas bandas.
Triángulo de Amor Bizarro – GIRAXX20
Sin darnos respiro, a navajazo limpio (nunca mejor dicho) y con un Rodrigo desatado, atacaron ese trío tan epatante como el primer día que lo escuchamos: «El himno de la bala», «El crimen: cómo ocurre y cómo remediarlo» y «¿Quiénes son los curanderos?». Tres portentos de noise rock sucio y peligroso que conectaban el espíritu puertohurraquense de los primeros Surfin’ Bichos, con dioses de la distorsión como The Jesus and Mary Chain, Telescopes o Spacemen 3. El poso melódico de una muy celebrada «El fantasma de la transición» dio paso a las cabalgadas de «Mal como efecto de mala voluntad» con las que volvieron a atizarnos. Los aires philspectorianos de «Estrella azul de España» sirvieron de tregua antes de que ardiera la virgen de las cabezas y con sus ascuas nos enseñaran «Cómo iluminar una habitación», con todo dios enloquecido ya, hasta el monje, que se sumó a aporrear los teclados.
Lo más atrás que viajó en tiempo Tulsa fue a La Calma Chicha (2015), con la esperada «Oda al amor efímero» y la genial «Los amantes del puente». Hubo parada en Centauros (2017), con el muy coreado tema titular, con «Bilbao» y una sobrecogedora y abrasiva «Atalaya» con la que demostró su capacidad para alternar registros tan diferentes. Nos conmovió en esa oda a la amistad que es «Laguna» o en ese himno llamado «Autorretrato», dio nuevos bríos a «La Boda» y a «Yo No Soy Penélope» con la clase de Clara Collantes siempre presente, y nos pusieron a bailar con el desenfreno de «Melocotón». La carta de «LA ESTRELLA» con la presencia de Christina Rosenvinge dando la réplica, coronó un concierto emocionante y sobresaliente. Una cita muy especial.
Viva Belgrado + Boneflower (La Paqui – Inverfest)
Tiempo para que Viva Belgrado cambiaran instrumentos y equipos sobre el escenario mientras una audiencia entregada de antemano llenaba con creces la sala. La banda salió plenamente convencida de las virtudes de su reciente Cancionero de los Cielos (24), nuevo salto sin red a través de la autoedición y el coqueteo con sonidos cada vez más esquinados y exigentes para los straight-edge del género. Era tiempo de ver cómo lucirían esas canciones en comparación con sus hermanas mayores.
VVV [Trippin’you] (La Riviera / Ochoymedio) Madrid
VVV [Trippin’you] han demostrado seguir creciendo una vez más, ofreciéndonos un directo difícil de experimentar en cualquier otro concierto, con un ambiente y una energía inigualable, apoyados por la gran calidad de su sonido. Vaciador fue uno de los discos del año pasado, y eso tiene un gran mérito cuando tienes a tus espaldas otros tres álbumes bastante significativos.
Mejores conciertos internacionales
ANOHNI and The Johnsons (Noches del Botánico) Madrid
Nueve virtuosos músicos acompañaban a ANOHNI, dotando a cada una de las canciones de un aura de clasicismo y atemporalidad casi mística. El protagonismo se suponía que sería para su última entrega, My Back Was A Bridge For You To Cross (2023, Rough Trade), pero tuvieron un papel similar su majestuoso trabajo en solitario Hopelessness (Secretly Canadian/Rough Trade) y claro, esa obra maestra de 2005 llamada I’m a Bird Now, facturada cuando la vocalista aún firmaba como Antony Hegarty.
Bruce Springsteen & The E Street Band (Estadio Metropolitano) Madrid
Volvieron a ser tres épicas horas sin descanso, enlazando temas de todas sus etapas, aunque ya desde el inicio con «Something in the Night» nos dejó claro que hoy el protagonismo iba a ser para Darkness on the Edge of Town (1978), que sonó casi al completo. Cosas de la vida, nunca había visto a Bruce Springsteen en directo y aunque esperaba «Badlands», nunca imaginé escuchar maravillas como «Prove It All Night», la emocionante «Candy’s Room» y sobre todo, «Racing in the Street», que sustituyó a «The River» en el tramo más emocional. No se olvidó de joyas como «No Surrender», «Streets of Fire» o «Lonesome Day», de las recientes «Ghosts», «The Rising» y «Wrecking Ball, ni de tocar esa «Because the Night» coescrita con Patti Smith o de versionar «Nightshift» de Commodores.
Chelsea Wolfe (La Sala Wizink Center) Madrid
El concierto alcanzó unas cotas de excelencia máxima en cuanto nuestra dama oscura se aferró a las seis cuerdas de su guitarra eléctrica para erigir un “16 psyche” tan arrollador y trascendental como siempre, seguida de una descomunal “After the fall” uno de los momentos más abisales de la velada, continuando con la densidad máxima de “The Culling”, uno de los temas preferidos de su carrera para quien les escribe. La versatilidad de su propuesta y del ágil y compacto repertorio elegido la permitió al poco acudir a su acústica para regalarnos dos escalofriantes canciones, “The mother road” primero y después la ensoñadora “Flatlands”, versionada en su momento por el mismísimo Mark Lanegan haciéndome aflorar las lágrimas mientras mi mirada se perdía fijada en el interior de sus ojos verdemar en los que es imposible no sumergirse y dejarse llevar a la deriva.
Ca7riel y Paco Amoroso (Razzmatazz 2) Barcelona
El pollo que montan Ca7riel y Paco Amoroso en directo justifica su estatus de «esto no hay que perdérselo». Te da tal guantazo, que te quita de golpe el prejuicio que puedas tener sobre la música urbana. Se les ha colgado la etiqueta de trap porque, oiga, algo hay que poner en la línea de puntos, pero sus referencias estilísticas van del drum’n’bass al ritmo afrocaribeño, el dembow, el pop o las baladas de estadio (palabrita, «Pirlo» está de testigo). Y esto hoy, que mañana ya veremos de qué beben.
Depeche Mode (WiZink Center) Madrid
Con la fuerza arrolladora de «I Feel You» iniciaron un tramo final en el que terminaron de arrasar con todo combinando el brío contagioso de «A Pain That I’m Used To» y «John the Revelator», con las siniestras «Black Celebration» y «Stripped». Y la mayor sorpresa llegó en la última parte de «Enjoy the Silence» cuando la vibrante percusión de Eigner dio paso a la entrada de la bailaora Belén López, que se puso a zapatear y a acompañar a los músicos por las tablas. Por muy marciano que pueda parecerles, nos dejó con la boca abierta.
Fontaines D.C. (WiZink Center) Madrid
Fue una hora y media escasa, pero supo a mucho. Desde ese teatral inicio tras una lona con los sintetizadores de la oscura «Romance» atronando, nos dejamos atrapar por su abanico de influencias bien asimiladas y caímos ante momentos como su popular «Jackie Down the Line», la obsesiva y retorcida «Televised Mind» y la directa «A Lucid Dream». Ver cómo Fontaines D.C. abordan en vivo registros tan alejados de sus inicios como la mayúscula «Roman Holiday», su «The Killing Moon» particular, nos hace entenderlo todo. Pueden haber perdido esa chispa macarra e inocente de otras épocas y que todo suene demasiado profesional, pero esto también forma parte de su actual estatus como la gran banda que son. Resultaba curioso el ímpetu de parte del público que cuando una canción tardaba más de 10 segundos en empezar, gritaba reclamando su dosis.
La esencia del concierto de IDLES no solo radicó en la calidad del sonido o en la efervescencia tanto del público como de la banda. Lo que realmente me impactó y emocionó fue su discurso sociopolítico, que resonó desde la primera hasta la última canción. Desde críticas mordaces a la monarquía hasta llamamientos urgentes al alto el fuego en Gaza, cada palabra pronunciada sobre el escenario llevaba consigo un peso político significativo. Este mensaje alcanzó su punto culminante en las últimas cuatro canciones: “Never Fight a Man With a Perm”, “Dancer”, “Danny Nedelko” y “Rottweiler”, cuyas palabras finales antes de abandonar el escenario resonaron con una urgencia palpable: «¡Cese al fuego ahora!». Resulta inevitable comparar este evento con el concierto de Sleaford Mods hace unos meses en Madrid.
Julia Holter (Ram Club) Valencia
Se suceden otros temas vaporosos, de esa rara belleza que es marca de fábrica de su autora, quizá la única -en mi opinión- que podría hacerse con el cetro de reina de Kate Bush llegado el momento. Suenan absolutamente magníficas “In the same room”, “Evening mood”, la imprescindible “Feel you”, la oscura “Why sad song” o un “Betsy on the roof” que es antesala de un breve receso para volver finalmente al escenario y acometer “I shall love 2”, el hermosísimo y extremadamente necesario en ese momento mensaje de amor que contenía el disco Aviary. Y de este modo, con la misma elegancia, la misma excelencia, la misma emoción que había al comenzar, Julia Holter nos dejó a todas y a todos sin el más mínimo resquicio de dolor, al menos, durante un rato. Después la realidad se impone, claro. Pero la música, sobre todo, música como ésta, siempre sirve de bálsamo.
The Magnetic Fields: 69 Love Songs (Paral·lel 62) Barcelona
El repaso del disco se repartió entre las dos noches: 35 canciones el primer día y 34 al día siguiente. Nuestro crooner de garganta profunda lucía el primer día una camiseta de The Residents, y aparecieron al escenario para arrancar desde el principio sin alterar la secuenciación del disco con “Absolutely Cuckoo”, para después ir desgranando esas píldoras de amor que siguen emocionando e insuflando vida aunque el paso del tiempo ha hecho que pierda algo de magia alguna de ellas. “Don’t Believe In The Sun” es para entonar mientras se reprime el llanto ante versos como “They say there’s a sun in the sky / But me, I can’t imagine why / There might have been one / Before you were gone / But now all I see is the night”, y luego enlazar con la maravillosa “All My Little Words” que el respetable coreó con fuerza.
Hacía mucho tiempo que no recordaba una sensación de peligro así sobre un escenario; una sensación de constante amenaza y de no saber qué va a pasar en cualquier momento. Una auténtica experiencia que recordar por siempre que terminó con una evocadora “Resisting Resistance”, la única oportunidad de recuperar el aliento antes de salir a las calles sin poder dar crédito de que lo vivido hubiera pasado en la misma dimensión espacio-temporal.
Nick Cave & The Bad Seeds (WiZink Center) Madrid
Hubo más momentos a destacar, como una increíble interpretación de «White Elephant» de Carnage (también había sonado el tema titular), el recuerdo a uno de los primeros Bad Seeds, la fallecida en 2021 Anita Lane en «O Wow O Wow (How Wonderful She Is)», y una excelente «The Weeping Song» con el violín de Ellis sustituyendo el piano original mientras Cave nos animaba a acompañar con palmas («esas que hacéis los españoles»). Un Cave, que de nuevo a solas bajó el telón con la grandiosa «Into My Arms» interpretada al piano, tras las que se encendieron las luces y sin quererlo, despertamos de un sueño que difícilmente olvidaremos.
Paul McCartney (WiZink Center) Madrid
No faltaron las esperadas «Let It Be» y esa fiesta colectiva que es «Hey Jude», ni el nervio de «Get Back» y cuando todo parecía terminar, nos sacudió con el latigazo rockero de «Helter Skelter» (sí, este señor desatado tiene 82 años, no es un doble) y encadenando para despedirse tres de las canciones de la parte final Abbey Road (1969), «Golden Slumbers», «Carry That Weight» y claro, «The End». Mejor imposible.
PJ Harvey (Noches del Botánico) Madrid
Fueron noventa minutos de verdadera magia que arrancaron con su reciente entrega, que reconozcámoslo, en directo crece notablemente. Fue capaz de hechizarnos y seducirnos a través de toda una una experiencia inmersiva, con una puesta en escena que se entrelazaba con ese folk inquietante con influencias electrónicas con el respaldo de su inseparable John Parish, junto a James Johnston, Jean-Marc Butty y Giovanni Ferrario. Su figura casi espectral recorría a cámara lenta el escenario mientras cada una de las canciones goteaban como parte de un ritual. La suave «Prayer at the Gate», la cautivadora «Lwonesome Tonight» (¿»Eres Elvis, eres Dios?»), la melodía de «All Souls» o una correosa «A Noiseless Noise» con la que cerraba una poderosa primera parte.
Róisín Murphy (Alma Occident) Madrid
Tirando de desbordante carisma, brilló con los latigazos de «Overpowered» y la sensualidad de «Simulation» y «CooCool». Por supuesto, no se olvidó de los dos clásicos que encumbraron la carerra de su banda, «The Time Is Now» y «Sing It Back», coreadas en una festiva comunión con un público al que no se nos borró la sonrisa de puro goce durante horas. Fue una noche para recordar.
El tono psicodélico de la también reciente «chained to a cloud» y los cosquilleos de la colosal «Slomo», dejaron todo listo para un éxtasis final que encadenó el pop de «kisses» con la exuberante belleza de las esperadas «Alison», «When the Sun Hits» y «40 Days». Una sobredosis sensorial para la que me faltan adjetivos. Me resulta tremendamente extraño ver cómo canciones que llevan desgarrándote por dentro tanto tiempo, pueden convertirse en himnos que provocan que más de dos mil almas las coreen dejándose la vida en ello. Creo que ni los propios Slowdive serían capaces de explicarlo.
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