El Libro De Estopa – Jordi Bianciotto (Espasa)

“No olviden que solo somos dos hermanos cualesquiera que un día atravesaron una puerta que los llevó a vivir un viaje alucinante”.

Con estas palabras cierran David y José Manuel Muñoz el prólogo de este ameno retrato coral de la vida y carrera artística de uno de los duetos más importantes de la historia del pop mainstream nacional. Estopa el año pasado cumplían nada menos que veinte años en el negocio, cuando debutaron con el excelente álbum Estopa, y se colaban en las radioformulas abanderando un hibrido personalísimo de letras tejidas al amparo del costumbrismo de extrarradio, pop de doble velocidad, y tradición rumbera. Como cuenta en las páginas de El Libro De Estopa (Espasa, 2020) su autor, el periodista y critico musical Jordi Bianciotto, el grupo del barrio de Sant Ildefons (Cornellà) no han dejado nunca de disfrutar de lo que más les gusta, que no es otra cosa que componer himnos de pegada inmediata sin hacer demasiadas concesiones a la industria.

Los hermanos Muñoz son artistas que nunca han alardeado por el mero hecho de serlo. Habitar en un limbo supraterrenal rodeado de oropel lo dejan para otros. Siempre los pies en la tierra, y los focos, el famoseo, o la pose impostada son meros accesorios que no tienen cabida en su negociado. Desde que debutaran de forma más masiva subidos a un escenario-los festivales de nuevos cantautores de Viladecans, y en el del barrio barcelonés de Horta-Guinardó el cual acabaron llevándose la victoria- apostaron por tender férreas alianzas entre su pasado obrero y mestizo, y la reformulación de sus querencias flamencas y rumberas, así como un lirismo escapista unas veces (sus primeras canciones contenían buenas dosis de erotismo que tuvieron que ir amoldando a las exigencias de las multinacionales), y en otras el retrato del día de día en las calles.

Estamos ante un libro encarnado en muchas voces las cuales se conjuran para mullir un rico tapiz de personalidades presentes y ecos del pasado que siempre vuelven. Los padres de Estopa (Pablo y Paula) desde siempre acompañaron desde sus inicios al grupo, y el bar familiar era lugar de encuentro para ellos y amistades que se apuntaban a tomar una caña y unas tapas. El recuerdo a Juliana, la abuela materna, que hacia tripas corazón para aguantar la sobrecarga de decibelios que llegaba desde la habitación siempre está presente. Pero en la cosmología de Estopa aparecen personas que dejaron una huella indeleble: Rockhita, el apodo de Emilio Hita que fue guitarrista de La Banda Trapera Del Río – mítica banda de punk underground de Cornellà también-reconvertido en policía, y que les enseñó algunas lecciones de guitarra cuando aún eran unos chavales que empuñaban la guitarra en el bar familiar; Yanni Munujos fue uno de los valedores del talento del dúo, y él les acompaño por Madrid para asesorarles hasta firma su primer contrato con EMI; Sergio Castillo, hombre que “diseñó” el sonido de Estopa en sus dos primeros álbumes, y así un amplio abanico de voces que hilvanan el relato de un hito de la cultura popular.

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