Death In June + Die Weisse Rose + REO – Sala Paddock (Madrid)


Valiente propuesta la que nos trajo Indypendientes para este 15 de diciembre.
Que Reserva Espiritual de Occidente (REO) juegan – o deberían jugar – en las grandes ligas es cada vez más evidente. Tras talonear hace poco a Esplendor Geométrico (ver crítica aquí), abrían para Death in June en un ejercicio de coherencia y justicia poética en lo que suponemos fue un sueño hecho realidad para ellos. Los nuevos temas sonaron poderosos, potentes y muy rodados, por mencionar dos, «Chikatilo» y «Tatenokai» fueron sobrecogedores dentro de un sólido set. Lástima del sonido, desconozco si por el técnico o por la sala, pero no estuvo a la altura del evento. Aún así, Svali estuvo soberbia, como de costumbre, sin amilanarse por compartir escenario con una leyenda viva. REO están aquí para quedarse, no lo duden.
Die Weisse Rose por su parte, salieron en formato trío, con Kim Larsen de Of the Wand and the Moon acompañando a Thomas Borden, con mucha actitud y un set estudiadísimo. Mostraron todos los tics del género en apenas media hora, con todo pregrabado a excepción de la percusión y la voz. No estuvieron mal, pero dan la impresión de ser uno de tantos -tantísimos – grupos que siguen al dedillo los postulados del libro de estilo de Douglas P. En disco resultan más interesantes, sobre todo su faceta más ambiental y evocadora, que les conecta con gente como Les Joyeux de la Princesse. Adolecen de lo mismo que esa multitud de bandas que a fuerza de seguir el evidente liderato de DIJ acaban rozando la caricatura (se me ocurre Rome, pero hay literalmente docenas). Aún así, no fue en absoluto un mal concierto; sabedores de no ser los protagonistas de la noche, tocaron un set breve pero efectivo, en el que el momento álgido llegó cuando al darse la vuelta todos pensamos en las portadas de Nada! Y 93 Dead Sunwheels, y es que todos íbamos a lo que íbamos. Correctos, sin más.
Death in June es más que un grupo, es una experiencia, casi me atrevería a decir un modo de vida. Es difícil, pues, ser objetivo con su propuesta. Uno sabe que hace mucho que no están en su mejor momento pero aún así debe ir a verlos. Sabes que algo grande puede ocurrir. Abrió Miro Snejdr desgranando al piano el material de Herr Lounge Corps, algo para mí muy prescindible. Poco rato después salió Douglas con su sempiterna máscara y la sala se vino abajo. Miró, cogió el acordeón y se puso un antifaz y un gorro militar que le daban al conjunto un halo de cabaret berlinés al asunto. El bueno de Douglas parecía relajado y de buen humor y se notó. Se le vio con ganas.
Abrió fuego con «He´s Disabled» y «Come Before Christ and Murder Love», dejando claro por dónde iban a ir los tiros. Las versiones eran notablemente más cortas que las originales, en lo que parecía ser un muestrario abreviado de su catálogo. Tiró mucho de lo que para muchos es su mejor LP, But, What Ends when the Symbols Shatter?, del que llegaron a sonar hasta cinco temas. Junto a ellos, también tuvo su parcela Rose Clouds of Holocaust, tal vez su último GRAN disco, junto con temas de sus últimas incursiones y clásicos primigenios como «We Drive East», «Behind  the Rose (Fields of Rape)» o «Death of a Man», parte del repertorio más durito de su discografía. Tras tantos años de Dark Folk, y con el actual interés y resurgimiento en la escena after punk de finales de los 70 y primeros 80, buena parte del público suspirábamos por alguna concesión a la primera etapa del grupo, con bajo y batería, o la desarmante electrónica del Nada!, pero no pudo ser. Una vez más Douglas se hizo acompañar de John Murphy para subrayar su rasgueo de las 12 cuerdas. Cualquiera tiempo pasado con Wakeford y Leagas se ve lejano.
«Runes and Men» sonó evocadora, con parte de REO cantando los coros a pleno pulmón entre el público entre menciones al vino español, y el broche de oro llegó cuando, tras «But, What Ends when the Symbols Shatter?», Douglas atacó el bis con «C´est un rève» y entre el público dos chicas se enfrascaron en una sonora pelea. Todo muy Portero de Noche, con menciones a Bin Laden y Gadafi. «Il est dans le coeur, il est dans le coeur noir».
Resumiendo: Muy buen concierto – si bien un tanto lineal – de Death in June, que demostraron que son (es) el puto catedrático del cotarro Dark Folk; Die Weisse Rose rindiendo homenaje a sus maestros sin salirse ni un milímetro de la raya, y REO que vuelven a demostrar que, en su caso, influencia no tiene por qué ser igual a copia. Bravo. Necesitamos más veladas de este calibre en la capital, bien por Independientes y su valentía por monta
 

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