Alondra Bentley

La música se ha convertido en un bien de usar y tirar

Aprovechando la rueda de prensa para presentar el Día de la Música Heineken, a celebrarse el próximo 21 de junio, tuvimos la ocasión de compartir una distendida charla con Alondra Bentley, una artista familiar y cercana. Tras escuchar en directo tres de las canciones que conforman Ashfield Avenue (09), interpretadas para la ocasión con la sola ayuda de su guitarra y, de nuevo, con cortinas rojas detrás, escuchamos las declaraciones acerca de su amor por la música, tanto propia como ajena.

El primer encuentro que tuve con tu música fue teloneando a Christina Rosenvinge en Joy Eslava. La atmósfera onírica y evanescente que fluía de ti desde el escenario me parece el contrapunto perfecto al tono campestre y terrenal que muestra tu disco Ashfield Avenue (09). ¿Es esa mezcla de mundos la que podría definir tu música?

Podría ser así. Ten en cuenta que el disco surge de la contraposición de diferentes estados de ánimo. Describe distintos aspectos de la personalidad y lo que tú llamas campestre sería la vida real que percibo día a día, y, curiosamente, dos de las canciones están basadas en el transcurrir de sendos sueños. La ironización de los recuerdos de la infancia es otra fuente. El enfrentamiento entre quién creíste ser y quién eres ahora.

¿Cómo y cuando surge tu interés por hacer música?

Es una cuestión de supervivencia. Vivo en el campo y siempre ha sido una forma de huir del aburrimiento. El ambiente musical de mi casa ha sido definitivo igualmente. Mi padre publicó 3 maxis a principio de los sesenta con Los Joristers, mi madre toca el arpa, mis hermanos el piano…yo un día cogí la guitarra y de manera autodidacta decidí embarcarme. Mi pasión melómana también me empujó.

Tu timbre vocal es muy peculiar, muy personal. ¿Cómo aprendiste a cantar? ¿Cuáles han sido tus referentes y voces más apreciadas?

Pues a cantar también aprendí por mi cuenta. Eso sí, mi amor por la música me enseñó a captarla desde muy pequeña. Desde siempre me fascinaron los musicales, el blues, el jazz…Y sobre voces, me quedaría con la voz de Scott Walker, la forma de interpretar sugerente de Marilyn Monroe y la profundidad de Karen Dalton básicamente.

Ashfield Avenue (09) es un disco mimado, muy cuidado. En tiempos de descargas y capetitas amarillas, ¿Crees que una propuesta tan artesanal y sutil puede ser apreciada en su justa medida?
La música se ha convertido en un bien de usar y tirar actualmente. A eso ha llevado la desventaja de acceder a tanta y tanta música, eso trae un consumo indiscriminado donde es difícil captar lo que realmente te conmueve. La grabación del disco ha sido tal y como quería y he esperado hasta que pudiese ser así. A ello ha contribuido la ayuda de muchos amigos que han colaborado en él. César Verdú, el productor, desde el principio vio nacer las canciones y tenía una idea muy clara del sonido que quería buscar.

El carácter atemporal del sonido de la grabación me parece un gran acierto, más si cabe en tiempos donde se busca sonar moderno. ¿Cómo surgió esa idea? ¿Costó mucho el conseguirlo?

Mi década musical preferida son lo sesenta, incluso los cincuenta te diría, y es ese tipo de sonido el que trasladó César. Parecer grabado en analógico, una producción cuidada, pero donde nada sobrara, demostrar que menos es más y que por mucho que existiesen adornos, ninguno fuera gratuito, que estuviese ahí por algún motivo. También supimos que queríamos arreglos de cuerda y ahí estuvo el fenomenal trabajo de Joserra Semperena.

La coyuntura nacional de nuevas féminas con guitarra bajo el brazo (Russian Red, Annie B. Sweet, La Bien Querida), ¿Crees que beneficia o perjudica a tu propuesta? ¿Cómo llevas que crítica y público sean a veces tan reduccionistas para comparar artistas distintas a pesar de compartir formas?

Mi primera sensación es la de no sentirme cómoda. Huyo de lo que puedan considerarse modas y, al margen de todo, siempre han estado ahí Ainara Legardon o Aroah por ejemplo, no todo ha surgido justo ahora de la nada. Se cuenta con la desventaja de parecer proyectos que se repiten, si bien si te fijas y vas más allá, descubres que la forma de componer, de cantar o de escribir es distinta y por desgracia, muchas veces la diferencia no se aprecia por querer ser fáciles. La única ventaja es percibir cómo el éxito de Russian Red, por ejemplo, evidencia que ser una solista folk pueda hallar más interés por parte del público del que parece.

Tu ascendencia inglesa hace que cantes y compongas en tu lengua materna. ¿En algún momento has pensado componer en castellano? ¿Crees que la querencia de muchos artistas por mutar al castellano una vez han solidificado su carrera es una forma de crecer artísticamente? ¿Te ves tú así?

Tengo algunas canciones hechas en castellano, pero guardadas en el mayor secreto. Ten en cuenta que yo soy bilingüe y siento o pienso de manera indistinta en ambas lenguas, ni siquiera me doy cuenta muchas veces, estoy viendo una película y digo, “anda, está en inglés”. Considero que por sus formas menos melódicas, el castellano es una lengua menos agradecida para el folk que el inglés. Y Respecto a lo de otros artistas, sí creo que al pasarse al castellano adquieran una cierta madurez que quieran compartir con su público.

Tu música destila inocencia, vida, sencillez. ¿Cuál es tu mayor inspiración al componer? ¿Aflora en ti el pudor durante el proceso creativo?

La canción “Still be there” habla precisamente de cómo dejas de acordarte de cosas que das por sentado y que son importantes, cómo lo sencillo a veces lo das tan de por hecho que pierdes la capacidad de apreciarlo. Mi inspiración surge de los estados de ánimo cambiantes, de los sueños como te dije antes –el entrevistador, pesado cuando la toma con algo, no deja de incidir en el carácter Lynchiano de Alondra-, bueno y por supuesto el cine, la literatura, otras letras…y, sí, me considero aún algo contenida en el momento de componer, hay un muro ahí que cuando se destruya estoy convencida de que mis letras ganarán.

Me molesta mucho como alguna parte del público se ceba con algunos artistas a la hora de cuestionar si son personas o personajes, ¿Qué te parece esto?

Me parece algo hiriente, una deshumanización completa de la persona por su parte. No existe una barrera clara que diferencie hasta dónde se es persona y hasta dónde personaje, ambas facetas se funden, si alguien es todo fachada o pose, no me interesa como artista.

Para terminar, del panorama musical, ¿Qué artistas nacionales o internacionales te interesan?

Nacionales me gustan Cuchillo, Fran Nixon, Boat Beam, también lo que hacen grupos como Schwarz, Clovis, Klaus & Kinski, y últimamente me ha encantado el disco de Remate con Muni Camón, y por supuesto Chirstina Rosenvinge o Nacho Vegas que los doy por hecho. Internacionales Beach House, el disco que han sacado Fleet Foxes o Giant Sand.

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