Gente Joven – Glub Glub Glub (Acuarela)

De una ciudad de provincias y teóricamente tan falta de glamour como León han salido algunas bandas que con el tiempo demostraron arrojo y solvencia en el sempiterno afianzamiento de un sonido atemporal. Los Flechazos, sin ir más lejos, con el incansable Alex Cooper aún en las trincheras, abrieron camino a todos los que vinieron después, más allá de militancias e inclinaciones sonoras. Puede que ahora el grupo más representativo de la ciudad, y no por célebre precisamente, sea Gente Joven, una piña creativa que ha publicado ya tres discos fantásticos llenos de referencias a otros importantísimos en la historia reciente del pop independiente español.

En este, gráficamente titulado Glub Glub Glub con una preciosa portada, se adentran en la senda abierta hace años por nombres capitales como La Buena Vida, luego continuada por sus medias reencarnaciones en Ama o Amateur, sumergiéndose en esa bruma transparente que conforman teclados y guitarras amables, siempre afinadas en un tono ciertamente oscuro, buscando el ángulo menos transitado del pop convencional. Deliciosa al efecto resultan “El guardián” o “Pamplinas”, en la que se basan en la nueva orientación flamenca de Los Planetas pero dando más protagonismo a los sintetizadores. El nexo de la voz suave de Fernando de la Flor, secundada a veces por la de Esperanza Collado, ejerce de timón en un barco comandado por el sonido low-fi de siempre, algo más folk y alejado de las enseñanzas de algunas bandas americanas (Beach House es un nombre recurrente en este campo), e impulsado por los sentimientos que nacen del desgaste del amor, retratado en la inclasificable “Gigantes y gigantillos”, o de los recuerdos que se conservan casi sin querer de los que hablan en la delicada “A flote”, un corte con un marcado tono populista, que no es lo mismo que popular. Algo parecido ocurre con “Todos los peces olvidan lo mismo”, imbuido de ese aire electroacústico que casi parece ya una marca de fábrica, alargado en “Actores de cine mudo” y “Fotogramas”, sendas y bellísimas estampas cinematográficas que proyectan grandes momentos del pasado, perfectamente plasmados con ironía en “Memoria de mis patos tristes” (sí, García Márquez también transita de la biblioteca a la discoteca de vez en cuando). ¿Alguien ve aquí la impronta del primer Sr. Chinarro, reinterpretada y enriquecida?

Gente Joven entregan un disco breve, concreto y embriagador. Con sus composiciones acercan un mundo propio en el que las emociones son breves y fugaces como un día de verano opacado por la lluvia pertinaz. Hablan de cosas que aún no sabemos que nos pueden afectar tanto, y saben contarlas con personalidad y convicción. Sin duda, un disco que solo se puede escuchar en soledad o, en todo caso, en compañía de alguien que sepa estremecerse con los sentimientos más simples y profundos.

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