S. Carey + Will Samson (Galileo Galilei – Momentos Alhambra) Madrid 18/03/24

Aunque para ubicarlo siempre se señale el hecho de que S. Carey es el habitual batería, pianista y corista de Bon Iver, sería muy injusto obviar que el de Wisconsin cuenta con una sólida carrera propia que incluye discos tan notables como Range Of Light (Jagjaguwar, 14), Hundred Acres (Jagjaguwar, 18), o el más reciente Break Me Open (Jagjaguwar, 22). Por eso, cabía celebrar la excelente noticia de que el cicloMomentos Alhambra programase al artista dentro en su última hoja de ruta, en la que, además, significaba la primera actuación del norteamericano en Madrid defendiendo sus composiciones al margen del afamado Justin Vernon.

Una velada en la que el británico Will Samson ejerció como invitado (aunque, en la práctica, casi pudiese considerarse parte de un doble y lógico cartel), estrenándose igualmente en los escenarios de la ciudad. Un músico sito en coordenadas similares, tanto estilísticas como cuando de lucir como uno de esos valiosos secretos para el público generalista se trata. Uno y otro ofrecieron, bajo su prisma particular, una selección de su catálogo copada por generosas dosis de delicadeza, buen gusto, belleza y elegancia, el primero armado solo (y según el momento) con piano o guitarra y funcionando como sabroso aperitivo de cara al plato fuerte de la cita.

Por su parte, S. Carey utilizó idénticas armas alternándose entre igualmente entre piano y guitarra, aunque con frecuencia amparado por un trío de cuerda (contrabajo y dos violines) encargado de rematar su propia ejecución a través de una favorecedora y muy bien medida solemnidad. La sedosa y evocadora voz de Carey resulta, en cualquier caso y como era de esperar, su principal valedor. También el argumento principal con el que guiar un concierto de tintes orgánicos y desarrollado sin aspavientos entre chamber-pop y folk, desde el principio y hasta que una versión del “Take It With Me” de Tom Waits marcó el final ejerciendo como único bis y cierre.

Dos actuaciones de similar duración –cuarenta minutos de uno por cincuenta del otro apostando a la creencia de que los grandes perfumes vienen en frascos pequeños– que compartieron la forma de conquistar al público: un minimalismo y cuidado extremo de los elementos apostando por el menos es más hasta motivar la rendición emocional que buscaban. Dos músicos que convencieron al respetuoso público que se encontraba repartido en torno a la peculiar disposición de la Sala Galileo Galilei y que, a su paso, dejaron la estela de músicos dotados con sensibilidad y sentimiento en la línea de Sufjan Stevens, Villagers, Owen Pallet y, sí, Bon Iver.

Fotos S. Carey: Raúl Julián

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