Azkena Rock Festival – Recinto Mendizabala (Vitoria)

La tercera edición del festival vitoriano sirvió para consolidar a una de las citas rockeras más destacadas de Europa. El Azkena Rock volvió a ser una cómoda (en poquísimos festivales españoles se encuentra uno tan a gusto como en el Azkena) y, a priori, excitante reunión para los amantes del género. En cuanto a lo musical podemos decir que hubo de todo.

Sólo una duda. ¿Merece la pena apostar por las reuniones de viejos dinosaurios del rock? ¿Merece la pena destinar buena parte del presupuesto a la contratación de bandas que llevan inactivas largo tiempo?

No pudimos asistir a la fiesta presentación del jueves 9 de septiembre. Tras preguntar por la misma, varios de los asistentes coincidieron en apuntar que el directo de The New York Dolls fue memorable.

Ya en la primera jornada (viernes 10 sept.) comenzamos comprobando la fuerza de los angelinos Mother Superior. Quienes formaron parte de la Rollins Band derrocharon poderío (muy heavies, sí) y ganas a pesar de la temprana hora.

Seguidamente pudimos disfrutar de uno de los destacados de la jornada. Josh Rouse y su grupo confirmaron las sospechas de muchos. El autor del delicioso 1972 se mostró fino y acertado como si de un experimentado artista se tratase.

Urge Overkill ofrecieron esa versión de Neil Diamond, “Girl, you´ll be a woman son”, que formó parte de Pulp Fiction, pero no pudieron superar una irregularidad significativa de una banda que parece no saber si es capaz de aportar algo en estos momentos. Sabor agridulce cuanto menos.

En su segunda visita a la ciudad (inauguró la sala Azkena en diciembre de 2001) Mark Lanegan dejó claro que lo suyo es una propuesta de peso y sin adornos. La voz del ex Screaming Trees resulta ser el bastión sobre el que se apoya el resto de elementos. Sus fans dicen que no falla.

Quienes en absoluto pincharon fueron los neoyorquinos Fun Lovin´ Criminals. En un festival donde no deja de verse al personal casi estático, que vengan tres tipos dispuestos a hacer mover el esqueleto al personal, es muy de agradecer.

Era esperada la actuación de ese “pijo macarra” que es Ryan Adams. Buen material que presentar en un set eléctrico y la compañía de una banda, hacían presagiar lo mejor a gran parte de los asistentes. Pues, el bueno de Ryan se perdió, tomó el camino más pesado y terminó por hacer perder todo el interés del público. Lástima que tanto talento no termine ganándose el reconocimiento.

DKT / MC5, sin embargo, supieron dar espectáculo que no fue poco visto lo visto. Davies, Kramer y Thompson junto a Lisa Kekula (The Bellrays), Mark Arm (Mudhoney) y Nick Royale (Hellacopters) como vocalistas invitados. Mostraron ganas, intensidad por momentos y una aceptable compenetración.

Encargados de cerrar la velada, los míticos Radio Birdman pudieron con los más cansados y menos fans. Demasiado lineales para la hora que era.

La jornada del sábado volvió a arrancar temprano. Abrieron los vascos Kuraia y continuaron J. Kaplan & The Lazy Stars, The Silos, los suecos Backyard Babies que ya estuvieron en la primera edición del Azkena, y los locales Obligaciones. Llegamos para ver a Matthew Sweet junto a Velvet Crush. Todo un lujo para los amantes del pop de guitarras. Sonó algún tema del que será su nuevo lp, Living things, y no faltaron bellos momentos en los que sus mejores melodías consiguieron hacer sonreír hasta a los menos poperos.

Los británicos Wildhearts no estuvieron nada mal para lo que podía haber sido. Se movieron sobre la escena como jóvenes incansables. Su mezcla de punk-rock, destellos metal y melodía seguramente sorprendió positivamente a más de uno. Llegaron a entretener.

Apuntan los muy expertos que el bolo de los Screaming Cheetah Wheelies fue de lo mejor de la noche. Lo cierto es que la destacada presencia de su líder, Mike Farris, sobre el escenario ayudó a sobrellevar de la mejor forma buena parte de los virtuosismos que los yankees no dejaron de demostrar. Fue su primera actuación en Europa, ahí es nada.

Lo de Violent Femmes fue una mezcla entre un quiero y no puedo y cómo se agradece el formato desenchufado entre tanta grasa. Gordon Gano no está para sudadas, pero sí retuvo porque en su día tuvo. Sólo con escuchar “Blister in the sun” ya nos pusimos algo más alegres.

The Flamin´ Groovies tuvieron hace décadas, pero no retuvieron en Vitoria. La edad no pasa en balde. Y por 17 años sin dar un directo no te digo la factura que te pasan. Total que vinieron a despedirse definitivamente o hasta que su cuenta bancaria les vuelva a pegar un toque. El próximo año metemos de cabeza de cartel a REM o Neil Young y solucionado.

Menos mal que Turbonegro estaban prestos para desatascar el engrudo. Papeleta sencilla para los noruegos, la verdad. El sexteto es experto en ofrecer brutales recitales y esta vez no fue excepción. Grasa de la buena, excesos y poca vergüenza, junto a guitarras y potencia que hicieron las delicias de los rockeros.

El programa del domingo ofreció para los que aún necesitaban más, un homenaje a Johnny Cash a cargo de Walter Salas-Humara (The Silos), Mike Farris y Roger McGuinn (The Byrds).

El año que viene más y mejor. Seguro.

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