Especial: Donald Fagen – Sus discos en solitario

Hoy, 10 de Enero, uno de los dos puntales de Steely Dan, como es Donald Fagen, cumple 71 años, así que repasaremos aquí la discográfica trayectoria en solitario del muy prestigioso músico norteamericano.

Antes de nada, recordaros que en la propia Muzikalia podéis consultar también dos reportajes dedicados enteramente a los propios Steely Dan, bajo mi prisma personal, uno de los 10 grupos más destacados de toda la historia del rock.

Después de la publicación del imperial y apasionante disco Gaucho, en 1980, y de sobrevenir, precisamente, la primera disolución de  Dan “El Acerado”, en 1981, el propio Donald Fagen a finales de ese mismo año, aportó la atrayente y ambiental canción “True Companion” a la banda sonora de la película de dibujos animados para adultos, Heavy Metal.

Compartió B.S.O. con ilustres como Don Felder (ex – Eagles), Stevie Nicks, Grand Funk Railroad, Devo, Blue Oyster Cult o Black Sabbath, entre otros.

THE NIGHTFLY (1982)

Después, el propio Donald se pasó casi un año de total desconexión, para luego iniciar una aventura en solitario con la discográfica Warner Bros (con la cual, justamente, llevaba buscando firmar Steely Dan, desde 1977). En consecuencia, en 1982 y con renovadas fuerzas, el almirante de la Gran Manzana convocó a casi toda la disciplinada tropa “steely” que ya había trabajado con él en su ex-banda ( productor, ingenieros, músicos de estudio, etc), además de otras adicionales colaboraciones de lujo. Como siempre, los más de treinta esforzados acompañantes experimentaron los lentos martirios chinos a los que los sometió Fagen en los ensayos. Nadie se libra de “Milimetric Man” si se aventura a tocar con él y solamente la dificultosa grabación duró 8 meses, comandada por ese obsesivo amante del vanguardismo tecnológico-musical que es el propio Donald Fagen ¡Y que a nadie de su plantel “creme de la creme” se le ocurriese cometer el más microscópico fallo en ningún acorde!

El invento, bautizado como The Nightfly (La mosca nocturna) supuso uno de los primeros discos de la historia en grabarse en sistema digital, a pesar de que éste ocasionó numerosos problemas técnicos a Donald y a su experto ejército durante el minuciosísimo proceso de registro. El estilo, tanto en letras como en música, es algo diferente a los discos de Dan “El Acerado”, aunque siempre conservando ese singular rock sedoso, pulidísimo e hiper-elegante como sello distintivo. Siempre con su inconfundible tono vocal Fagen, continuó cosechando triunfos y obtuvo un considerable éxito comercial e incluso Stevie Wonder alabó la obra. Aún así, el cantante que hoy nos ocupa se sintió confuso en muchas partes del proceso él solo y añoró mucho el trabajar junto su viejo amigo Walter Becker, en la formación que tantas satisfacciones les ofreció en los años 70.

De todos modos, Donald es un superdotado de la música capaz de componer maravillas como la pegadiza “I.G.Y.” (International Geophysical Year) con su fusión de sintetizador, saxos y piano, la cual detalla cómo imaginaba Donald de manera futurista, con sólo 10 años de edad, la ciencia en base a uno de sus novedosos programas a finales de los 50. Sobresalen también “Green Flower Street”, donde aparece de nuevo el nervioso y adictivo sintetizador de Fagen desenvolviendo romances y violencia en Chinatown, además de “New Frontier” , modulado tema con un llamativo solo de armónica, ironizando sobre refugios de bombas contra supuestos ataques comunistas durante los primeros años de la Guerra Fría pero utilizados para parrandas y por parejas enamoradas.

“Ruby Baby”, es una muy aceptable versión original de Leiber/Stoller y homenaje a su chica-rubí. A continuación, encontramos la canción que da título al LP, donde un ficticio D.J. Lester “Mosca nocturna”, destila monólogos de radio-jazz ( otra de las ensoñaciones del Fagen niño en los años 50, reflejado además en la portada). Los cinco cortes superan la media. Sin embargo, para mí, sobran la aburrida, empalagosa y estandarizada “Maxine”, o sea,  una baladita sobre un amor idealizado en la época universitaria o se salen bastante de punto las pachangas finales como “The Goodbye Look”, relativamente insustancial bossa nova con sus correspondientes acordes caribeños y estivales que acompañan esta historia sobre despedidas amorosas e hipotéticas conspiraciones militares en Cuba y “Walk Between the Raindrops”, la historia de un rabino mago, un tema que desprende una llovizna del latin-swing de Miami, aunque con influencias aplicadas de forma descompensada con respecto a la mezcla tan milagrosamente pura a la que nos tiene acostumbrados Donald.

Me da la sensación de que en esta misma zona postrera del disco el de New Jersey está fuera de su estilo y hubiera sido mejor dejar estas cosas para especialistas como Manhattan Transfer o Matt Bianco. Una prueba de todo ésto podría ser que Fagen jamás retornó a composiciones como las de la parte final de The Nightfly. De todos modos, el popular LP consiguió el Platino, entrar en el Top 20 en Estados Unidos e Inglaterra, además de varios reconocimientos internacionales,

Aún así, estoy totalmente en desacuerdo con la opinión mayoritaria de que éste sea su mejor disco en solitario.  Creo que, aunque el groove es absorbente como siempre, visto desde otro otro ángulo y en ciertos instantes, este álbum suena demasiado comercial para la honesta mentalidad musical de Donald Fagen. Matizar que en España, The Nightfly es lo que más conoce la gente de Fagen, (junto a “Do it Again”) y como uno de los datos positivos, apuntar era uno de los álbumes favoritos del malogrado genio Antonio Vega (vaya un recuerdo también para este inigualable músico español). Eso sí, la abultada injusticia llegó cuando la propia obra fue nominada a 7 Grammys pero no le concedieron ninguno, en 1983.

Después de este LP, el intérprete tratado hoy también  compuso dos excelsos temas sueltos, “Big noise, New York”, en 1984 y “Century’s End”, para el film Noches de Neón de 1988, aunque tampoco se prodigó mucho más en crear temas durante esta década por culpa de sus problemas de ansiedad y por bloqueos creativos debido a su puntillosidad ultra-extrema.

Donald Fagen es así, es mítico por ésto para bien o para mal, así hay que aceptarle.

KAMAKIRIAD (1993)

Tras una frustrada reunión compositiva con el propio Walter Becker, en 1986 y la misma circunstancia de fallida tentativa para un segundo disco en solitario de Fagen en 1988, por fin, en 1993  sí que apareció un nuevo álbum de Fagen, llamado éste Kamakiriad y junto con el mejor colaborador posible: el propio Becker. Éste último, colabora aquí en tareas de producción y firma a medias una composición, la balada “Snowbound”, es decir, fiesteras gentes nocturnas, luego durmientes al sol en una ficticia ciudad de hielo. Los dos antiguos compañeros de la Universidad Bard trabajan mejor juntos, sin duda. Dentro de los habitualmente ultra-concienzudos métodos de grabación del álbum, un ejemplo es cuando, el propio Donald Fagen intentó persuadir a los doce ingenieros del álbum para trabajar en este álbum el mismísimo día de Navidad, de 1992.

El disco goza de una rotunda unidad y recupera buena parte del sofisticado sabor “steely” de Gaucho o Aja, así que para mí Kamakiriad, dicho sin ningún titubeo, es el más puro y mejor disco de Donald en solitario e, incluso el mismo Fagen, declaró públicamente, por ejemplo, que Kamakiriad es un trabajo más rítmicamente agresivo y más maduro que The Nightfly. Si lo dice él mismo, yo le creo. Así que, ¿se abriría un debate: LP del 82 “versus” disco del 93?

Como un Philip K. Dick del rock and roll, el teclista de New Jersey se monta en un vehículo especial, muy de ciencia-ficción y con él recorrerá una bien asfaltada carretera vital de ocho canciones como “Trans-Island Skyway”, funky jugoso con una batería y teclados soberbios y que trata sobre el coche de marras, el “Kamakiri” (“mantis religiosa” en japonés), con el añadido de que el narrador invita luego a subir al vehículo a una bella mujer. También hallamos “Countermoon”, con ese estribillo y ese coro tan descarado que adorna una reflexión sobre el curioso influjo de una luna que produce desamor. En “Springtime”, no dejamos de bailar funk en un emocional y fantasioso parque de atracciones (¿tomó nota Jamiroquai de esta canción?). La mezcla perfecta de rock-funk-soul-blues de “Tomorrow’s Girls” nos transporta a musicadas imaginerías “fagenianas” de hombre maduro sobre una invasión de exuberantes mujeres espaciales, las cuales se disfrazan de amas de casa y acompañado todo ello de un oportuno solo de guitarra del recordado Walter Becker.

Sigue el relativamente romántico y sofisticado rythm and blues “Florida Room”, con la colaboración de su esposa Libby Titus, la cual ayuda en la letra sobre la habitación de Florida. El sentimiento soul de “On the Dunes” nos conduce a la calma absoluta y duradera pero padeciendo, el protagonista, una importante depresión al recordar una ruptura de pareja, en una visita a las imprevisibles dunas (el corte fue escrito por Fagen en 1983 y es que muchas de las canciones de Kamakiriad son una alegoría de sus experiencias ochenteras). Se termina con la fresca y enérgica “Teahouse on the Tracks”, que profundiza sobre consideraciones vitales en un club nocturno: aquel lugar le anima y el conductor decide no rendirse y continuar el viaje.

Todo resulta una bien sincronizada colección de cortes con letras surrealistas que cavilan -en el fondo- sobre la mediana edad. Un octeto de diamantes superiores y pulcros en su sonido que se me hacen hasta cortos en su duración.

A pesar de su aparente modernidad, el LP bebe de ríos clásicos como el soul de los 60 o el funk 70 de Sly Stone o Earth, Wind & Fire. Apuntar también que Kamakiriad costó casi un millón de dólares en todo su proceso, al igual que el propio Gaucho, de 1980.

Este conceptual trabajo está dedicado a Dorothy White (tristemente fallecida, ex – pareja de Fagen y autora de varias portadas de los LPs de Dan). El ameno y refrescante automóvil de ciencia-ficción rodó hasta un merecido Nº 10 en las listas del Billboard y vendió casi un millón de copias.

Después, en 1994, Fagen colaboró y toco en el álbum de Walter Becker, 11 Tracks of Whack, devolviéndose así el favor a su socio. Todo aquello provocó que, por aquellas épocas, se produjese el histórico y épico momento de la reactivación de Steely Dan, tras 13 años de hibernación del proyecto con varias giras e incluso dos nuevos álbumes de la banda.

MORPH THE CAT (2006)

Si desde el primer al segundo disco pasaron, nada menos que once años, para este tercero transcurrieron otras 13 primaveras con un Fagen, de nuevo en plan autobiográfico y con el  con el título Morph the Cat, nombre que parece como si hubiera salido de la famosa novela de William Burroughs. Es habitual encontrar en las narraciones de Fagen a personajes tan estrambóticos como “Aros” McCann, “Jive” Miguel o el fantasmal “gato” de este 2006. El disco está dedicado a su madre, Elinor (la cual había fallecido en 2004) y a su esposa Libby Titus.

La canción inicial que da título al disco te encandila con ese curveado órgano de Fagen y esa trompeta traviesa de local jazzero, que da pequeños saltos de gorrión a partir de la mitad del corte. El guitarrista Jon Herington también logra absorberte en el reprise del corte que remata el CD.

El resto de temas son aceptables, de cierta calidad, pero sin superar cotas anteriores, como el single “H Gang” (sobre una ex-convicta). Aparte de la canción que da título al LP, saca bastante la cabeza el inquieto funky revival de “Brite Nitegown” (dedicada al comediante W.C.Fields). Opino que, quizás, es un repertorio reservado ya para incondicionales de Fagen, donde el estilo y el sonido es mucho más cerrado y selecto que el asequible y aclamado The Nightfly y le falta -por algún momento- la pegada refinada y unitaria de Kamakiriad. Habría que preguntarse si el de New Jersey comenzó aquí a imitarse a sí mismo y si la fórmula no pareció ya algo exprimida.

A pesar de todo, por ejemplo, las afables “What I Do” (homenaje a Ray Charles), “The Great Pagoda of Funn” o “Security Joan” (sobre fantasías eróticas en el control de seguridad de un aeropuerto), etc., desprenden trazos puntuales de excelente rock-jazz y la música de Fagen nunca sale perdiendo cuantas más escuchas le concedes. Se da la peculiaridad de que, durante la grabación, los “colaboradores” Harlan Post Jr., Phonus Quaver e Illinois Elohainu, no son sino seudónimos utilizados por el mismísimo Donald cuando éste hace sonar un parche de muestra de bajo, flauta y vibráfono en un sintetizador, con el cual se intenta replicar dichos tres instrumentos reales comentados.

En 2007, éste álbum en formato CD/DVD, ganó un Grammy correspondiente al “Mejor Sonido” con su Sorround Dolby Digital/DTS 5.1. Las opiniones periodísticas se dividieron en cuanto a Morph The Cat.

Conceptualmente, resulta un álbum donde las letras giran sobre el 11-S, el gobierno estadounidense de ese momento, el existencialismo, la vejez, los espíritus y el final de la vida, cerrando así el vital círculo fageniano: adolescente (Nightfly, 1982), mediana edad (Kamakiriad,1993) y la propia senectud (Morph, 2006). En otras palabras, que se completó la trilogía (supuestamente sobre sí mismo) de Fagen en sus discos en solitario, lo cuales se editaron en un pack de 3 CDs en 2007.  

El propio artista declaró para el medio MP3.com.:“La principal diferencia entre un disco de Steely Dan y uno mío es que el propio es un poco más personal y subjetivo, más autobiográfico.”

Por otro lado, hasta ese momento Donald Fagen nunca había tocado en directo para promocionar sus álbumes en solitario, algo que comenzó a ejecutar en aquel 2006 el músico de New Jersey, precisamente con actuaciones en su ciudad natal y lógicamente, interpretando los temas del mismo Morph The Cat. De cualquier forma, no mucho tiempo después reanudaría su actividad con Steely Dan, aunque únicamente en vivo, algo que le tendría lo suficientemente ocupado como para no editar otro LP, él solo, hasta 6 años después.

SUNKEN CONDOS (2012)

¿Posee ciertas reminiscencias la portada de Sunken Condos, en algún sentido, con respecto The Royal Scam de 1976?

De momento, podría ser un reflejo de los problemas económicos del mundo o también una metáfora referida, de nuevo, a la propia vejez y a diversos problemas personales del artista tratado. Como a muchos de sus coetáneos también a un genio como Donald Fagen le puede llegar un leve agotamiento de la inspiración musical aunque, por descontado, pueda seguir habiendo muy buen material y epatantes coletazos sonoros de rock-jazz, R&B, funk o blues.

En su cuarta apuesta, “Condominios hundidos”, que es como se traduce la frase principal de esta obra, el autor efectivamente aún se mantiene a flote en instantes de relativa frescura y clase, aunque sin ya alcanzar épicas cotas anteriores en solitario, recalco.

Uno de sus habituales colaboradores, el trompetista Michael Leonhart, se ofreció a co-producir el trabajo junto al propio interesado y a ayudarle, activamente, con los teclados y la batería.

El planteamiento consabidamente “ultra-cool” comienza con la ondulante “Slinky Thing”, una historia de amor mal vista por la sociedad entre un hombre mayor y una mujer joven, recordando ese argumento a algunas composiciones de Steely Dan como “Hey 19” o “Janie Runaway”. Algo después, el trotón funk-dance marcado por los nerviosos metales y por la dinámica armónica de William Galison, “I´m not the same without you”, habla acerca de diversas maneras de recuperarse de una separación de pareja.

Continua el funk-jazz-filtrado-por-Fagen “Memorabilia” que trata de extraños y perversos coleccionistas sobre sucesos de la era atómica , pasando por el sentimiento bluesy de “Weather in my head” que es una metáfora acerca de ciclones de la mente de Fagen, basados éstos en el tiempo atmosférico exterior y con la propia composición de la canción como terapia (de impactante categoría la guitarra de Jon Herington, por cierto)  y terminando la primera parte del disco, la pop-jazzy “The new breed”, la cual da la vuelta a la situación de la propia “Slinky thing”, hablando este quinto corte de una mujer madura, la cual prefiere a un joven de la era tecnológica en vez de a un hombre mayor; siempre con el sempiterno tono irónico que gasta Fagen.

El vibrante acelerón de funky más puro de “Out of the guetto”, resulta una versión del original de Isaac Hayes e irrumpe como uno de los momentos más llamativos e inspirados de la obra en cuestión, unido al matiz judío que le da el mismo Donald Fagen al significado del tema. Los extraños violines le aportan un final realmente jugoso a este “cover”.

“Miss Marlene” va de una exitosa jugadora de bolos de los años 50 que es atropellada mortalmente por un taxi. La misteriosa “Good stuff” trata sobre cierto sector de la “Cosa Nostra” de Nueva York y varios crímenes donde se ven envueltos unos personajes  sórdidos que recuerdan mucho a letras de Steely Dan. Siempre implicado en ritmos groovy, a Fagen se le da como a nadie, hacer mover la cabeza del oyente de adelante hacia atrás. El remate de “Planet D’Rhonda”, protagonizado por una mujer aún joven de entre 19 y 38 años (según la letra), la cual lleva un jaranero ritmo de vida y de nuevo, trayendo por la calle de la amargura a un hombre mayor.

Siempre con el inconfundible sello de su creador, Sunken Condos podría , tal vez, ser una especie segunda parte mejorada de Morph the cat, aunque repito, ya sin llegar ambos álbumes, de 2006 y 2012, al carisma de The Nightfly o de Kamakiriad, como apunté anteriormente.

En relación todo lo dicho, aunque considero que los cuatro trabajos en solitario de Donald Fagen, no alcanzan ninguno los niveles ni la irrepetible magia de los LPs de los legendarios Steely Dan, sí que el teclista norteamericano, por su cuenta, también consiguió excelsas e interesantes prestaciones y merece la pena prestarle toda la atención al tema. Solo resta una duda, ¿editará un quinto disco Fagen en 2019 o 2020? Aguardemos que así sea.

10 comentarios en «Especial: Donald Fagen – Sus discos en solitario»

  • el 10 enero, 2019 a las 10:06 am
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    Enhorabuena a la revista Muzikalia y, por supuesto, a quien considero el más autorizado en todo lo relativo a «Steely Dan» y sus componentes fundadores, Txus Iglesias, por esta publicación sobre la obra en solitario de Donald Fagen. Recuerdo que en una ocasión le comenté a Txus que mi disco favorito del Fagen era «Nighfly». Ahora rectifico, porque últimamente he reescuchado el «Kamakiriad» y, definitivamente, he llegado a la conclusión de que es su mejor disco y con diferencia, porque su sonido es más pulido e invita a visionar una odisea espacial jazz-funkyniana. «Nightfly» efectivamente es un disco más comercial, y como afirma Txus, el más conocido por estos lares, ya que «I.G.Y» por aquel 1982 sonaba mucho en las discotecas como tema bailable, y, por supuesto, en las emisoras de radio.Por tanto, coincido con Txus en que es su mejor trabajo en solitario. Reitero, magnífico reportaje y gracias a Txus y Muzikalia.

  • el 10 enero, 2019 a las 11:52 am
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    Muchísimas gracias por todo su aporte en el foro de MUZIKALIA, a JOAN SERRA, al cual también considero una experta opinión en temas de DONALD FAGEN, WALTER BECKER y STEELY DAN.

    Coincido contigo, Joan, efectivamente, en que «KAMAKIRIAD» es el Mejor Disco de Donald Fagen en solitario, aunque respeto las opiniones de otros fans, acerca de las preferencias hacia cualquier otro disco en solitario de este legendario teclista y cantante estadounidense.

    Un saludo para todos los seguidores de Fagen, Becker y uno de los 10 mejores grupos de la historia como son STEELY DAN.
    En Muzikalia, tenéis también dos reportajes especiales acerca de la propia banda de Nueva York.

  • el 10 enero, 2019 a las 11:06 pm
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    Muchas, no, inmensas gracias a Muzikalia y a Txus Iglesias por alegrarnos el día (o la noche o el momento elegido) al leer esta inédita recensión de la trayectoria en solitario del genial Donald Fagen, alma máter, junto al malogrado Walter Becker. Desconocía el aniversario, por lo cual la sorpresa ha sido tan mayúscula como maravillosa. Pese a conocer toda la discografía en solitario de Fagen, es un placer redescubrirla con tan buen cicerone al mando como es Txus, máxima autoridad hispana en la materia, como bien dice Joan Serra, al que tambiénndedico un muy cordial saludo, por ser el seguidor con más conocimiento y oficio, junto al anteriormente citadok, y de los pocos por aquí, que creo que pueden decir que han visto a Fagen y a Steely Dan en directo. Un placer también revisitar esos entrañables videos y temas que se enlazan en el artículo. Desde el cariño, respeto y aprecio por su conocimiento a Txus y Joan, y como bien saben ellos, mi elección primera como aficionado y seguidor musical, es el disco «Nightfly», pequeña gran joyita donde las haya, y decisión plenamente subjetiva. No he encontrado la cohesión (pese a la unidad conceptual de «Kamakiriad», mi segundo en preferencia) musical, en el resto de discos, tantos colaboradores de lujo, unos temas como «New Frontier» o «The Nightfly», y la producción reconocible de Gary Katz. Eso, sí, mi reconocimiento y agradecimiento a los compañeros antes citados sí que es objetivo y bien fundamentado. Por muchos años, Donald, y que se te pueda recordar muchas más veces en este entrañable web de Muzikalia.

  • el 11 enero, 2019 a las 3:30 am
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    Enormes gracias por su extensos comentarios, aportes y frases, aquí en Muzikalia a otro experto en Steely Dan como es F. Xavier Gállego.

    Muy comprensible, por descontado, también que escojas, F.Xavier, de «The Nightfly» (1982) como tu disco favorito de Donald Fagen, en solitario, ya que es un disco especial y mítico también, aunque mi favorito sea «Kamakiriad», de 1993.
    Mucha gente prefiere el LP del año 82 o incluso, habrá gente que elija algún otro disco de Fagen él solo, como los del 2006 y el 2012; todo ello muy respetable siempre también.

    Un saludo

  • el 16 enero, 2019 a las 8:36 pm
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    Pues felicidades a Donald Fagen, y por supuesto a Txus por el artículo.
    Ha sido inevitable volver a escuchar sus discos, Fagen me llevó a SD. Descubrí «I.G.Y.» por la radio y ya no paré, así que a «Nightfly» le tengo mucho cariño, puede que sea el menos «steely», por lo que puede ser también, el más «fagen». «Kamakiriad» es más robusto en cuanto a concepto y elaboración, creo que es mejor trabajo, pero no diré cual de ellos es mi preferido, por que no lo sé. «Morph the Cat» y «Sunken Condos» los dejo para otro día, destacar «Security Joan», es muy vacilona. Creo que fagen siempre se ha expresado, más o menos, en el lenguaje «steely» y en este sentido no ha asumido demasiados riesgos, esto quizá derive en – como dice Txus – repetirse a sí mismo, no se… solo deseo que sea feliz, que cumpla muchos más y si puede hacernos gozar…pues mejor. Ah el otro día descubrí esto : https://www.youtube.com/watch?v=3IoVcBo0eDg .

  • el 26 febrero, 2019 a las 4:20 pm
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    Muchas gracias a Miguel Romero por su estupendo comentario, por sus opiniones y por sus experiencias con todo el tema y los discos del gran Donald Fagen, todo ello aquí en MZK. Saludos.

  • el 30 marzo, 2019 a las 9:47 pm
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    Gracias, Txus, por el estupendo artículo.
    Me alegra que sigas analizando a estos geniales músicos, sobre todo Fagen, y que sigas aportando datos interesantes sobre lo que rodea a estas vidas musicales.
    En cuanto a Nightfly vs. Kamakiriad (como si fuera un duelo de extraterrestres), ya sabes que siempre he destacado The Nightfly, aunque me resultan muy interesantes tus sólidos argumentos para poner por encima Kamakiriad. Lo cierto es que son discos maravillosos y no hace falta posicionarse, pero creo que has obviado algo importante: la época, la diferencia de años; Nightfly es un adelantado a su tiempo y aunque tenga algún tema menor es una obra maestra, sobre todo por ser del 82; sus arreglos detallistas son magistrales.
    En cuanto a Steely, cada vez me quedo más con Aja.
    Estaremos de acuerdo en que lo mejor es disfrutar de tantos y tantos temas extraordinarios, sin importar de qué grabación sean. Esta había sido mi breve «recomendación» de hace ya más de diez años:
    http://bit.ly/jamdan
    Saludos a todos los fans. Un abrazo, Txus.

    Jose
    JamSession.es

  • el 3 octubre, 2020 a las 6:06 pm
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    Hola, escribo desde Argentina, lo unico que puedo decir es que cuando quiero escuchar buena musica sin mayores pretensiones que disfrutar, solo eso (nada menos en estos tiempos oscuros!), voy directo a los discos de Steely Dan y Donald Fagen. Saludos.

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