Nudozurdo – Ultrapresión EP (Everlasting Records)

¿Y quién nos dice que el EP no sea el futuro de la música? Discos breves, de cinco o seis canciones, donde se concentre la esencia de una banda en menos de media hora. En ésto siempre ha sido un experto Nacho Vegas. Ahora llega Nudozurdo, y no precisamente con una avanzadilla de lo que vendrá, sino más bien con los recuerdos rescatados directamente del córtex de Tara Motor Hembra.

Las cinco canciones de Ultrapresión pertenecen a las sesiones de grabación del último disco de los madrileños; un material remezclado y con las voces grabadas de nuevo que cae del cielo como el Mesías financiero anunciado con carteles de neón. Esto funciona así: todo lo que llegue de Leo Mateos y compañía será siempre recibido como una preciosa píldora de irrealidad que mejora nuestras experiencias e inunda nuestras esperanzas de huida espiritual.

Poco menos de media hora es suficiente para ver desplegado el abanico de posibilidades del universo de Nudozurdo. Contundencia, psicodelia salvaje, embrutecimiento y desnudez interior, evasión mental y lírica desconcertante. Las letras de Leo Mateos son siempre controvertidas, por incomprendidas, y es verdad que en esta ocasión hay algún que otro tropezón; pasa en “Hasta que se parezca”, pero de repente Mateos sale con “maquíllate las venas” y te olvidas de monos y focas. En general, sin embargo, el nivel de Ultrapresión es notable. Como siempre.

El EP es para apagar las luces y hundirse en uno mismo. “Cementerio de errores” es un frenesí de guitarras afiladas y aires flamencos, una de esas artimañas que inducen a la hipnosis a base de ruido, órdenes claras y promesas de renacimientos ígneos (“te esperaré cerca del fuego”). “Contigo sin ti”, recuperada del ostracismo que le impedía aparecer en un disco pero no pasearla en directo desde hace años, es un medio tiempo de ecos y espejos, un emocionante retrato dicotómico con un precioso armonio de fondo.

“Chicopromo” es la niña bonita. Todo lo que se espera de Nudozurdo está en esta canción. Banda a pleno rendimiento, inspirada, con bajo poderoso; historia de disfunción vital e inadaptación social, entre la asimilación y la extrañeza propia; y Leo Mateos, con esa voz y esos giros de genio loco que grita su verdad mientras se lo llevan por los brazos al psiquiátrico. Seis minutos y veintidós segundos de evasión corpórea hacia un lugar oscuro y brillante.

“Hasta que se parezca” es quizá la canción más complicada de digerir del EP. Musicalmente, su estructura es perfecta: toda ella es una espiral que te atrapa sin opción. La letra, con la salvedad anterior, es lo que menos parece encajar. Eso sí, su vínculo aparente con “Hasta que acaben por confundirnos”, de su primer disco, es orgásmico. Y Ultrapresión se cierra con “Campamento dorado”, un medio tiempo de reflejos orientales, entre lo épico y lo onírico, húmedo y borroso, como un capítulo de Houellebecq.

Una vez escuchado el disco, es conveniente tener presente que Ultrapresión son los descartes de Tara Motor Hembra. Las canciones siempre acaban por encontrar su sitio; en el caso de las de Nudozurdo suelen encontrar acomodo en lugar elevado. Por encima de la media.

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