Alado Sincera – Pacífico (Repetidor)
España se hunde, y la crisis parece haberse filtrado en el (hay que ir renombrando términos) indie patrio como material de moda para nutrir canciones. Lo hemos oído en Nacho Vegas o en el Grupo de Expertos Solynieve, y los ecos nos llegan de forma más críptica en el nuevo trabajo de los barceloneses Alado Sincera, un cuarto movimento decididamente escorado hacia el post (-core, -rock) que resulta menos impactante, y sí bastante más banal, de lo que su secreto y entusiasta recibimiento parecía indicar.
Registrado en directo en los estudios Ultramarinos de Santi García (buscad su firma en discos de Charades, Madee o No More Lies), en apuesta decidida por el proceso analógico, Pacífico es intachable en su primera capa (sonido, brillante ejecución), pero discutible en las sucesivas. El problema está en sus antecedentes. Es difícil apartar la vista de Alado Sincera sin apoyarse en el recuerdo de los referentes que les sustentan, y que no excluyen a Karate, Slint, Sunny Day Real State o June of 44: el rock tenso, dislocado, matemático y tormentoso que tan fácilmente identificamos como parte de la cartografía sonora de los años noventa. En cierto modo, Alado Sincera han decidio consagrarse a una tarea no diría que innecesaria, pero sí difícil: retomar una manera de hacer música que en algún momento trató de ensanchar los límites expresivos del formato canción, con mayor o menor fortuna o efectismo, pero en muchos casos con reformulaciones rock realmente brillantes. Pacífico se queda en el trazo grueso, en un logrado ejercicio formal que ni atrapa ni muerde, por no decir que se estanca en donde el post-rock tuvo alguna vez un punto de partida desde el que espolear nuestros oídos y nuestro cerebro: la voluntad de derribar esquemas y normas establecidas sin renunciar a un concepto tan manoseado como el rock, pero mezclando de nuevo las cartas de silencio y el ruido, el ritmo y el tempo. Lo de los actuales Alado Sincera es otra cosa: una especie de reinvención algo más angulosa y arty del pop inane de sus primeros discos. Ni más ni menos.
Volvamos al principio: el cuarteto ha hecho también, al parecer, un disco político y afilado; su particular visión de un país en caída libre. El hermetismo de sus letras puede esconder el bosque, pero el disco no excluye reflexiones sobre el resquebrajamiento del estado de bienestar, la alargada (y siniestra) sombra de los medios de comunicación de masas, la burbuja inmobiliara y todo lo demás. Vuelve la canción protesta, ahora abstracta y esquinada: “Para los machos despachos / contra las duchas escuchas / la ley actúa”. O “Paredes pasmosas en la carrera de hostias / cuando la casa esté encendida / saltos mortales a la piscina”. Imagino que los Alado Sincera se ríen por no llorar, y no están las cosas para menos.