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Ash – Free All Angels (Edel Music)

Supongo que nadie dudará que en “1977”, su primer álbum, encontramos algunos de los hits de la escena independiente de los últimos años, sólo hay que escuchar ‘Girl From Mars’. Y supongo que todo el mundo coincidirá, además, en que el segundo trabajo de los británicos -“Nuclear Sounds”- se ha quedado en un experimento fallido.

Así, llegamos a este tercer disco, “Free All Angels”, en el cual, afortunadamente, Ash vuelve a sus orígenes. Infinidad de calificativos han acompañado a este grupo, desde el punk-pop hasta el clásico pop-rock. Pero, para qué complicarnos, simplemente se trata de una banda de melodías frescas y en ocasiones pegadizas (que no equivale a vulgares), todo ello acompañado de una rabia juvenil.

Los trece temas que contiene “Free All Angels” no dejan a uno indiferente, se cuelan rápido en tu vida, pero tan rápido como suben a nuestro olimpo musical, también bajan, aunque uno siga reconociendo que está ante un puñado de buenas canciones y no ponga reparos en escucharlas tantas veces como haga falta.

La voz de Tim Wheeler conserva ese punto intermedio entre la energía que tenía en sus inicios (con 17 años) y la candidez con la que envuelve las canciones más emotivas. El álbum que nos ocupa es, entonces, una muestra equilibrada de brillantes canciones. Por un lado, nos ofrecen esos ‘muros’ construidos a base de guitarras poderosas y voz enérgica; por el otro, firman con gran nivel los ritmos más lentos y dulces, donde las guitarras dejan un mayor protagonismo a una melodía preciosista.

En el primer bloque, se encuandran títulos como “Burn Baby Burn” (arrolladora), “Cherry Bomb”, “Submission”, “Pacific Palisades”, “Shark” y “World Domination”, siendo estas dos últimas las referencias más claras de la vertiente agresiva del grupo. Estas canciones oscilan entre la rabia más pura de éstas últimas y el mayor gusto por una melodía, como las dos primeras

En cuanto al otro extremo, las muestras más emotivas, que se disfrazan de baladas en alguno de los casos, simplemente nombramos el resto de los temas. La elegancia de «Candy», la brillante “Someday”, el estribillo pegadizo de “Sometimes” o la evocadora “There’s A Star”.

Las tres canciones que completan el álbum se situarían más bien en un punto intermedio. Ahí, nos encontramos el acertado primer single –“Shining Light”-, que alcanza un gran nivel pese a su sencillez. Y revestidos de melodía dulce, a la vez que con unas guitarras que destilan fuerza , también rescatamos las dos restantes: “Walking Barefoot” y “Nicole”.

En resumen, un disco recomendable, compuesto por trece temas directos y que no tienen desperdicio. Eso sí, hay tres por encima de la media: “Shining Light”, “Sometimes” y “Someday”. La pena es que el subidón no dura eternamente.

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