Nacho Vegas y las esferas invisibles – Teatro Filarmónica (Oviedo)
Una entrada al Teatro Filarmónica abarrotada de gente muy heterogénea bastante tiempo antes de las 20:30 h hacía sospechar de la expectación del público asturiano ante la presentación del disco de Nacho Vegas Cajas de Música Difíciles de Parar (Limbo Starr, 2003).
La banda no se hizo esperar y arrancaron el concierto con la que -y es sólo una opinión- podría ser la mejor de sus canciones, «El Angel Simón» perteneciente a su anterior trabajo Actos Inexplicables(Limbo Starr, 2001). Silencio absoluto en el teatro y la base rítmica acompañando los latidos de nuestros corazones mientras Nacho nos empezaba a relatar una de sus historias más tristes. Llegando al estribillo se produce el estallido de sonido típico de una banda que lleva muchas horas de ensayo detrás, que se conocen bien y que logran una ejecución precisa de los intrumentos.
A este gran tema le siguieron «La Plaza de la Soledá» y «Etcétera», ambos incluidos en su reciente doble álbum. A mitad del concierto la sorpresa vino de la mano de «El Fulgor», base para el film de Ramón Lluis Bande del mismo título, donde el autor explica el proceso de composición (y perversión) de una canción desde que nace hasta que llega al público, muy recomendable sin duda.
Nacho Vegas mejor que nadie ha heredado de Manta Ray ese gusto por reinventar las canciones sobre el escenario; por ejemplo, en la parte final de «El Salitre», los instrumentos van poco a poco bajando el volumen y la voz de Nacho pasó de cantar a recitar y a simplemente hablar mientras que la música se apaga por completo dejando a un intérprete cada vez con más tablas y seguridad en el escenario sólo con (ante) sus miedos.
La afrancesada «Gang Bang» y el tremendo pecado del desgraciado «Ezequiel» dieron paso a otro de los temas estrella, «En La Sed Mortal», que sigue sorprendiendo a cada escucha por su abrupta sinceridad repleta de los ya característicos guiños irónicos de Nacho, ya lo sabéis, ya van siete años de penas.
Finalizamos la sesión con la estremecedora «Sólo Viento» y acto seguido le brindamos una calurosa ovación para dar paso a los bises. El primero de ellos es un tema nuevo (todavía sin título) intrepretado sólo por Nacho Vegas y su guitarra acústica. Seguidamente pudimos escuchar la ya clásica versión de Townes Van Zandt, » Miss Carrusel» y ya para despedirnos una particular lectura (también de la letra) de «En El Jardín de la Duermevela» con un largo y excelso final in crescendo.
Sin lugar a dudas uno de los grandes conciertos del año, Nacho con una banda cada vez más unida y asentada que logran un sonido depurado y una emoción extrema en todo momento.